Trabajos extras, el fenómeno social en marcha

Sábado 16 de agosto de 2014 | 18:25hs.

Los salarios van detrás de los precios. La inflación y la devaluación, como las malas palabras entre los argentinos. El dinero no alcanza con empleos denominados formales, estables. Así, vuelven a aparecer los trabajos adicionales, empiezan a sumarse horas extras a la rutina, que a muchos parece vencer y satura el poco tiempo que les queda para buscar una salida, o varias según las necesidades.
Las contracaras en la economía argentina siempre revientan en la clase media o baja. Las familias empiezan a construir verdaderos emprendimientos familiares para conseguir llegar a fin de mes y no quedarse sin satisfacer las necesidades básicas para vivir en un país que lo tiene todo, pero no siempre eso resulta aliviador ni mucho menos.
En la calle todo vale, a pesar de las ordenanzas municipales que prohíben o regulan determinadas actividades, como la venta de comida en la vía pública. Sólo en Posadas hay alrededor de 200 puestos de parrillas en los que  se ofrecen pollos, galetos, chorizos, costillas de vaca y cerdo y hasta morcillas. Las familias que cuentan con al menos un integrante asalariado, se vieron alteradas en sus horarios y atentan incluso hasta con la integración entre todos, ya que difícilmente pueden reunirse todos a compartir el almuerzo o la cena. De trabajar ocho horas corridas o en dos turnos, ahora muchos misioneros pasaron a sumar hasta el doble de tiempo laboral para poder ganar el dinero suficiente para sostener el nivel de vida, al menos, el acostumbrado en los últimos años.

Alejandro Haene, director titular de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y prosecretario de la Confederación Económica Misiones (CEM), afirmó sin dudar que “sólo con la devaluación de enero, la mayoría de los precios aumentaron entre el 10 y el 20 por ciento, y como la mayoría de las paritarias se negocian en el mes de marzo y los aumentos de los salarios comenzaron a pagarse desde mayo en adelante, las personas están con sus ingresos descalzados respecto a los precios”.
Quienes empezaron en el duro camino de los trabajos extras tienen otro condimento coyuntural que explica claramente lo que sucede con la economía argentina en el 2014. Por ejemplo, un trabajador de un supermercado mayorista de Posadas explicó que desde el pasado mes de julio se dieron de baja, precisamente, las horas extras, y que eso les supuso a la mayoría de los empleados de esa firma unos 3 mil pesos menos en sus ingresos mensuales.
Las horas extras ya casi no corren en las empresas, pero  aparecen como la alternativa en rebusques familiares, originales en algunos casos, y en la calle se evidencia esa falta de posibilidad con el trabajo primario que siempre los contenía y los cubría en sus expectativas personales.
Uno de los casos abordados por El Territorio resulta ejemplificador.
Federico Alegre es empleado del Instituto de Previsión Social y sin querer abrió una puerta alternativa que hoy le permite vivir con más holgura.
“Nos habíamos mudado a nuestra propia casa y necesitábamos instalar un ventilador de techo. Entonces llamé a un electricista amigo y a la hora de cobrar me dijo sin vueltas ‘te conviene aprender a vos ser electricista, es fácil, animate, por ahí tenés otra salida’, y me metí a estudiar”, contó. Pocos años después, la vida lo llevó a ser técnico en refrigeración e instalador electricista, y hoy por hoy tiene su propia cartera de clientes que le proporciona, según las semanas o el mes, más dinero que el propio sueldo por su trabajo a la mañana en el IPS.
Pero eso, naturalmente, obligó a él y a su mujer a organizarse de tal manera para que por lo menos se vean unas horas a la noche o disfrutar de la casa los domingos.
Haene también se refirió a quienes se vieron afectados por la inflación en los combustibles. “Subieron más del 50 por ciento en lo que va de 2014 y aún faltan cinco meses. Aunque sea un costo relativamente manejable, las personas utilizan mayoritariamente sus vehículos para trabajar. Por ello es que en el mes de junio y después de once años, el consumo de nafta súper decreció”, aseguró.
Pero la mirada de la economía familiar también tiene espacio en las situaciones más pequeñas o en pasatiempos para después de tantas horas de trabajo.
“Si a esto le sumamos el incremento en los servicios básicos (luz y agua), y ni hablar de internet, la televisión por cable y la telefonía celular..., creo que hay que pensar que hay personas que trabajan entre 12 y 14 horas por día, que cuando llegan a sus casas al menos quieren ver una película o un partido de fútbol, entiendo que no es un gasto suntuario ¿no?”, resaltó Haene. Y asegura que “por este cúmulo de razones, y hay una larga lista de temas a sumar, es que cada vez son más las familias en las que muchas veces no están todos juntos para almorzar o cenar, con excepción en algunos casos de los domingos”.
Al momento de las comparaciones, que quizás no siempre son buenas o necesarias, el prosecretario de la Confederación Económica Misiones detalló que “esta tendencia se da simplemente porque los sueldos no rinden. En países con economías ordenadas, por ejemplo, las personas en general tienen un solo trabajo, tienen vacaciones cortas tres o cuatro veces al año y se cuida al trabajador dándole condiciones laborales buenas (con stops para acceder a un gimnasio, hacer yoga o ejercicios descontracturantes), todo tendiente a que el trabajador rinda al máximo en el horario laboral”.

