Fueron liberados ayer por falta de méritos los diez jóvenes que fueron acusados de secuestrar y violar a una mujer en el paraje El Saltito, municipio de 25 de Mayo, entre la noche del 30 y la madrugada del 31 de diciembre pasado. El caso tuvo una enorme repercusión por los detalles escabrosos que relató la supuesta víctima.
Los sujetos fueron acusados por Rosana (35) y permanecieron dos semanas tras las rejas, cinco de ellos en la comisaría de 25 de Mayo y otros cinco en la dependencia de Aristóbulo del Valle. Desde un primer momento, los acusados, sus familiares y allegados insistieron con su inocencia, y fue clave el testimonio de Héctor Werfel, propietario del bar donde comenzaron los hechos.
En su declaración ante el juez Horacio Alarcón, titular del Juzgado de Instrucción Dos de esta localidad, Werfel desestimó la versión de la mujer y aseguró que esta, por decisión propia, se quedó en el lugar en compañía de los después denunciados.
Testigo clave
Tal como anticipó El Territorio en exclusiva el último lunes, el testimonio de Werfel, el propietario del bar donde comenzaron los hechos del 30, habría resultado clave en la decisión del juez.
El comerciante dio otra versión y aseguró que la mujer y su marido tuvieron un fuerte entredicho en el bar por celos del hombre, ya que ella se mostró muy “cariñosa” con su propio cuñado.
Contó que llegaron a eso de las 23.30 y estaba cerrando, pero insistieron con que querían jugar al pool. La mujer llegó con su pareja, apodado “Fumaza”, y el cuñado, conocido como “Bochón”.
“Primero dije que no porque estaba cerrando, pero el marido insistió para jugar y entonces les vendí dos fichas. Fumaza jugaba con otro muchacho y Bochón con la cuñada. La primera ficha ganaron Bochón y la mujer, y festejaron bastante cariñoso, ahí yo pensé ‘esto no pega’. Y el marido miraba feo”, relató Werfel.
La segunda ficha volvió a beneficiar a Rosana y su cuñado, según el testigo, y otra vez el festejo fue encendido.
“El segundo partido festejaron igual y ahí el marido medio que le empujó a la mujer, le cazó del brazo y le llevó para afuera. Después él volvió y me dijo que se iba, que cierre nomás. Pero la mujer y el hermano se quedaron con otros muchachos tomando afuera. Todavía les vendí cuatro cervezas más y se quedaron una hora y media afuera. Eso es lo que vi”, señaló.
“Lo que sí sé, es que la mujer estaba tomada y después los vecinos me contaron que en ese rato que estuvo afuera con los muchachos y el cuñado, las hijas le vinieron a buscar y ellas les echó”, señaló el testigo.
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