Diez ovejas fueron atacadas mortalmente en las últimas semanas en el campo de un ganadero de esta localidad, de acuerdo a la declaración testimonial del propietario que dejó asentada en la Comisaría, dependencia que desde entonces investiga el extraño suceso que tiene conmocionado a los habitantes de la zona rural.
Como los ataques se sucedieron en dos ocasiones y siempre durante la noche, los cuidadores, empleados de la estancia y efectivos de la Policía, se turnan para hacer la vigilancia ante la posibilidad de que se produzca una nueva aparición del extraño animal que dejó huellas lo suficientemente claras como para aumentar las sospechas que por ahora, la Policía prefiere no alimentar.
José Fraga, el propietario del campo y de los animales, fue quien decidió comunicar lo sucedido a la Policía, y aunque en un principio quería iniciar una denuncia, las autoridades policiales le aconsejaron hacer, por ahora, una declaración testimonial porque “¿contra quién se le tomaría la denuncia?”, se aclaró desde la dependencia policial.
En la sección novena
El campo de Fraga está ubicado en la sección novena de Campo Viera, a unos cuatro kilómetros de distancia del casco urbano de la localidad del centro de la provincia, prácticamente pegada a Oberá.
Ayer, el cuidador de las 175 hectáreas, Miguel Figueredo, se mostró sorprendido por lo ocurrido y por ahora se dedica a cuidar a las dos ovejas y a una vaca que sobrevivieron al ataque.
“Las ovejas tienen lastimados los cuellos, están algo moribundas… no toman agua ni comen, están mal y la vaca tiene mordida las tetas y hoy escuché por radio que en Campo Grande también habría otras lastimadas en el mismo lugar…”, explicó algo asustado El Territorio.
“Es como si hubiera chupado toda la sangre, el veterinario que vino acá, cortó a una de ellas (por las ovejas) y ni agua salió…”, dijo sin dudar.
En el campo de Fraga, ubicado con un rancho en lo alto, hay actualmente 18 ovejas más y 50 vacas, algunas en su etapa de amamantamiento a sus crías.
“Es por eso que estamos vigilando en las noches junto con la Policía, porque son muchos animales y hay que cuidarlos”, se lamentó.
La mayoría de las ovejas que eligió el supuesto Chupacabras estaban preñadas, aumentando el desconcierto sobre qué andaría suelto por la zona.
La leyenda del “Chupacabras”
Lo curioso es que ataca a sus víctimas efectuando una mordedura en el cuello o detrás de su cabeza y posteriormente extrayéndole en gran parte de los casos la totalidad de su sangre y en otros inclusive algún órgano vital dejando escasas o ninguna huella de su paso.
En 1994 fue visto, por primera vez, en Puerto Rico, el Chupacabras, llamado así por su especial predilección por la sangre de cabra a la hora de alimentarse. Sin embargo, se corroboró, atacó a otras muchas especies de animales, por ejemplo, perros y ovejas.
Sería una criatura bípeda, al igual que los humanos, ya que se sostiene sobre las extremidades inferiores. Casi todas las fuentes coinciden en que su altura está entre los 3 y los 5 metros. Se desplaza andando, según algunos, volando, al parecer de otros, o incluso podría hacerlo saltando al modo de los canguros.
En marzo de 2002, en la provincia de Salta, los habitantes del paraje El Tonco, ubicado en las cercanías del parque nacional “Los Cardones”, aseguraron haber visto rondando a sus rebaños y a escasa distancia, a un extraño humanoide, ojos rojos, dientes afilados, cubierto de pelo y extremidades superiores terminadas en largas y afiladas uñas.
Los testimonios de estas tres personas, vertidos en el diario electrónico El Tribuno, de Salta, coinciden, de alguna manera, con la descripción habitual del mítico “Chupacabras”.
Doña María Rufina Cayo, es una pastora de 73 años, dijo: “Venía regresando a mi casa y arreando, junto a los perros, mi ganado. Estaba atardeciendo y en ese momento, algo, alertó a los animales, que comenzaron a correr. Y cuando miré de lado a lado para ver qué pasaba, lo vi. Era un ser rarísimo. Mitad persona, mitad animal. Tenía una talla de un 1, 70 metros. Estaba muy cerca. Me miró tres veces y apuró el paso y luego, dando grandes saltos con sus dos poderosas extremidades posteriores, se perdió a la distancia.