El día que Borges conoció a Piturro

Domingo 12 de junio de 2011
Julio Olivera
El dibujante cordobés Julio Olivera estuvo de paso por la ciudad. Fue invitado por la revista Mbarigüí a participar de la Bienal de Humoristas Gráficos (sigue abierta hasta el martes 28) y su presencia engalanó la multi-exposición que desde el viernes quedó inaugurada en el Museo Areco.
“Poné que tengo todos los años” ordena cuando se le pregunta la edad, con acento inconfundible. Su tono es una mezcla rara de culto y pícaro, como el de esos maestros bohemios que están más allá del bien y del mal. Con 76 años tiene pinta de galán, y debe ser por eso que lo cuida de cerca su compañera.
De las manos de Olivera nació Piturro, díscolo aventurero creado en los 70. La revista se agotaba en horas en cuanto quiosko se lo exhibiera, incluyendo el de San Lorenzo y Bolívar, histórico en Posadas: Cacho Montiel lo bautizó con el nombre de Piturro, nombre que mantiene. “Por aquellos años también llegó a oídos de Borges, cuenta Olivera, casi asombrado del feed-back de su personaje y anoticiado de este hecho.

Pero, antes ¿cuándo empezó?
Dibujo por plata desde chiquito.

¿Cómo es eso?
Mi tío me pagaba para que dibuje en la tierra, y como todo chico, necesitaba la guita para mis gastos. Así empecé.

¿Cómo es Piturro?
Piturro es un vivo, medio vago,  pícaro con las minas. No tiene vicios malos; jamás lo dibujé fumando, por ejemplo; ni chupando un wisky, nunca firmó un cheque volador, ¡porque ni chequera tenía! Manejé con respeto cada situación, ¿con picardía? es cierto, pero nunca imaginé nada para Piturro que no estuviera antes en la cabeza del lector. Yo dibujo, sugiero, vos ves lo que querés.

¿Y su psicología?
Tiene todas las mañas genuinas de un “porteño”. Pero ojo que yo diferencio entre porteño y “aporteñado”. Los primeros son buenos tipos, los segundos son más “jodidos”... Piturro es aporteñado. Yo cuento las aventuras de un muchacho del interior del país que iba a la capital a hacerse un futuro. Con pocas ganas de trabajar y aspirando al éxito fácil, se rendía con facilidad ante los (míticos, como los de Divito) curvilíneos  minones que se interponían en su camino. La Tetina, su novia eterna, era su ancla con el amor, representaba el deseo insatisfecho.

De la tira al escenario
Piturro tuvo una primera existencia de 40 números interrumpida en 1976. Volvió en los 80 y desde los 90, sigue editándose.

¿Tuvo problemas con la dictadura?
El Proceso me clausuró la editorial porque yo había dibujado: Viola presidente, el Chúcaro vice. Una ironía, en alusión a Norma. Vinieron y me dejaron en la calle. Por eso me hice dramaturgo.

¿Lo hizo en teatro?
Hice 25 obras,  y debuté con ¡Qué curro con Piturro! que se estrenó en Córdoba, con éxito.

Al revés de Martín Fierro, que de Hernández pasó a Borges y de Borges a una historieta de Breccia...
Uy, Borges. ¡Que monstruo! Yo lo admiré mucho. Tengo una anécdota con él...

Cuéntenos lo de Borges...
Era la segunda época de Piturro. Borges solía ir a firmar sus ejemplares a la librería La Ciudad en  la Galería del Este sobre calle Florida. Yo conocía al dueño. Fui con un fotógrafo. Me acercaría para hablarle, y me sacaba la foto. Alfonso, el dueño de la librería, lo paró cuando llegó y le adelantó quién era yo: Es el creador de Piturro, admirador suyo. ¿Y quién es Piturro? preguntó Borges. Alfonso respondió: Una historieta que vende 90 mil ejemplares por mes. Y Borges que era ciego, pero no sordo... me aconsejó: No se acalore, joven; por lo visto Piturro se vende más que mis libros.

Su obra, en la Bienal
Julio Olivera visitó ayer a la tarde el Museo Areco y dibujó amablemente sus personajes para quienes se lo pidieran como recuerdo. En un descanso, mientras recorría la exposición fue interceptado por su colega Juan Carlos Nuñes, creador de Pepo, con quién trabajó en Córdoba. Le preguntó con sorna: ¿Che Nuñes te quedé debiendo algo? Puede ser. Me tengo que fijar, respondió Nuñes. Y Olivera, ni lerdo ni perezoso remató: No te olvides que en aquel entonces yo tenía un socio. ¡Andá a cobrarle a él!
Típica salida de Piturro.


La Bienal
• Puede visitarse con entrada libre en el Museo Areco de lunes a viernes de 9 a 12 y de 16 a 20. Sábados y domingo: de 17 a 20.30.
Se exhiben dibujos de Goires, Da Silva, Latre, Lirussi, Nuñes, Espinosa, Beck, Langer, Chanti, Maica, Tute, Sendra, Kappel, Ferrero, Casartelli, Sendra, Johr, Tute, El ruso...