Piña: Arriesgó su prestigio para que los misioneros tengamos una vida mejor

Miércoles 1 de enero de 2014 | 15:56hs.
Piña. | Un ejemplo que trasciende su paso por este mundo.

Luego de que el exobispo emérito de Puerto Iguazú, Joaquín Piña Batllevell resultara electo Misionero del año 2013 con más del doble de los votos, TerritorioDigital dialogó con Claudio Salvador, exencargado de prensa de la Diócesis de Iguazú y del obispo Piña, sobre el mencionado premio.

Salvador resaltó que la distinción "significa mucho, porque don Joaquín arriesgó muchas veces su prestigio para que los misioneros alcancemos una vida mejor, con menos desigualdades y más justicia social. Nos ofreció su ejemplo, como un buen pastor, no sólo a quienes son observantes de la fe católica. Su amor por el pueblo misionero no se quedó en la comodidad de los púlpitos, desde los que hablan muchos jerarcas de la Iglesia. Este reconocimiento póstumo es muy justo. Una muestra de amor; un mimo del pueblo al que tanto amó".

Asimismo, Salvador destacó que: "Anticipándose a la invitación del papa Francisco, su hermano y amigo, Joaquín salió a "hacer lío" caminando y sembrando en los campos más espinosos, aún en la política que años más tarde comienza a cosechar su paciente tarea pastoral. Pero también nos propuso a cada uno y cada una dar testimonio de ese compromiso con la democracia, con los derechos del hombre y del ambiente. Él decía que era el deseo de Dios que los misioneros vivieran esa justicia e igualdad y dejaran de ser oprimidas las mayorías para sostener la supremacía de unos pocos." 


Tratando de vislumbrar como se hubiera sentido el sacerdote con el galardón, el exencargado de prensa resaltó que posiblemente, "se hubiese alegrado. Claro que sí. Le encantaba estar rodeado de afecto. Sin embargo, su carácter humilde esa muy fuerte y seguro a los cinco minutos hubiese preguntado... "¿pero a quién se le ocurrió esto?". Y sabiendo de los otros candidatos, que fueron muchos y con diversos méritos, don Joaquín habría elegido favorecer a quienes luchan todos los días para alivianar el dolor de los más necesitados. En la ceremonia de entrega había unas cuantas de esas personas y organizaciones maravillosas. Y en las calles y parajes de Misiones hay miles que siguen ese ejemplo de compromiso, que dan testimonio como le decía. El padre Piña se sentía y se desenvolvía como un misionero más. Nunca aceptó privilegios pero la distinción de su propia gente le hubiese agradado mucho. "Y me han dicho que hubo una catarata de votos", habría alardeado un ratito, nada más, y a seguir la faena."

Antes de despedirse, Salvador aprovechó la oportunidad para enviar un deseo de Año Nuevo a los misioneros, inspirado en la figura del Obispo emérito: "Pensando en don Joaquín y por ser tan reciente su fallecimiento, deseo que sepamos llevar en alto esa manera de ser ciudadanos libres y responsables que nos enseñó. Que seamos herederos dignos, haciendo lo nuestro en la construcción de una democracia que nos permita ser felices a todos. Que rechacemos la mentira de los mesianismos que cada tanto nos proponen y participemos en defensa de esos ideales motivadores que él sostuvo toda su vida. Yo no soy un católico observante, pero Piña fue un misionero de múltiples servicios, en toda su obra encontró la manera de llevar a la realidad, a la práctica, las enseñanzas de Jesús, el más grande de los revolucionarios de la historia. Tomemos esas banderas y hagamos el lío anunciado. Estamos a tiempo como lo demuestra la votación de los lectores de El Territorio, de elegir por la dignidad."