Caso Knack: Mensajes de texto relacionaría a dos de los detenidos

Domingo 31 de agosto de 2014 | 16:40hs.
Paso a paso. | Se van conociendo más detalles del cuádruple crimen. | Foto: Archivo El Territorio

El análisis de las líneas de telefonía celular de los cuatro detenidos por la masacre de Panambí habría determinado que al menos dos de ellos se contactaron el 25 de mayo pasado, antes y después del hecho, a través de mensajes de texto.


De esta forma, a más de tres meses del cuádruple homicidio de la familia Knack, la investigación se afianza en las presuntas responsabilidades que tendrían el ex prefecto Pablo Paz (51) y Juan Godoy (44), ambos oriundos de la localidad de San Javier.

En los últimos días, la jueza Alba Kunzmann de Gauchat recibió un informe con el detalle de llamadas y mensajes de textos entrantes y salientes de las líneas telefónicas de los detenidos. El análisis estuvo a cargo de personal de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic).


“Se constató que Paz y Godoy se mensajearon ese día en varias ocasiones. Si bien no hay una alusión directa al hecho, se sigue trabajando para arribar a mayores conclusiones. Por lo pronto, estaría probado que el 25 de mayo se contactaron antes y después del robo y ataque a la familia Knack”, indicaron.


Según supo El Territorio, la Saic analizó una veintena de chips de telefonía celular y casi una decena de aparatos y sus respectivas memorias internas. Además, se habría corroborado que Paz, Godoy y el chapista Marcial Alegre (45) mantenían una comunicación constante.


En tanto, las mismas fuentes insistieron con que “hasta el momento se confirmó que los tres estaban en contacto, pero no hay ningún texto concreto que los relacione ni constituya una prueba concreta para afirmar la acusación. También es cierto que las bandas delictivas se manejan en código, con terminología cerrada para evitar ser descubiertos”.


Por otra parte, la jueza que entiende en la causa aguarda el resultado de las muestras de ADN remitidas a un laboratorio de Buenos Aires, con lo que se pretende confirmar o descartar alguna conexión entre los imputados y el hecho.


El cotejo incluye diferentes prendas de vestir que pertenecen a los acusados y tendrían manchas de sangre, un pasamontañas hallado en la escena del crimen y un par de alpargatas que fueron encontradas en uno de los allanamientos en la localidad de San Javier.


La principal prueba
Hasta el momento, la prueba más contundente es la huella del ex prefecto Paz hallada en la escena del crimen, además de los dichos de Cristian Knack (25) antes de morir, quien mencionó que su padre luchó con un “prefecturiano o ex prefecturiano” y le sacó el pasamontañas.


El infortunado muchacho mencionó que conocía al retirado de la Prefectura Naval Argentina porque había comprado varias cargas de madera en el aserradero de su familia, en el kilómetro 7 de la ruta provincial 5.


Hace diez días, la novia de Cristian declaró que antes de morir le dijo que el mismo prefecturiano que reconoció el día del hecho en su casa había comprado madera en el aserradero de la familia tres meses antes.


El testimonio de la joven coincide en la fecha con el aporte que realizó un empleado del aserradero, quien indicó que el ex prefecto compró machimbre por última vez en febrero pasado, oportunidad en la que se movilizó con un vehículo diferente a los dos citados con anterioridad por otros testigos.


Se trata de un camión de cabina blanca, con puertas corredizas y carrocería amarilla. Hasta el momento, los investigadores no dieron con el rodado ni con su propietario.


La investigación del hecho que costó la vida del empresario maderero Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Cristian y Bianca (12) tiene como imputados a Paz, Godoy, Alegre y al suboficial mayor del Ejército Orlando Bueno (52), todos residentes en San Javier.


Con relación al último, los tres testigos aportados por su defensa señalaron que el día del hecho, el militar habría permanecido todo el día en San Javier. Por estas horas, la defensa aguarda el dictamen fiscal sobre el pedido de falta de mérito para la liberación de Bueno, el único de los cuatro detenidos que se encuentra alojado en una seccional policial, ya que los otros tres ya fueron trasladados a la Unidad Penal II.



Testimonio clave
Durante la semana se incorporó al expediente judicial el testimonio que aportó Cristian Knack, en condición de denunciante, días antes de su deceso en el Hospital Madariaga de Posadas.


“Papá luchó con los tipos y le sacó la máscara a uno, ahí le reconocimos al retirado de Prefectura que nos compró madera. Nos ataron a los cuatro, nos tiraron alcohol y nos prendieron fuego. Yo me desaté primero y quise abrir la puerta, pero estaban sosteniendo el picaporte desde afuera. Querían asegurarse de matarnos”, detalló Cristian ante los investigadores policiales que lo entrevistaron a fines de junio.


Detalló que fueron cinco los sujetos que irrumpieron en su casa: “Uno armado con un revólver y otro con un cuchillo”, quienes desde el primer momento actuaron con extrema violencia y utilizaron a su hermanita para forzar a su padre para que confesara dónde estaba la plata.


Los delincuentes exigían un monto superior a los 300 mil pesos en efectivo que había en la casa, al tiempo que de antemano habrían decidido asesinarlos con fuego. “Los tipos llevaron el alcohol”, mencionó el muchacho.


En su declaración, el joven confirmó que el 25 de mayo viajó a Cuatro Bocas, Corrientes, para cobrar una venta de madera. El pago fue realizado por Daniel Alberto Oses, de Buenos Aires, quien hasta el momento no prestó declaración en la Justicia.


“Llegué a casa a eso de las siete de la tarde y me puse a mirar tele con mi mamá. Eran tipo siete y media cuando entraron los cinco tipos, por atrás. Uno tenía un revólver y otro un cuchillo. Nos sujetaron a todos, pedían la plata y me llevaron a la pieza. Me pegaban y pedían la plata. Ahí le trajeron a mi papá, también le torturaron para que diga dónde estaba la plata. Nosotros le decíamos que no había, pero ellos sabían que había. Se ve que alguien les contó. Como no hablamos, trajeron a mi mamá y a mi hermanita, les pusieron boca abajo en la cama y le empezaron a tirar alcohol. Ahí mi papá luchó con los tipos y le sacó la máscara a uno, y ahí le reconocimos al retirado de Prefectura que nos compró madera”, detalló Cristian.


Afirmó que los delincuentes llevaron el alcohol que luego utilizaron para prenderles fuego, lo que marca la premeditación del hecho y una saña demencial.


Como la puerta no tenía llave, sostuvieron el picaporte por un par un par de minutos, pero no contaron con que el muchacho se soltaría de las ataduras y liberaría a su familia. Al no poder abrir la puerta, saltó por la ventana al patio y ahí volvió a cruzarse con el ex prefecto.


“Le vi al prefecturiano afuera y me dijo que me tire en el pasto y que no me levante. Los cinco se subieron en un Bora, el prefecturiano se sentó atrás y se fueron. Ahí vi que mi papá también salió por la ventana, trepó la reja y corrió por la ruta para buscar ayuda. Yo les ayudé a salir a mi mamá y a mi hermanita y todavía acarreamos unos baldes de agua para apagar el fuego en la pieza, sino se quemaba toda la casa”, confirmó pocos días antes de morir a consecuencias de las graves quemaduras que sufrió.