Después de 3 días sin comer, la mbya desnutrida empezó a probar “bocados”

Sábado 31 de enero de 2009
La pequeña mbya guaraní de un año y medio, internada con un cuadro crónico de desnutrición e infecciones generalizadas, probó ayer los primeros bocados de alimento, tras pasar tres días sin alimentarse por sí misma y su estado de salud hasta ayer era estable y con síntomas de mejoría, de acuerdo a lo informado por su padre y personal del hospital Samic de Eldorado.
“Hace tres días que no comía nada”, dijo apenado a El Territorio José, el papá, de 30 años, en la habitación del hospital en el preciso momento en que la beba terminaba de comer las pequeñas raciones de comida y mientras la tomaba en sus brazos, intentando reanimarla tras sucesivos tratamientos delicados y extremos.
La beba es una de las varias criaturas de casi su misma edad, que fueron internadas en el hospital Marta T. Schwartz de Puerto Iguazú con los mismos síntomas en los últimos días. Ella, afortunadamente, se encuentra en leve mejoría, pero uno de los afectados murió el pasado miércoles a la madrugada, desatando el dolor y la tristeza en la aldea Fortín Mbororé, en donde al parecer, la desgracia se asoció a la gente.
El papá está desolado, como no pudiendo creer en las condiciones que está su hija, con muy bajo peso y con los huesitos ganándole a la piel. “Es la única hija que tengo”, dijo con la cabeza gacha  como si llorara por dentro.
El padre se dedica en Puerto Iguazú a vender “cositas”, como denomina a la artesanías que ellos mismos producen, como los canastos y collares, además de plantas.
El mbya guaraní estará con su pequeña hasta que se defina el desenlace de esta historia que se repite frecuentemente en las aldeas. Dice además que la atención que están recibiendo en el hospital es buena y no tiene de qué quejarse.
José es el caso testigo de lo que están padeciendo varias familias de la comunidad Fortín Mbororé. Una aldea en donde todo parece fracasar, hasta los intentos del blanco en mejorar la condición de vida a quienes se los denomina como pueblo originario.

La cultura y la asistencia
Silvino Moreyra es el cacique de la aldea Fortín Mbororé. Por teléfono, el máximo líder de esa comunidad, le dijo al ministro de Derechos Humanos de la Provincia, Edmundo Soria Vieta, que se sentía dolido por lo ocurrido, sobre todo porque “se sentía culpable y que también tenía mucho que ver la cultura de los paisanos”.
Según pudo saberse, hasta habría tomado la decisión de denunciar a la madre del bebé muerto por abandono, ya que a pesar de haberla advertido sobre el estado de salud, nunca accedió a llevarla a un médico.
“Como medida, lo que yo sugerí es perfeccionar el trabajo y el mecanismo de los enfermeros, de los promotores de salud y los agentes sanitarios, porque algo está fallando”, dijo el ministro de Derechos Humanos.
Soria Vieta se refirió específicamente a la atención sanitaria que recibe la comunidad a la que pertenecía el niño fallecido.
Es que no puede creer cómo sucedieron estos casos cuando en la aldea Fortín Mbororé hay recursos y en el centro de la ciudad de Iguazú funciona un centro de salud especialmente creado para los mbya.
Soria Vieta, como médico, dijo no entender cómo nadie advirtió el bajo peso de los niños. “Los bebés, los niños en sus primeros años de vida, deben aumentar 600 gramos por mes… y si la madre no tiene más leche, deben comprarla en polvo y seguir alimentándolos…”.
Silvino Moreyra, el cacique, fue más sincero y directo: “No me hacen caso”, lamentándose una y otra vez sobre la cultura arraigada entre los mbya de hacerse ver por los Opyguá (también llamados curanderos).
Arnulfo Verón, el director de Asuntos Guaraníes de la Provincia, no dudó en asegurar que la solución es que “tomen conciencia, que sean protagonistas y recuperen el liderazgo”, en clara alusión a lo dicho por el propio cacique, “que nadie le hace caso”.
Para el funcionario, hace falta liderazgo y revertir la situación de desestructuración actual.
La Nación Mbya Guaraní en crisis. O crisis crónica. Como la desnutrición de varios de sus niños. Estaría entre sus manos lograr la salida de la emboscada social, cultural y sanitaria en la que se encuentran.


Desesperante: una nena de dos años pesa tan sólo cuatro kilos

PUERTO LIBERTAD. Más que preocupado se mostró Salustiano Benítez (34), el joven cacique de la Aldea Guapoy, comunidad cercana al lago Urugua-í, distante unos ocho kilómetros de este centro urbano, por la situación alimentaria y sanitaria que se vive en su aldea.
Según dijo, “con 83 vecinos, entre grandes y chicos…, no es para menos…” y es que una pequeña de su comunidad, de 2 años y 6 meses de edad, sufre una desnutrición severa, a tal punto que la pequeña tiene tan sólo 4 kilogramos de peso.
El cacique Benítez, donde Adriana vive con su abuela y sus dos hermanitos, dice que no se quejan por la atención que reciben. “Somos visitados casi a diario por la gente de APS municipal de Puerto Libertad, ya sean las chicas como los médicos. Traen los medicamentos y pañales”, aseguró.
Horacio Zarza, jefe departamental de Salud Pública y y el intendente de Puerto Libertad, Alfredo Omar Rodríguez, explicaron que “tanto la pequeña como la comunidad toda de Guapoy, son atendidas preferentemente por Salud Pública por el municipio, a través de APS”.
En relación al estado de salud de la pequeña, según declaraciones del cacique y de los funcionarios mencionados, dejó su fugaz internación en el Hospital de Área, debido a que su abuela no soportó el encierro en el lugar.
Por ahora, la pequeña -que debiera tener un cuidado intensivo-, sobrevive en un pequeño rancho, con piso de tierra y una sola pared.