Crimen de Angélica Ramírez: No fue una sola persona la culpable

Martes 21 de octubre de 2014 | 06:44hs.
Beatriz Teresa Del Valle. | "Si Bourcheid tiene algo para decir no se puede quedar callado"

El alivio para Beatriz Teresa Del Valle será una sensación ausente por el resto de sus días. Perdió una hija de 14 años bajo la crueldad de un asesino. A Angélica Beatriz Ramírez la mataron a palazos, literalmente la destrozaron y tiraron al costado de un camino terrado de Puerto Rico.


El por qué, quién (o quiénes) y dónde fue cometido el crimen que conmocionó a la provincia intenterá ser esclarecido a partir de hoy (y hasta el 17 de noviembre) a las 8.30 en el Tribunal Penal Uno de Posadas.


Hay un solo acusado que enfrenta la posibilidad de ser condenado a prisión perpetua. Un repartidor de pan, Francisco Bourscheid (52), a quien las pruebas lo acorralaron en la instrucción de la causa.


A pocas horas del inicio del debate, la madre de Angélica habló con El Territorio para remarcar sus sensaciones e intenciones: “No estoy bien, nunca voy a poder estar bien, pero sigo fuerte, confío en la Justicia, no tengo quejas”.


“Hoy no siento miedo por mí, sí mucho temor por mi hijo más grande (Alexis), yo no temo y además nunca recibí amenazas, ni nada extraño, pero el miedo no me lo puedo sacar por mis hijos”.


En cuanto al acusado recalcó: “Si él es, quien le hizo tanto daño a mi hija y bueno, que pague lo que le corresponda”.

“Igual sigo con muchas dudas sobre si no fueron más personas las que participaron del hecho, porque de la manera en que yo vi a mi hija, toda golpeada, dañada, sangrada, me da la sensación de que no fue una sola persona la culpable”.


Insistió en que “una sola persona no creo que haya podido hacer eso, de la manera en que la encontré no me parece que haya sido uno solo, tiene que haber otra persona”. “Pero si todas las pruebas y los testigos dicen que él es el culpable, espero entonces que se quiebre y cuente quienes más participaron”.


“Si Bourscheid tiene algo para decir no se puede quedar callado ahora en el juicio, es el momento, porque no va a querer ir a (prisión) perpetua solo, va a poder decir por ejemplo si estuvo en el lugar y apenas participó del crimen y ahora está amenazado para no decir nada, no sé, lo que sepa va a tener el mejor lugar para decirlo, es en el juicio”. “Confío en que hasta acá la Justicia actuó, pero yo todavía no sé si fue él solo y calla por miedo la identidad de más personas”.

Muy distinta
Puerto Rico hoy se muestra acostumbrada, trajinada y por momentos sólo preocupada por los hechos de inseguridad contra la propiedad.


Hace dos años, la localidad de pioneros estaba de pie reclamando sus derechos y exigiendo que el asesino de Angélica sea atrapado y condenado.


Hoy, los vecinos del nuevo hogar de Beatriz Del Valle, en Lamadrid y Paraguay, barrio Guazupí, la reconocen como una madre de cuatro hijos, tres pequeños menores de seis años, y que formó pareja con un herrero que consigue el mango armando rejas contra ladrones de casas. Ya no hablan, opinan, y hasta desconocen que sea quien perdió una hija asesinada.


Las distorsionadas similitudes con la muerte de María Soledad Morales recorrían los corrillos de vecinos.


Estas versiones en comunidades pequeñas son regueros de pólvora. Acusaciones y rumores fueron esparcidas de tal manera, días después del crimen. Puerto Rico se dividió en dos marchas, una que pedía justicia por la víctima fatal, y otra que rescataba como “un perejil” a Bourscheid.


Sin recursos, con las necesidades mínimas a duras penas satisfechas, Beatriz Del Valle afrontó los comentarios en su contra. “Yo no tengo dinero, ni recursos para poder contar con un abogado que me asesore y averigüe el expediente”. “Vivo acá sola, en una casa pobre y de esa forma tuve que soportar todas las mentiras sobre mi hija, mi pobre niña”.


“Hoy los sueños de Angélica estarían encaminados porque ella quería ser alguien en la vida, progresar”. “Ella se atrasó en los estudios cuando yo me separé del padre, psicológicamente el golpe fue muy duro, y dejó de ir al colegio dos meses, así perdió un año”.


“Dijeron muchas cosas malas sobre ella, también de mí, todo de más, calumniaron a una chica que era muy amable, muy dada con la gente, que asistía a la iglesia Cristo Rey, allí se relacionaba con buenas personas, no andaba en nada raro ni oscuro”.


“Mi hija necesita justicia, después de lo que le hicieron se me apareció en sueños, pero fue sólo al principio. A Alexis sí, ni hablar puede del dolor, era su hermana y ahora está callado todo el día, el recuerdo es presente, a diario, necesitamos que Angélica descanse en paz, queremos que se haga justicia”.


