"La educación no trabaja los sentimientos”

Lunes 2 de abril de 2012
Santos Benetti. | Psicólogo

La mañana se presta para el diálogo y Santos Benetti busca el mejor escenario en su domicilio  para soltar sus ideas, que tienen la impronta de su formación y las innumerables historias de las que fue partícipe. Sabe lo que es superar obstáculos, fortalecerse en la adversidad y guarda en su memoria todo lo que lo ayudó a crecer y que hoy lo encuentran como un profesional reconocido.
Reflexiona, se acomoda y toma envión para desmenuzar los aspectos que forman parte de la sociedad sentado en uno de sus lugares preferidos, muy distinto a aquel camión en el que viajaba desde su Campo Ramón natal a Oberá para cursar el tercer grado. “Fue terrible ese año (1945). Era un camión que figuraba como colectivo. Le habían puesto unos bancos y después se le hizo el techo, fue el primer colectivo casero, pero llovía, había que bajar, empujar”. Tan terrible fue que ni siquiera recuerda si tuvo maestro o maestra, pero queda patente la aventura del viaje.
Luego llegaron, una breve estadía en el Instituto Gentilini, su formación en Córdoba donde se ordenó sacerdote (ejerció diez años en Buenos Aires) y “la etapa de teología de la liberación y tomé la opción… después vino la persecución, coincidió con la dictadura. Ya había escrito los primeros libros y tuve que exiliarme en España. Y volví cuando subió (Ricardo) Alfonsín”.

En la tierra colorada desde hace diez años, Santos confesó que quiso regresar “a devolver a la provincia, además que me gusta Misiones” y deslizó su primera observación: “Desde la posmodernidad se vive muy por encima, muy desde el celular, la computadora, pero la mente humana sigue anclada, es una provincia muy conservadora, muy cerrada”.

 

¿Esta provincia?
Sí, incluso comparada con otras del país. He dado cursos en todas las provincias, menos Tierra del Fuego. Se nota, que el Nordeste argentino quedó muy atrasado. Si comparás lo que pasa en Santa Fe, Entre Ríos, Neuquén y Mendoza hay una diferencia abismal.

 

¿Y por dónde se empieza?
El mundo no avanza de forma pareja, una cosa es Europa, Estados Unidos, algunos lugares de América Latina, donde se lleva la avanzada de la posmodernidad, y otras naciones, incluso el Sudamérica, donde ha llegado la ola tecnológica. Cuando volví a Misiones, casi nadie tenía celular, además los celulares eran esos aparatos inmensos. Y ahora todo el mundo lo tiene, se reparten computadoras a diestra y siniestra. Es decir se vive la cáscara de la posmodernidad, que en realidad es tecnología. En América Latina en general, llega la moda, el televisor, toda esa parte. Pero hay gente que vive con una mentalidad de la Edad Media.

 

¿Se acentuó en el Interior?
Sí, mucho más. Pensá que en esos países del área islámica que son ultraintegristas y conservadores, pueden manejar la tecnología más moderna. Un ejemplo típico es la educación en Misiones. Se reparten computadoras como empanadas. Ningún docente ha sido preparado para incorporar la computadora, porque la educación sigue siendo anticuada. De hecho una seria crítica a la posible Ley de Educación de Rovira, es volver atrás 50 años. El tema cultural, la mentalidad posmoderna, ni siquiera se habla en Argentina. Acá el autoritarismo siempre estuvo y está presente. No hemos entrado a la posmodernidad. Por supuesto, no hay ciertos excesos, pero la mentalidad obsecuente, el servilismo, la adulación, la falta de espíritu crítico se sigue viviendo. Porque este es un trabajo mucho más profundo, que hay que hacerlo desde la escuela y que supone educadores que entiendan que hoy es diferente hacia dónde va la humanidad. Nuestras estructuras antiguas se basaban en el principio de autoridad y no por nada los regímenes latinoamericanos, el que no era caudillista o dictatorial andaba cerca, con una democracia procedimental: o sea, hay elecciones, la gente vota, andá a tu casa tranquilo, volvé en las próximas elecciones.

 