Comidas, eventos y fiestas
Preparar comidas para enviar a domicilio, preparar a la vez todo lo necesario para distintos eventos, como cumpleaños o agasajos familiares, la organización de peloteros móviles y hasta jubilados que se atreven a manejar taxis, son algunos de los dobles trabajos que más salidas tienen y que terminan convirtiéndose en emprendimientos familiares que, en muchos de los casos, son más redituables que el propio salario a fin de mes que otorga un trabajo estable y con horario fijo a cumplir.
Pero según se pudo saber, hay distintos casos que se van agregando a la lista de los dobles trabajos más frecuentes.
Hay quienes  trabajan por la mañana en un empleo formal y por la tarde se dedican a trabajar de electricista, de plomero o reparando enseres domésticos, porque implica no tener que disponer de un capital “parado” en repuestos y en consecuencia lo que suman de mano de obra, es limpio para ellos.
Están los jóvenes que por la mañana trabajan en empresas de moto mandados y por la noche en pizzerías como lavacopas o ayudantes de cocina. Aparecen también los hombres que por la mañana trabajan en empresas estatales y como la mujer trabaja todo el día, por la tarde se quedan en sus casas a cuidar los hijos y hasta hacen algunas tareas que históricamente estaban a cargo sólo de las mujeres, como lo es preparar la cena.
Entre las alternativas para engrosar la entrada económica también están los posadeños que poseen un trabajo formal en sanatorios y en sus momentos libres trabajan como enfermeros o enfermeras a domicilio en horarios rotativos.
En la capital misionera también arriban muchos necesitados en busca de más posibilidades desde distintas localidades del interior de Misiones. Muchos jóvenes estudiantes, para poder llegar a fin de mes, trabajan de cadetes, como maestranza o cuidando niños cuando los padres salen de la casa en horarios nocturnos.
Para el economista Alejandro Haene, es inimaginable lo difícil que es obtener el primer trabajo, y observa “con preocupación como muchos van perdiendo las esperanzas, y por eso la Ley de Contratos de Trabajo debe ser modificada y crear un capítulo especial para que las empresas que tomen jóvenes en su primer trabajo, tengan un tratamiento diferencial cuando deben abonar las cargas sociales”.
Precisamente, es el caso de Gabriel Pereyra, a quien siendo técnico electricista de profesión, le cuesta conseguir trabajo. “Nos tenemos que turnar con mi mujer para cuidar a nuestros dos hijos. Por eso con la parrilla los fines de semana y feriados, consigo lo suficiente para salir adelante, pero claro, esto no es para siempre, en un futuro deberé conseguir un trabajo estable”, dijo en su puesto de la avenida Urquiza casi esquina San Martín.
El emprendimiento familiar es lo que se aconseja desde la Oficina de Empleos de la Municipalidad de Posadas,desde donde se aseguró a El Territorio que “siempre se aconseja que aprovechen hacer lo que más saben o lo que más les gusta, así es posible llegar a fortalecer un emprendimiento familiar seguro”.
Liliana Vivero, directora de la Oficina Municipal de Empleo, refirió que hay un gran interés de las personas por capacitarse y que esa una de las claves para llevar al éxito un proyecto.
“El trabajo independiente con el desarrollo de proyectos productivos representan una parte importante de la economía actualmente. En la provincia hay mucho impulso para los emprendimientos, hay espacios para exponer los productos y hay líneas de ayuda y crédito para poder concretarlos. Cualquier persona puede empezar el proyecto propio; hace falta sacar provecho de una habilidad, tener una idea y buscar capacitación para mejorar”.
Según lo informado, en lo que va del año ya se capacitaron alrededor de 200 personas, lo que permitió que desarrollen sus emprendimientos personales o familiares.
Las ferias al aire libre, cercanas siempre a las ferias francas donde los colonos exponen sus productos frescos del campo misionero, son otros puntos donde se concentran quienes buscan engordar sus flacos sueldos.
En la de Villa Cabello, por ejemplo, Eugenio Fernández, que trabaja en la Cooperativa de Trabajo Nueva Esperanza, tiene un puesto de caburé y contó que se trata “de una empresa familiar, trabajan mis hijos y mis familiares; el dinero no alcanza y trabajo toda la semana para poder tener el dinero suficiente para vivir bien”. Detalló que generalmente pone a la venta 30 kilos de masa con exactamente 4,250 kilos de queso en barra, y que siempre vende todo.