En derredor de la menor de 14 años giraron romances con varios adolescentes, señores mayores de edad, hijos de jueces, miembros de fuerzas de seguridad, personajes de la noche, habituales asistentes a las casas de juegos.


“A mí ni diez mil, 20 mil o un millón de pesos me van a devolver a mi hija, no es justo que la gente hable si yo vivo acá en un hogar de una familia pobre, honesta, no merecemos que se diga que mi hija se buscó lo que le sucedió”.


“Es un momento de esperanza”
El sacerdote Carlos Chatelain, hoy al frente de la parroquia San Luis Gonzaga de Capioví, es uno de los citados a testimoniar el próximo lunes en el juicio por la muerte de Angélica. Ayer fue contactado por este medio, pero prefirió no hacer declaraciones antes que cumpla con su obligación ciudadana. Sólo recalcó: “Es un momento de mucha esperanza y confianza en la Justicia, va a buscar lo mejor, la verdad; y ojalá quede detenido el que cometió el crimen”.



Más de 100 testigos citados a declarar en el Tribunal Penal Uno

A dos años de la muerte de Angélica Ramírez, la expectativa por el desarrollo del debate oral en que será juzgado Francisco Bourscheid (52) -que se inicia hoy- aumenta, ya que las jornadas de testimoniales finalizarán el 17 de noviembre, con más de 100 personas citadas a declarar.


El Tribunal Penal Uno de calle La Rioja en Posadas será el encargado del juicio oral y público, que tendrá como presidente a Martín Errecaborde, acompañado de Eduardo D’Orsaneo y Ángel Dejesús Cardozo. El Ministerio Público Fiscal estará representado por Liliana Picaso.


Entre las pruebas del voluminoso expediente de doce cuerpos, 2.400 fojas aproximadamente, las pericias de ADN a una mancha de sangre en una zapatilla del repartidor de pan confirmaron que corresponde al registro genético de Ramírez; como también, el análisis microscópico de la huellas de tierra encontradas en el escenario del crimen (avenida Pionero Kuhn a 200 metros del acceso Norte de Puerto Rico) arrojó que coincide con el mismo calzado de Bourscheid.


El expediente cuenta con el registro de una lesión que el sospechoso tenía en la parte superior del brazo derecho, similar a un rasguño.


Pero no sólo pruebas e indicios de laboratorio constan en la causa; también testigos que vieron la noche del macabro hecho la camioneta Renault Kangoo del repartidor circulando por el barrio San Francisco donde vivía la víctima -y en proximidades al sitio donde fue ultimada- figuran entre las citaciones a testimoniar.


También se buscará esclarecer si la joven fue ultrajada sexualmente, o si su muerte se produjo por negarse a ser abusada.
Por el momento, estaría claro que la menor fue asesinada a garrotazos o palazos con un trozo de rama de pino que había en el lugar, el cual se partió en tres partes, lo que remarca la calificación del caso como “homicidio calificado por la alevosía”, que prevé una condena de prisión perpetua.


El hecho desató polémica en Puerto Rico, dividió las opiniones, y surgieron grupos de manifestantes que aseguraron que Bourscheid es inocente y “un perejil de la Justicia”, cuando los investigadores obtenían pruebas contundentes en sentido contrario.


Hasta hoy, las pruebas lo tienen detenido en la Unidad Penal de Eldorado. Fue procesado por la ex jueza Civil de Jardín América, Laura Marcela González, ante la inhibición de tres jueces de Puerto Rico en menos de una semana, la de Ector Acosta, de Instrucción Penal, Osvaldo Rubén Lunge, Correccional y de Menores, y el Civil, Comercial y Laboral, Itálico Humberto Lirussi.


Masacrada a garrotazos
El jueves 27 de septiembre a las 6.40, a un costado de un camino terrado de Puerto Rico, fue hallado el cadáver de la menor de 14 años, Angélica Ramírez, con signos de haber sido asesinada a golpes en la cabeza y presuntos rastros de violación y tortura.


La menor, también conocida como “Angie”, residía con su madre y tres hermanos en el barrio San Francisco, distante 2,5 kilómetros del lugar donde su cuerpo fue encontrado por una transeúnte que se dirigía a su trabajo.


La víctima yacía boca abajo, en la zona de la banquina de la calle Pionero Kuhn, contra un paredón de tierra de unos tres metros de altura.


Su ropa estaba desgarrada. Presentaba moretones en varias partes de la cara y quemaduras que al parecer serían de colilla de cigarrillo, en todo el cuerpo, y que luego -se estimaron- corresponderían a picaduras de insectos.


Estaba vestida con una calza de color negro, remera y zapatillas.


La identificación de la víctima se produjo recién al mediodía del día mencionado, cuando los investigadores ubicaron a la madre, Beatriz Teresa Del Valle, en el barrio San Francisco, un complejo de 220 viviendas del Iprodha.