Una niña nació sin piernas y requiere una casa mejor acondicionada

Lunes 4 de mayo de 2015 | 07:08hs.
Milagros y su papá. | La niña cuenta con el amor y la compañía de sus hermanitos. | Foto: Daniel Villamea

En Oberá, Milagros Guadalupe Cabrera tiene 2 años, nació sin piernas y sus padres sueñan con poder acceder a unas prótesis que le permitan caminar, aunque no cuentan con recursos económicos para afrontar el costo.

 

En tanto, los especialistas que atienden a la pequeña insisten con la necesidad de contar con mejoras habitacionales para optimizar su calidad de vida, ya que su vivienda actual es de madera y todo el perímetro tiene piso de tierra.

 

Fue así que comenzaron a tramitar una casa ante el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha), tanto en la sede local como en Posadas.

 

“Lo que primero nos pidieron fue el certificado de discapacidad, como si no fuera evidente el problema que tiene. Conseguimos el certificado y presentamos los papeles, pero pasaron los meses, nos tuvieron de acá para allá y no hay novedades”, lamentó Carlos Cabrera (22), el papá de Milagros.

 

El hombre, su mujer y sus tres hijos residen en una precaria vivienda de madera situada en el terreno de la familia materna, en Villa Falk, puesto que tampoco están en condiciones de afrontar el pago de un alquiler.

 

Al respecto, Cabrera comentó que trabaja como albañil y gana lo justo y necesario para alimentar a su familia.

 

“Hablé con el responsable del Iprodha acá en el Oberá y me dijo que no puede hacer nada, pero tengo entendido que hay un cupo para personas discapacitadas y pienso que nuestro reclamo es justo. No estamos pidiendo algo que no necesitamos”, subrayó.

 

A pesar de la reducción de sus extremidades, la pequeña lleva una vida relativamente normal y sus progenitores comenzaron a indagar sobre las prótesis que necesitaría para caminar.

 

“Sueño con el día en que de sus primeros pasitos”, dijo emocionado el papá, aunque reconoció que lo económico es un condicionante que le genera incertidumbre.

 

Romina Irala, la mamá, contó que “recién cuando nació nos dimos cuenta de que no tenía piernitas. A los siete meses de embarazo me hicieron una ecografía y no salió nada”.

 

Con orgullo contó que el estado de salud de la pequeña es bueno. Sus hermanitos la aceptaron desde un primer momento y entendieron que deben ayudarla, juegan y la integraron sin prejuicios.