Para terminar con el servilismo, la obsecuencia, la única manera es fortalecer a la educación…
Fortalecer al sujeto. Lo característico de la posmodernidad es que se desplaza el centro de interés de las instituciones autoritarias al sujeto portador de derechos. Y lo mal que se interpretan hoy los Derechos Humanos, que se los ve sólo en la dictadura.El sujeto es el centro de interés y portador de derechos, no de dádivas del Estado. Siempre me fijo en hechos significativos: va al gobernador a inaugurar una escuela, gran cartel que dice: 'gracias señor gobernador'. ¿Gracias de qué? ¿No se da cuenta la gente que esa escuela se hizo con su plata? He vivido en Europa, y nunca he visto que un pueblo le agradezca al presidente, hace lo que tiene que hacer: gobierna. La escuela es un derecho, no es un regalo del Gobierno. Esa mentalidad servil que existe muy profundamente, adulatoria, te está diciendo que todavía estamos en un régimen paternalista. No es una dictadura, pero el caudillo está arriba y hay una tropa alrededor que aplaude. No hay  autocrítica para nada, lo veo a nivel nacional mucho peor todavía, con Cristina que es autoritaria total, con todo un círculo que aplaude, siempre aplaude. No hay la más mínima autocrítica y cuando hay problemas se los calla.
Misiones ha crecido mucho a nivel material y se instaló bien a nivel turístico, etcétera. Ahora, ¿hay realmente signos de un cambio cultural adaptado a lo que va a ser el siglo XXI? Muy poco.

 

¿Y confía en que la juventud universitaria pueda modificar esto?
La juventud universitaria actualmente está muy achatada, yo que conocí la década del 60, del 70. Las reuniones de jóvenes, se discutía todo el día de temas de política, se participaba. Nada que ver con La Cámpora, que es formar un grupo de choque como lo tuvo Hitler y Mussolini, que son adictos al sistema. Son cabezas huecas que están preparados por todas para defender el sistema. Y darles una serie de favores. Pero la formación política no es defender al Gobierno, sino defender al país, sacarlo adelante. Y acá se confunde siempre al Estado con el presidente. En Europa, lo más normal, todas las semanas, el Presidente de España iba a las cámaras a interpelaciones. Y pasa en todos los países democráticos. Conferencias de prensa, todas las que sean necesarias. Y era lo más común que todo el gabinete va al congreso y ahí la oposición hace las preguntas. Acá esto es imposible y eso es lo que me llama la atención. No porque esté en contra del gobierno, sino que estoy viendo que el pueblo sigue con la mentalidad antigua de autoritarismo. Un autoritarismo que te da muchas dádivas: planes, planes y planes. Pero eso es populismo.

 

¿Y esta sociedad es conformista?
Misiones, por historia, fue una provincia muy relegada. Y hay signos que me preocupan: el miedo que tiene el misionero y el argentino de hacer críticas. De expresar lo que siente. Todo el mundo tiene derecho a opinar, sea de derecha, de izquierda. Acá identificamos a un partido con el Estado, y ese partido utiliza en sus actos la bandera argentina, como si ser argentino implica necesariamente pertenecer a un partido. Eso es típico del fascismo.

 

Señaló que cuando dejó el sacerdocio, la Iglesia no era abierta: ¿hoy modificó esa postura?
Mirá, hay de todo. En la Iglesia tenés gente muy evolucionada, pero eso pasa no sólo en la Iglesia, sino en toda la sociedad. Conviven estratos culturales o mentalidades diferentes y lo bueno es que puedan convivir, puesto que antes prácticamente había un pensamiento único. Y en la Iglesia pasa lo mismo, no es lo mismo Pablo VI que Juan XXIII o que Benedicto XVI. Ahora, cada uno elige una manera de ser y de pensar. Entiendo que con una sociedad democrática todos tenemos derecho a pensar y opinar y ejercer nuestro servicio social desde la originalidad de cada uno.
Esto tiene que ver con la educación, fijate que todo el esfuerzo está en las grandes escuelas, que realmente son espectaculares, pero no en el cambio educativo y metodológico, que tiene que ver con la integridad. Que no es solamente, como dice Rovira en su proyecto -fortalecer las ciencias duras-, no, hoy la educación es la integridad. Hoy se da mucha más importancia a la formación ética y espiritual -que no quiere decir religiosa-, a la formación de los sentimientos, que a la técnica, que la aprende cualquiera en diez, quince minutos. Las ciencias duras no te cambian la cabeza, te dan una instrumentación externa.
Fijate que los grandes problemas de la educación argentina son: que no resolvió la violencia, recién ahora se anima al tema de educación sexual, que anda como puede; no hay ninguna idea de lo que es un trabajo de los sentimientos. Y hoy, todas las ciencias: biológica, antropológica, sociológica y psicológica apuntan a la integridad del hombre desde los elementos fundamentales, que son los biológicos -el tema de las emociones-, el cuidado del cuerpo, el control de los instintos de la adaptación, la racionalidad y el espíritu que nos permite conectarnos con todo el universo.
Formamos una sola humanidad. Y eso debe trabajarse desde un nuevo modelo de educación. El hombre es cósmico, planetario, todo el universo, con las plantas y el universo formamos un solo gran cuerpo y si lo destruimos nos destruimos a nosotros. Esta nueva concepción no entró en la educación y si no entra ahora… Lo que veo es mucha formación técnica o tecnológica.

