Un debate con carga ideológica, dosis de miedo y poca verdad

Jueves 24 de febrero de 2011

“Cuando viene alguien y me dice que es ‘ambientalista’ no le creo. ‘¿Dónde se estudia eso?’, le pregunto. Y me mira de costado. ‘Que dónde se estudia… En ningún lado’, me responde. Y ahí me doy cuenta de algunas cosas. Ecología -por poner un caso- se estudia, hay carreras universitarias. Y hay que quemarse las pestañas (como en cualquier estudio universitario) para recibirse. Para ser  ambientalista no hay que estudiar nada. Sólo es -como diría Fito Páez- una cuestión de actitud”.
La reflexión de Jorge Pujato (ingeniero forestal) es elocuente sobre el manejo de los miedos de la gente en base información (de alguna manera hay que llamarla) incorrecta.
Dicen que las represas trajeron las enfermedades tropicales a Misiones. Que con Yacyretá -por caso- iba a llegar la enfermedad del caracol (esquistomiasis). ¿Sabe el amable lector hace cuántos años que Yacyretá tiene formado un lago?

Sí. Son casi 18 años. Desde 1993, se cerraron las compuertas. ¿Cuántos casos de esquistosomiasis hubo en Misiones? Cero. Ninguno. ¿Y entonces?
¿Quiere un dato más. Lo da -de vuelta- Pujato que maneja información científica (no  ‘ambientalista’ sino con precisión). “La represa de Yacyretá no es la culpable del último brote de fiebre amarilla en Misiones. Esto es falso. El último brote de fiebre amarilla entró a Misiones por la zona boscosa de San Pedro y se propagó por la región central y llegó a las cercanías de Posadas desde el Sudeste, por lo tanto no se le puede echar la culpa en este caso a Yacyretá”.
Cuando se dice que son enfermedades de las represas, en realidad debería decirse “enfermedades de la pobreza”. ¿Por qué en la cuenca del Misisipi cuya parte sur tiene el exacto mismo clima subtropical que Misiones no tiene enfermedades con vectores? ¿No será porque no hay tanta pobreza como aquí?
Creo que es sencillo y fácil de verificar. Ahora si soy una persona que vende ‘viento’ y agito las aguas del miedo con verdades ‘ambientalistas’ a medias, es claro que la población va a comprar esos mensajes.
¡Es tan fácil creerle a Greenpeace cuando dice que las inundaciones de Salta eran por la soja y la deforestación! Pero resulta que la zona donde fueron los aluviones no tenía soja y los bosques estaban bien tupidos. ¿Y qué intentaba ‘tapar’ esa información? Las intensas perforaciones de empresas petroleras (muchas de ellas sospechadas de dar fondos a Greenpeace) y que esas perforaciones eran SÍ efectivamente las causantes de las avalanchas de lodo.
¿Quiere escucharlo en una manera más elegante de decirlo? “Hay desconocimiento por la especificidad que requiere el tema electricidad. Y una carga de animosidad por las tergiversaciones de conceptos que vienen del ambientalismo”.
Lo sostuvo Salvador Abelardo, ingeniero agrónomo y divulgador. Y vale recordar, “ambientalismo” no es una ciencia ni una disciplina.
¿Y qué se puede decir por los que reivindican esa vida de los habitantes de barrios bajos, donde hoy corre la costanera de Posadas?
El discurso era éste: “Vivían en un rancho junto al río  y ahora los han echado”.
El detalle que habitualmente es soslayado es que “vivir junto al río” es una bucólica imagen que tapa el hecho de que 1) se trataba de intrusos y 2) peor aún, como no tenían los servicios mínimos (salvo ‘colgarse’ de la luz) cuando la inundación llegaba, esta gente que vivía ¿feliz? tenía que mudarse a salones comunitarios durante días, y pasarla mal, mientras su ranchito se inundaba con las aguas de todas las letrinas y su gente caminar por (perdón por la expresión) agua con caca durante semanas. Y perder todas sus pertenencias porque había bandidos que en canoa les robaban de noche. Quien escribe esto, lo vio y lo vivió.
¿Gente pobre? Sí. Pero gente sin recursos que tuvo una oportunidad. Una casa con patio, baño instalado, (¡hasta empedrado!), todo organizado. ¡Cuántos pobres quisieran esa oportunidad por una sola vez en la vida! ¡Pero no! Hay que quejarse. “Nos trajeron bien lejos” (Y, sí. La otra opción era construirles edificios de departamentos. ¿Aceptarían eso?). “Tenemos que pagar la luz, el agua”. (Y sí, así es).
Nuestro querido Obispo Piña se halla embarcado en este discurso. El lector Vogler desde el interior le advirtió. “Usted protesta contra las represas pero en su país, en la misma región que abarca la Mesopotamia y Santa Fe tienen 43 represas funcionando. Debería saberlo, al menos”.

 

Mario Pernigotti
Redacción El Territorio