“Decía que era policía las 24 horas y que era su vocación”

Viernes 1 de octubre de 2010

Mientras la Policía logró que los asesinos de Cristian Javier Ramos (24) se entregaran en San Pedro por medio de una abogada que realizó una negociación, su familia sigue llorando su desaparición física en la chacra 153 del Oeste de la ciudad. Aún en un lento luto, los padres de Cristian, Luis Ramos (49) y Graciela Do Carmo (48), dialogaron con El Territorio y recordaron las virtudes de un joven que dio la vida por su vocación de servicio al intentar separar una pelea, cuando el domingo pasado volvía de jugar al fútbol.
Destacando su simpatía y su carisma, los padres, con ojos llorosos pero con mucho amor en su corazón, recordaron sus abrazos y su permanente buen humor.
Su padre, Luis, trabaja hace muchos años como portero de escuela y además tiene un oficio que supo compartir con todos sus hijos: la fotografía. “Cristian era fotógrafo y muy bueno”, recordó Luis, orgulloso.

Además, recordaron que en el entierro, la Policía de Misiones que acompañó todo el dolor de la familia, lo ascendió de rango post mortem, como un gesto de reconocimiento a haber dado su vida por su vocación de servicio.

 

¿Por qué eligió ser policía?
Nosotros nunca le obligamos a nada, siempre le dimos las opciones y quisimos que estudie, le dimos todo para que termine la secundaria, porque si los dejás a la “qué me importa”, no llegan a nada.
Siempre le enseñamos a manejarse con respeto y el amor a la familia, le enseñamos lo mejor posible, con el ejemplo.
Yo cuando salí de la colimba era demasiado democrático y no quise seguir una carrera militar, pero después fui conociendo porque mi hermano y mi tío son de distintas fuerzas y si tenés vocación de servicio es algo muy lindo.
Cristian y su hermano intentaron entrar en el Servicio Penitenciario, en la policía para oficiales pero no pudieron entrar. El hermano rindió tres veces. Pero a él le gustaban las fuerzas de seguridad.

 

¿Cómo era de chico?
Desde que nació era feliz, alegre, parecía un ángel muy activo, era de andar y de jugar.
Nosotros tuvimos cuatro hijos y el mayor está en Oberá, Pedro Andrés, que también es policía.
Y ahora los compañeros de trabajo me dijeron que era muy responsable, que si había que salir lo hacía y siempre con respeto al ser humano, porque hay algunos que se prevalecen, pero él no. Hacía lo justo, lo que corresponde.

 

¿Hace cuánto estaba en San Pedro?
Hace tres años que lo mandaron a San Pedro y lo mandaron a Cruce Caballero con su familia.
Él tenía el oficio de fotógrafo también, que aprendió desde muy chico conmigo, que soy fotógrafo, y sabía manejar la máquina, sabía manejar la computadora y antes de irse a San Pedro se iba a quedar para sacar las fotos en los procedimientos policiales.
Pero en San Pedro se adaptó enseguida, aunque no queríamos que se vaya porque es muy lejos y tenía que viajar muchas horas para venir y encima pagar el alquiler. Pero no se daba el traslado. Después cuando aflojaron con el traslado ya estaba en Cruce Caballero, a cargo del destacamento, y le preguntamos si quería venir a Posadas.
“Por ahora no papi, estamos bien, estamos contentos porque la gente nos quiere y nos demuestra su afecto”, nos dijo.

 

¿Venía de seguido a Posadas?
Él venía poco porque era el único en el lugar. “A las 2 o 3 de la mañana van y golpean la casa y los tengo que atender, porque no hay otro, no hay quien me reemplace”, me dijo hace poco.
Y porque la gente le daba las cosas de la chacra, casi no tenía que comprar nada, hasta le ayudaron a arreglar su casa al lado del destacamento. Le regalaron un corte de casa completo para que se sienta bien, que no se mueva. “Te queremos, queremos que te quedes”, le decían.
“El Poli”, le decían cariñosamente en Cruce Caballero, e incluso jugaba al fútbol en la liga local.

 

¿Qué saben del momento de la pelea?
Ese día jugó al fútbol y cuando estaba volviendo a su casa vio un problema y fue a calmar los ánimos. “No te vayas”, le dijo su esposa, con quien se casó hace unos tres meses y ambos tienen un hijo de un año.
“Pasa que soy policía las 24 horas, tengo que separar, es mi trabajo, es mi vocación”.
Y fue a separarlos y uno sacó el arma y le disparó sin más. Como él tenía un buen corazón no pensó que podía haber un loquito con el arma.

 

¿Qué piensan del asesino?
Para mí es secundario si el asesino está preso o no, porque nada me va a devolver a mi hijo.
Yo quiero rescatar que mi hijo era bueno, un pan de Dios, de bebés a viejos, a todos les caía bien.
La mujer me contó que él ponía un chamamé y decía “este le gusta a mi viejo”.
Y él era de abrazar, de saludar, a mí me abrazaba y me alzaba, teníamos una muy linda relación y con la mamá también era así.
Nosotros queremos agradecer a todos los familiares, amigos y vecinos que dieron su afecto. Un vecino que vivía en San Pedro trajo en su camioneta a un grupo grande de gente que vino a despedirse de él y lloraban como si lo conocieran de toda la vida.
Yo quiero decir también algo, porque hay muchos policías jóvenes, que por más fácil que sea el procedimiento, siempre hay que cuidarse, porque no hay procedimiento fácil.

 

 

Los dos prófugos fueron atrapados

Según informó anoche la Policía desde San Pedro, los dos hermanos prófugos por el crimen, Darío Agustín (17) y Alberto Rosalino Martins (24), estaban cercados anoche y se entregaron a la Policía.
Fue una abogada la que realizó una mediación entre la familia de los sospechosos y los prófugos, por pedido de la Policía, para que se entregaran de manera pacífica.
Según trascendió, se rindieron debido al gran despliegue policial en la zona y debido a las horas que llevaban internados en el monte de San Pedro.
En la pesquisa ya habían secuestrado un arma que podría ser la utilizada para el crimen y detuvieron a uno de los tres hermanos sospechados por el homicidio de Ramos.
Por otra parte, según informaron ayer, hoy a las 19 un grupo de policías se reunirá frente a la Jefatura de Policía para encender velas “por la memoria de Cristian Ramos y todos los policías que perdieron la vida ejerciendo su profesión”.