 

¿Hay un vacío?
Hay un vacío. No hay formación política y ciudadana. ¿Por qué? Porque se mantiene el esquema autoritario, y hay colegios tanto del Estado como privados donde el autoritarismo se mantiene como en las mejores épocas. Además hay un signo claro, ni el ministro de Educación ni el Presidente del Consejo de Educación son educadores, pedagogos. Son administradores. Tampoco lo es el ministro de Educación nacional (Alberto Sileoni). Prácticamente no hay una idea pedagógica interesante.
Se habla de Derechos Humanos y acá, en pleno verano, había cantidad de barrios sin agua. ¿Dónde están los Derechos Humanos? ¿Tenemos un Ministerio que se ocupa? No, porque derechos humanos está pensado solamente en la dictadura, cuando son justamente los derechos que todo ser, tiene a una vida digna. Cómo es posible que acá en Misiones tengamos problemas de agua cuando vivimos arriba del agua. Pero a nadie se le ocurrió que los derechos humanos comienzan ahí. Se gastó una millonada de plata en El Brete como balneario y después descubren que no pueden bañarse porque el agua está contaminada. Cuántas casas tienen baños como la gente. El derecho a trabajar, no a recibir una limosna, un plan. Eso es dádiva, tarde o temprano eso va a terminar mal. Tenemos esclavitud sexual, una pobreza impresionante disimulada por los planes. Reconozco los esfuerzos que hay, pero no hay un concepto integral de lo que hoy se entiende por ser humano digno y sujeto de derecho. En los actos de Derechos Humanos siempre estamos con los mismos discursos. Lo viví, pero no estoy con ese recuerdo, ya está, me la jugué y seguimos para adelante. Porque esa es una hermosa pantalla para no ver las violaciones.

 

Hoy hay más focos de violencia, por qué se generan?
Tiene muchos orígenes. Uno de ellos, es que nuestra educación no trabaja los sentimientos. Prefiero, toda la vida -exagerando- un chico ignorante de buenos sentimientos a uno culto de malos sentimientos. Los pueblos primitivos, gente muy sencilla que casi no tiene escuela son excelentes como personas. No hay educación de los sentimientos. Y además oda esta ola posmoderna mal entendida favorece el éxito rápido, y entonces la solidaridad prácticamente es una palabra que pertenece a la vieja época. En la televisión todos se pelean, los programas son de violencia, de sadismo, psicopatía, asesinatos, venganza, los reality show todo son discutir y pelearse. Fijate cuanta violencia hay intrafamiliar. No me acuerdo ver tantos asesinatos conyugales, y de hijos. Y eso no tiene nada que ver con la pobreza, tiene que ver con la educación de los sentimientos.

 

El deporte ¿es una herramienta para esta transformación?
Hay dos grandes herramientas: el deporte y el arte. El deporte socializa, porque es competitivo, pero dentro de reglas. Y el otro elemento gran socializador es el arte. Tenemos quince años a los chicos en la escuela, ¿qué aprenden? Con un 30 % de arte y un 30% de deporte, vos transformás la educación. En general el artista no es violento, por eso la gente los admira. Y falta la formación espiritual; no la religiosa, que depende de cada uno, de los grandes valores del espíritu humano. Cada uno debe sentir su manera de ser trascendente.

 

¿Hay algún indicio que lo ilusione?
La gente de Misiones es muy macanuda. Lo mejor que tenemos es la gente.
¿Los valores se siguen sosteniendo?
Los valores son una abstracción, nadie te va a decir quiero matar a todos los negros, odio a los bolivianos. Ahora, volvemos al tema anterior, cuáles son los sentimientos. No hay valores verdaderos si no hay sentimientos, y el sentimiento nace de adentro. Si vos tenés buen sentimiento, se traduce en respeto al otro. Lo llamás valor de respeto. Se traduce en ayudar al prójimo, lo llamás valor de la solidaridad. Pero los valores en el aire no existen.

 

 

Ficha personal

Santos Benetti
Lic. en Psicología por la Universidad Kennedy de Buenos Aires.
Psicoterapeuta, especializado en terapias familiares y vinculares.

*Especialista en Pedagogía, Psicología de la Comunicación y de la Organización.
Licenciado en Filosofía y Teología.  Profesor de Escuela Media.
Fundador y Rector del Instituto Enrique Angelelli para la capacitación social, política, comunitaria y municipal.

*Creador de la Carrera Terciaria de Gestión Política y Municipal, y de Cursos de capacitación ciudadana y formación de líderes en convenio con la Universidad Tecnológica Nacional y la Universidad Nacional de Rosario.
Autor de más de 60 libros con ediciones en Argentina, España, Italia, Portugal, México, Brasil y Colombia.

*Actualmente continúa su labor como Psicólogo clínico y es Profesor de Psicología de la Personalidad y Psicología de la Religión.

 

 

Por Gilberto Pérez
gperez@elterritorio.com.ar