“El remedio que cura las enfermedades tropicales se llama voluntad política”

Domingo 13 de febrero de 2011
Kouri. | Considerado una eminencia en la lucha contra enfermedades tropicales.

El director del Instituto de Medicina Tropical ‘Pedro Kouri’ de Cuba, el doctor Gustavo Kouri, participó como disertante en las jornadas científicas que se realizaron  la semana pasada en la Academia Nacional de Medicina de esta ciudad, para anunciar la creación del Instituto Nacional de Medicina Tropical (Inmet) en Puerto Iguazú.
Gustavo Kouri, reconocido internacionalmente como una eminencia en la lucha contra las enfermedades tropicales que ayudó a erradicar de la isla cubana,  dialogó en exclusiva con El Territorio para expresar su satisfacción por la reciente creación del Inmet  en la ciudad de las Cataratas y brindó su punto de vista sobre cómo combatir patologías como dengue, fiebre amarilla,  leishmaniasis o cólera.

 

 ¿Qué aporte puede hacer el Instituto Pedro Kouri de Cuba al flamante Instituto de Medicina Tropical que funcionará en Puerto Iguazú?
“A nosotros nos agrada la creación del Inmet y estamos ansiosos por colaborar en todo lo que sus autoridades nos requieran. Nuestro instituto tiene una larga experiencia médica y de investigación científica que hemos logrado hacer desde hace 74 años cuando mi padre Pedro Kouri lo fundó. El ministro de salud de Misiones, José  Guccione estuvo en Cuba y visitó nuestro instituto, donde le pudimos mostrar cómo trabajamos allí y cuál fue la tarea que hicimos para desterrar las enfermedades tropicales de nuestro país”. 

 

¿Qué son las enfermedades tropicales?

“La mayoría de las enfermedades tropicales no tienen nada que ver con el trópico. Están más bien vinculadas a problemas sociales y económicos, como la pobreza, las inequidades o las urbanizaciones no controladas, que aquí ustedes llaman ‘villas’ que son esas poblaciones que se asientan alrededor de las grandes ciudades con poca sanidad y agua potable. También se las conoce como enfermedades desatendidas porque existen en las comunidades más pobres y no en las regiones ricas del planeta”.

 

Entonces desde su punto de vista, la temperatura y la humedad más elevada que caracteriza a las zonas cercanas al trópico no son el principal determinante de las enfermedades tropicales, como sí lo es la pobreza.
“Así es. Porque por ejemplo la lepra estuvo en casi todo el continente europeo, la leishmaniasis existió también en España y la fiebre amarilla y la malaria también se reportaron en Estados Unidos, y todos estos lugares no son tropicales.
Por supuesto que el clima predispone la aparición de determinados vectores pero es la cuestión social de la pobreza la que permite que estas patologías crezcan y afecten a cada vez más personas”.

 

¿Con qué se curan las enfermedades tropicales?
“Muchos factores tienen que incidir para el control de estas patologías y sin lugar a dudas la voluntad política y la integración son dos elementos indispensables. Las enfermedades se han globalizado y por lo tanto  los remedios para atacarlas también deben ser globales.
El microorganismo ya es lo menos importante en su rol de transmisión de patologías. Ahora lo que realmente hay que tener en cuenta son las condiciones ambientales relacionadas con el crecimiento poblacional, las migraciones de personas, las condiciones de vida de los pueblos, porque esas cuestiones son las que producen el resurgimiento de las enfermedades tropicales”.

 

¿Cuál es la situación en Cuba? ¿Ustedes allá tienen dengue, leishmaniasis o fiebre amarilla?  
“En Cuba hemos eliminado o erradicado prácticamente a todas las enfermedades tropicales. Eso significa que ya no son un problema de salud. La única enfermedad que para nosotros tiene importancia actual es la influenza, como ocurre en los países desarrollados. Antes del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959 teníamos tasas muy altas de mortalidad por causa de enfermedades tropicales”.

 

¿Cuál fue la política sanitaria que aplicó Cuba para erradicar esas enfermedades de su población?
“Creo firmemente que  el  único remedio que cura todas esas enfermedades es la voluntad política, que es la decisión del gobierno de querer superar esos problemas sanitarios. Eso fue lo que funcionó en Cuba y así logramos hacerlo.
Luego el otro remedio que nunca falla es la prevención. Por eso hemos desarrollado vacunas propias, ya tenemos siete con sello cubano que se aplican en forma  gratuita para toda la población”. 

 

 El acceso a esas vacunas o a las políticas sanitarias son otra cuestión muy importante, porque en nuestro país generalmente la gente que tiene plata puede acceder a un mejor servicio de salud que el que no tiene dinero.
“Usted mencionó otro tema fundamental en cualquier política sanitaria, que es la accesibilidad. Creemos que en materia de salud todos deben tener acceso al derecho a la salud. En Cuba tenemos un sistema público de salud gratuito para toda la población y así se acabaron las enfermedades infecciosas”.

 

¿Y cómo hizo Cuba con tantos años de bloqueo internacional para producir esa política sanitaria eficiente y gratuita para toda su gente?
“Lo primero que hizo es desarrollar sus propias capacidades, sus propios recursos humanos. Esa fue la clave del éxito. Por eso uno de los primeros programas de la revolución cubana fueron la salud pública y la educación.
Porque hay un círculo perverso que une pobreza, falta de salud e ignorancia, que si no se rompe es muy difícil lograr soluciones para cualquiera de esas partes. No sirve hacer una medida parcial para uno de esos sectores porque no resolverá la cuestión de fondo. Lo que sirve es la voluntad política de encontrar soluciones integrales para toda la población y eso fue lo que se hizo en Cuba. Allá educación y salud no son negocios sino derechos humanos”.

 

¿Cuál es el registro de mortalidad infantil en Cuba?
“Hemos cerrado el año 2010 con una tasa de mortalidad infantil de 4,5 por cada mil recién nacidos. Es la tasa más baja de América, inferior inclusive a la de Canadá o Estados Unidos. Esto se logró en un país que cuando triunfó la revolución tenía más de 60 niños por mil que se morían antes de cumplir el primer año de vida”. 

 

Los médicos cubanos tienen mucho prestigio también fuera de su país...
“Sí.  Allá por el año '62 floreció la idea de que Cuba debía ser un país de hombres de ciencia por lo tanto fue una prioridad la formación de recursos humanos. Cuba  pasó de tener una sola facultad de medicina a tener quince, es decir una en cada una de sus provincias de la que egresan todos los años centenares de profesionales.
Actualmente tenemos 1.200 médicos trabajando y ayudando en Haití. Ese es otro principio cubano siempre vigente: el internacionalismo y la ayuda a los que más lo necesitan. Por eso actualmente hay médicos cubanos en más de 70 países”.