Han transcurrido ocho meses de la desaparición de Andrés Estepa

Sábado 19 de abril de 2014 | 09:40hs.
Sin rastros. | Andrés Estepa (50). | Foto: Archivo El Territorio

Triste y desilusionado, Antonio Estepa ya no sabe a quien más recurrir para que lo ayuden a encontrar a su hermano Andrés, el cazador de 50 años que el último miércoles cumplió ocho meses desaparecido en medio de la selva misionera.

 

“No creo que mi hermano siga con vida”, dijo apesadumbrado a El Territorio, el familiar quien continúa solicitando a la Justicia mayor intervención para hallar el cuerpo de su hermano.

 

Desde que el cazador desapareció misteriosamente en un monte cercano a la localidad de Puerto Esperanza, la incertidumbre por encontrarlo con vida nunca cesó.

 

La experiencia con la naturaleza y las miles de expediciones monte adentro de Andrés Estepa, siempre acrecentaron la posibilidad de que el cazador regresara por sus propios medios a su casa. Pero las semanas fueron pasando y su silueta no volvió a verse por su ciudad.

 

Según contó Antonio, los meses sin Andrés van consumiendo la esperanza de encontrarlo vivo. La última vez que lo vieron fue el miércoles 14 de agosto, cuando Estepa salió de su vivienda del barrio San Cayetano de Wanda, con destino a un monte nativo que se encuentra a 30 kilómetros de la zona urbana de esta localidad.

 

Testigos narraron que hasta aquel lugar llegó temprano por la mañana, en una camioneta conducida por un amigo. Luego de pactar un lugar de encuentro, Andrés penetró las verdes paredes pero nunca estuvo a la hora, ni en el punto de encuentro acordado para retornar a su hogar.

 

Por largos minutos, quien había trasladado al cazador aguardó junto a su camioneta que Andrés saliera de la selva, pero como esto no sucedía, decidió dar aviso a los familiares del cazador.

 

Horas más tarde, más de treinta personas iniciaron la búsqueda de manera montaraz, sin muchos elementos y menos aún sin un rastro preciso de la ubicación de Estepa.

 

Sospechas

 

Para Antonio, quienes vigilan la seguridad en los lotes de la empresa Alto Paraná, mayormente conocidos como “Ñandúes”, tienen algo que ver o bien saben que le pasó al cazador.

 

“Ellos lo saben. Cada vez me convenzo más de eso. Ellos fueron los últimos en verlo e incluso, le sacaron fotos. Luego de varios días de hecha la denuncia, aparecieron esas imágenes y en una de ellas se puede observar el codo de uno cuidador, que da la sensación como si lo estuvieran apuntando con un arma. Para mí no quedan dudas que ellos tienen que ver con la desaparición”, narró con bronca Antonio, quien aún no entiende por qué la Justicia no volvió a indagar a estas personas.

 

Según Estepa, en varias oportunidades fue con la intención de hablar con el juez Juan Pablo Fernández Rissi, a cargo del Juzgado de Instrucción Penal III de Puerto Iguazú, buscando obtener más datos sobre su hermano, "pero siempre fui recibido por la secretaria del juez".

 

En torno a este caso, durante los primeros meses se realizaron amplios rastrillajes por diversos puntos tanto de Wanda como Puerto Esperanza, sin poder hallar aunque sea una mínima señal de vida de Estepa.

 

Lo único que se pudo obtener fue aquella fotografía del cazador, arriba de un "sobrado", sitio armado entre árboles para esperar la aparición de animales.

 

De acuerdo a la denuncia, Andrés Estepa mide 1,60 metros de altura, es de contextura física robusta, pelo corto con canas y bigotes anchos. El último día que fue visto, llevaba puesto un pantalón tipo militar y borceguíes negros.

 

Nota perteneciente a la edición impresa.