Corroboran existencia de un cielorraso donde vivió Benítez

Miércoles 26 de noviembre de 2014 | 07:35hs.
Inspección. | Dentro de la vivienda de avenida Del Té y calle Los Teales.

Integrantes del Tribunal Penal realizaron ayer una inspección ocular en la vivienda que ocupaba Marciano Benítez (52) al momento de la desaparición y muerte de la estudiante Silvia Andrea González (15), cuyo cuerpo sin vida fue hallado el 18 de octubre del 2001 en Campo Viera.


Benítez es uno de los acusados de ser autor material del hecho y en el expediente varios testigos lo comprometen seriamente, al punto que se presume que la víctima estuvo cautiva en la casa que habitaba.


Se trata de una vivienda situada en la intersección de la avenida Del Té y calle Los Teales, en pleno centro de Campo Viera. En 2001 dicha propiedad era de Luciano Pérez, un anciano al que Benítez cuidaba, aunque actualmente tiene otro dueño.


En la víspera se constató que la casa está siendo modificada por su nuevo propietario, quien colaboró con los magistrados indicando cada uno de los arreglos realizados.


En cambio, se mantiene el cielorraso tal y como estaba hace trece años, por lo que se pudo corroborar que en ese espacio podría haber cabido el cuerpo de la víctima, una de las posibilidades que se desprenden del extenso expediente.


Al respecto, al prestar declaración como testigo, el forense Gabriel Flores corroboró que el cuerpo de la víctima estuvo encerrado en un cubículo, como ser el baúl de un auto o en un cielorraso, lo que podría relacionarse con el “olor a podrido” que la testigo Mónica Ferreira dijo que sintió en la casa donde residía Benítez en los días posteriores a la desaparición de la estudiante.


“El cadáver estuvo en un cubículo expuesto a altas temperaturas que literalmente cocinaron el cuerpo. El calor modificó y aceleró las condiciones de putrefacción”, concluyó el informe médico prestado durante la quinta jornada del debate oral y público.


En su declaración, la testigo Mónica Ferreira aseguró que en octubre del 2001 era empleada doméstica de Benítez, circunstancia en la que además del olor a podrido que dijo sentir en la casa, también afirmó que escuchó gemidos provenientes de la habitación del acusado -que permanecía bajo llave- y halló trapos con sangre en el baño.


Además, testificó que quiso asear la habitación de Benítez, pero que éste se opuso y él mismo se hizo cargo de la limpieza.
Por su parte, Carolina Morel y Teresiña Barboza afirmaron haber escuchado gritos de auxilio y visto a la víctima amarrada en una silla en una habitación de la casa.


Las conclusiones de la inspección ocular de la víspera se darán a conocer el próximo lunes, desde las 8.30, en el inicio de la lectura de los alegatos de las partes.


Por el caso están imputados Marciano Benítez, Hugo Dante “Willy” Ríos (31), hijo del intendente de Campo Viera, Juan Carlos Ríos; Fabiana Cantero (32), Aurora Natividad Rivero (64) y los policías Miguel Ángel Silvera (53), Orlando Morel (38), Ramón Alejo Zaya (52), Carlos Pablo Miquetán (59) y Jesús Rubén González (47), éste último el único que continúa en actividad.


La gravedad e implicancias del caso están plasmadas en la caratula: “Privación ilegítima de la libertad, acceso carnal abusivo calificado, homicidio calificado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado”.