Como si fuera la emotiva escena final de una película, tres mujeres cumplieron con el último deseo del ser amado fallecido: cruzar el océano hasta llegar a su terruño natal para esparcir allí sus cenizas.
Esas tres mujeres se llaman Brigitte, Valia y Samantha. Son la esposa y las hijas de Aldo Ariel Breitembruch, un músico misionero que falleció el 29 de julio de 2009, a los 67 años ,a consecuencia de afecciones cardíacas.
Las tres mujeres viajaron desde Francia, trayendo consigo la urna con los restos de Aldo Ariel y la idea de esparcirlos hoy en la calle Fleming de la Bajada Vieja, en una ceremonia que tendrá serenata folclórica, ante la presencia de amigos y familiares del artista.
Los hermanos Ariel
El segundo nombre de Aldo aludía a las raíces de su vida como músico, cuando integró Los Hermanos Ariel, grupo adolescente de misioneros que alcanzó a grabar en Buenos Aires un disco para el afamado sello RCA Víctor.
Los Hermanos Ariel compartieron el podio de RCA Víctor con artistas como Suma Paz, Los Chalchaleros y Los Tucu Tucu, quienes grabaron su primer disco con una gran ayuda del grupo misionero, que estuvo integrado por Aldo Ariel, Carlos Garau, Miguel Zárate y Hugo Báez.
Hugo fue quien se encargó de organizar la ceremonia de despedida simbólica de hoy, en la que tocarán los músicos Diego Cavia, Carlos González y otros más.
Recordándo a su amigo y ex compañero artístico, Hugo Báez afirmó que en los últimos años Aldo Ariel deseaba regresar al país. “Le costaba mucho ir con el grupo (Los Calchakis) por 30 o 40 días de gira. Porque por ahí te vas en un crucero, querés ver a tu familia y no podés. Estaba supeditado en los contratos con esos cruceros grandes o actuar en los teatros que en 30 días no podían hacer otros compromisos”, contó Hugo a El Territorio.
Hugo, quien además de ser músico es representante de Julián Zini en Misiones, contó que Aldo Ariel “llevó siempre la misma vida de cantante”. Admitió que el desarraigo y forjar la vida como músico en Europa “le tiene que haber costado mucho. Compró un departamento en Buenos Aires y decía: ‘voy a ir alejándome, alejándome de a poquito del grupo’.... Le ganó la muerte. Todo fue muy rápido, nadie pensaba que se iba a ir tan pronto”, lamentó Hugo con los ojos cristalizados y afirmó: “Él había dejado escrito su deseo: que su cenizas se arrojen al río Paraná”.
Hugo guarda con mucho cariño una colección histórica de Los Hermanos Ariel: Catálogos de RCA Víctor en el que se ve al grupo junto a otros artistas conocidos y el disco de los misioneros que reza “Folclore para gente joven”, grabado en julio de 1960.
Justamente, ese longplay que grabaron Los Hermanos Ariel cumplirá el lunes sus 50 años. El registro del álbum de doce canciones se realizó luego de un tiempo de hacerse conocidos por Buenos Aires.
Viajaron a la gran ciudad siendo adolescentes, promediando los 16 años, y con la tutela de la familia Breitembruch, que tenía una casa en Capital Federal.
Una vez que grabaron para RCA, comenzaron a tocar en Radio Splendid, El Mundo y Radio Nacional, recoriendo además peñas folclóricas y clubes. La cosecha artística dio sus creces apenas sembrada la semilla: A fines de la década del 50, el grupo de los jóvenes misioneros no tenía nombre aún y un día que fueron invitados a tocar en la Radio Splendid (luego LT4) de Posadas, ocurrió un accidente.
En el estudio de radio cayó un disco de pasta y se hizo trizas. Sólo quedó un fragmento del disco que mostraba la marca del producto: “Ariel”. El acontecimiento sirvió para bautizar al grupo como Los Hermanos Ariel.
El destino quiso que ese nombre de cinco letras lo acompañara a Aldo hasta sus últimos días, tan signado como el mes de julio para esenciales acontecimientos: la grabación del disco con Los Hermanos Ariel, el concierto de Los Calchakis con José Carreras, su fallecimiento en 2009 y su poética despedida de hoy en La Bajada Vieja.
Estribillo de “Bajada Vieja”
A la luz de un mortecino farolito
Un borracho llorando su pena
Y la luna indiferente como ajena
Por la otra orilla el río va
Hoy tus noches de nostalgias languidecen
Ya no sos la que otro tiempo fuiste
Y no sé si estás alegre o triste
Pero yo sé que te quiero igual