Dependía sólo del Estado y ahora crece gracias a la refrigeración
POSADAS. Federico Alegre tiene 35 años y desde hace 20 años es empleado administrativo, dependiente siempre del Instituto de Previsión Social. “Antes era empleado del Hotel de Turismo, ahora dependo directamente de la administración central”, dijo, como introducción a lo que no hace mucho empezó a cambiarle la vida a él y a su flamante familia.
El cambio llegó de la mano de la esperada casa propia, cuando hace unos cuatro años finalmente resultó adjudicado por el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional. Desde entonces vive en el barrio 170 viviendas, ubicado al sur de la capital provincial, entre las avenidas Cabo de Hornos y Las Américas.
“Nos estábamos acomodando y queríamos instalar un ventilador de techo en el comedor, entonces llamé a un amigo que es electricista y a la hora de cobrarme me dijo que en realidad era un trabajo fácil que bien yo lo podría haber hecho, y me sugirió que aprenda, que podría serme útil”, explicó, mientras cumplía con ciertas labores domésticas, ya que su mujer, Paola, también trabaja por la tarde.
Entonces, Federico no perdió tiempo y se inscribió en el Instituto Itatí para aprender el oficio de electricista. Tras dos años de asistencia casi perfecta y de esfuerzos para cumplir los horarios, finalmente se recibió, y con las herramientas disponibles como para empezar a trabajar de inmediato.
“En esos años cumplía con el horario del trabajo de 6.30 a 12.30, y luego unas 6 horas de clases por la tarde-noche. Fue duro pero sirvió”, recordó.
“Al poco tiempo, otro conocido del barrio, un técnico en refrigeración, me dio trabajo como ayudante porque ya estaba grande y necesitaba ayuda. Ahí empecé a aprender sobre la refrigeración y lamentablemente esa persona luego tuvo que dejar su oficio y yo quedé a cargo de su cartera de clientes”.
Desde entonces, Federico empezó a tener más y más demanda, y como él mismo asegura, “muchos me dicen  que trabajo muy bien.
“Por ahora me movilizo en taxi o remís, pero espero poder tener una camioneta propia pronto”, dijo esperanzado, sobre todo por la experiencia que él conoce, de otro amigo cercano.
“Conozco a un empleado de Emsa que también se dedica a lo mismo (aires acondicionados, heladeras, freezers) y en un año de laburo bueno, pudo comprarse un vehículo cero kilómetro... En un año de trabajo”.
Ese objetivo se le puede presentar sin dudas, ya que dependiendo de la demanda semanal o mensual, sus ganancias con la refrigeración superan al sueldo que cobra como empleado de la Provincia.

Por Mauro Parrotta
miparrotta@hotmail.com


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