Familia de Campo Grande veló y enterró al muerto equivocado

Martes 7 de julio de 2015 | 07:19hs.
La fosa destinada para Alfredo. | Fue ocupada finalmente ayer pasadas las 16 en rápida ceremonia. | Foto: Daniel Villamea

Los familiares y amigos de Alfredo Bubanz (55) sufrieron dos veces el impacto de su partida. Primero al enterarse de su deceso, víctima de una enfermedad terminal, en la ciudad de La Plata. Pero luego tuvieron que exhumar el cuerpo, sepultado en el cementerio local, ya que habían despedido al cadáver de otra persona.

 

En medio del dolor por la irreparable pérdida, la familia tuvo que lidiar con papeleo y burocracia extra, debido a la inexplicable equivocación en que habrían incurrido los responsables de la morgue del Hospital de Agudos Dr. Rodolfo Rossi, de La Plata, donde Bubanz dejó de existir a mediados de la semana pasada.

 

La historia suena inverosímil, como extraída de un cuento de terror, pero ocurrió y tiene como protagonista a un misionero nacido en Campo Grande que hace 20 años se mudó a Buenos Aires en busca de un mejor futuro para los suyos.

 

Separado y padre de cuatro hijos, a mediados de abril comenzó a sentirse mal y consultó con su médico de cabecera, quien le recomendó estudios más complejos que determinaron que sufría cáncer.

 

Inició el tratamiento pero la ciencia no pudo hace mucho ante el avance de la enfermedad. En consecuencia, falleció y sus hijos decidieron cumplir su último deseo: ser sepultado en Campo Grande, en la parcela contigua a la de su padre Guillermo.

 

Una hija y una sobrina cumplieron con el protocolo de identificar el cuerpo en la morgue del Hospital Rossi. Luego, supuestamente, fue trasladado vía aérea hacia Posadas, desde donde lo transportaron a esta localidad.

 

“El miércoles recibimos el cajón cerrado, porque ya habían pasado muchas horas y el jueves lo sepultamos. De entrada había como algo raro, tuvimos problemas con el salón velatorio y tuvimos que recurrir a otro lugar. También noté que el cajón era chico para mi hermano, pero nunca íbamos a pensar que mandaron mal el cuerpo”, señaló Ana Bubanz (75), hermana del difunto.

 

Fue el sábado, a las 48 horas de la inhumación, cuando recibió el llamado de una de sus hijas quien la alertó de que había un problema con el cadáver.

 

“Mamá, parece que enterramos un cuerpo equivocado, porque mandaron mal de la morgue”, le dijo.

 

“Yo primero no podía creer, parecía una broma de mal gusto. Pero era cierto y ese mismo día vinieron a retirar el cajón que enterramos. Alguien se equivocó muy feo y nos mandaron un cuerpo que no era”, reflexionó.

 

A primera hora de la tarde de ayer, aún permanecía vacía la fosa destinada para Alfredo Bubanz y sobre la tumba de su padre descansaban unos ramos marchitos, a la espera del destinatario final.

 

“Cuando llegó el segundo cajón, abrimos y miramos, por las dudas. Era mi hermano. Fue un momento corto, pero amargo. Al menos, ahora descansa en paz y en el lugar que él quería”, agregó doña Ana.