“Me gritaban que mi hijo murió en el fuego, pero entré y lo saqué vivo”

Sábado 31 de marzo de 2012 | 18:37hs.
A la buena de Dios. | Tras el incendio, la casa quedó completamente destruida, apenas un colchón le quedó para usar.
“Los vecinos me dijeron que Cristian murió y que no me meta a la casa porque el fuego había destruido todo. Pero, yo igual me metí y saqué a mi hijo. Él tiene Síndrome de Down, tiene 15 años y no camina. Al arrastrarlo por el piso lo lastimé bastante. Adentro, la casa ardía y se venía todo abajo”, contó Estela (45), la mujer que perdió todas sus pertenencias en un incendio que ayer a las 7.30 destruyó completamente su vivienda, ubicada en el barrio “Nueva Esperanza” del barrio A4 en el sur de Posadas.

En esa casa, Estela vivía junto a su esposo y sus cinco hijos. “Me llevaron en una ambulancia, porque tanto mi hijo como yo quedamos mal, nos descompusimos. Yo perdí todo, pero ya no me importa nada, estoy tranquila porque todos mis hijos están acá, conmigo”, dijo la mujer mientras observaba a su hijo discapacitado acostado en el patio, sobre el único colchón que les quedó, el resto quedó hecho cenizas.

Cerca de las 8, las llamas superaron los dos metros de altura y se extendieron a la propiedad de su vecino, causando grandes daños materiales.

“Yo dejé a mi bebé en la cama y vi el humo cuando entraba por el techo, en un ratito el fuego entró a la casa. Salimos corriendo a la calle a pedir ayuda, ahí ví a mi vecina, ella estaba cubierta de hollín con su hijo en brazos”, precisó Gladis, vecina de Estela.

Y prosiguió: “Nosotros tenemos siete criaturas y perdimos hasta los guardapolvos de los nenes. Toda la casa se quebró, los muebles se estropearon, pero al menos nuestra casa no se quemó como la de nuestra vecina, pudimos rescatar algunas cosas”.

Salió para la Escuela

El siniestro se inició ayer cerca de las 7.30, en una de las habitaciones de la casa 9, ubicada en la manzana 261 del barrio “Nueva Esperanza”, donde vivía Estela, junto a su esposo y cinco hijos.

Minutos antes, la mujer preparó a sus hijas para llevarlas a la escuela primaria, mientras que Cristian, su hijo discapacitado, dormía en una de las habitaciones. Y su esposo, Mario, salió rumbo al trabajo.

Después, la mujer y sus hijas cerraron la puerta de la casa y partieron al colegio del barrio.

Unos instantes más tarde, la mujer regresó a su casa y vio a sus vecinos en la calle, le gritaron que “Cristian quedó adentro y se murió. Pero yo no escuché nada y me mandé para adentro. Él estaba llorando, no sé de dónde saque las fuerzas pero cuando abrí los ojos estábamos afuera”, recordó Estela con cierto miedo y alegría.

Uno de los vecinos se comunicó con la Policía y posteriormente tres dotaciones de bomberos arribaron al lugar.

Durante varios minutos los efectivos intentaron sofocar las llamas, las cuales se extendieron a la casa número 8, aledaña a la propiedad de Estela. Ambos inmuebles estaban compuestos de techo de chapa de zinc y mampostería.

“Estaba en el mercado”

“Yo estaba trabajando en el mercado cuando vi el humo, y un conocido me avisó que era en mi casa. Dejé el trabajo y vine a ver a mi familia. Cuando llegué quise sacar la garrafa para que no explote, pero ya era tarde y los bomberos me dijeron que era imposible entrar a la casa”, manifestó Ramón Fabián Ayala, propietario de la casa número 8.

En tanto su esposa, salió con sus hijos e intentó pedir ayuda en la calle. Pero allí vio a Estela, quien cayó sobre el empedrado junto a su hijo Cristian, por lo que ambos fueron derivados de urgencia al Hospital Ramón Madariaga, donde recibieron atención médica y posteriormente, en horas de la tarde fueron dados de alta.

Poco después, los uniformados lograron sofocar el siniestro. Sin embargo, la casa 9 quedó destruida y parte de la casa 8 resultó con grandes daños.

Hasta anoche, se desconocían las causas que iniciaron el fuego por lo que continuaban las pericias en el lugar.

Sin embargo, una de las versiones que trascendió, es que habría comenzado en la habitación de Estela, producto de un cortocircuito en algún artefacto o instalación eléctrica.

“Nos quedamos en la calle”

Estela tiene cinco hijos y uno de ellos, Cristian de 15 años, padece de Síndrome de Down. “No se mueve por sus propios medios”, detalló la mujer que hoy sólo le puede ofrecer un colchón y algunos alimentos que llegaron a su casa luego de que vecinos se enteraron de lo ocurrido. “No nos quejamos, porque de a poco vamos a ir viendo cómo arreglamos esto, pero sí necesitamos ayuda”.

Gladis, su vecina, también perdió muchas pertenencias “pero estamos un poco mejor que Estela. Pero también necesitamos ayuda”. Quienes deseen colaborar con alguna de estás familias pueden comunicarse con Miriam -hija de Estela- al teléfono 3764-274550, también con Gladis Beatriz Rodríguez 3764-290369.

Nota perteneciente a la versión impresa