El feudo del joven rico que sueña con la gobernación

Domingo 23 de septiembre de 2007
Para vos. | Rovira y un gesto afectuoso durante el día que lo bendijo.


Es el senador más joven del país y desde niño está acostumbrado a tenerlo todo. Maurice Closs, el candidato a gobernador que eligió Carlos Rovira para sucederlo, saltó a la escena nacional por participar en una fiesta del día de los maestros en la que no faltó ni un show de strippers. Excentricidades que sólo se las puede dar uno de los hombres más poderosos de Misiones.
Mauri, como se lo conoce en la tierra colorada, tenía 31 años cuando en diciembre de 2003 se convirtió en jefe de Gabinete del gobierno de Rovira, lugar al que llegó gracias a la alianza entre un sector del radicalismo y otro del justicialismo. Su padre, Ramón “Moncho” Closs, fue el garante del pacto entre los correligionarios disidentes y el gobernador misionero que buscaba su reelección.
Un año antes, Don Moncho había movido su millonario aparato dentro del centenario partido para que su hijo se quedara con la presidencia del Comité Provincia de la Unión Cívica Radical.
La prospera y vertiginosa carrera política de Mauri comenzó el día que se trepó sobre los hombros de un fornido camionero de rasgos polacos, empleado de la pequeña empresa de transporte de su padre, para vitorear la llegada a Misiones del entonces electo presidente de la Nación, Raúl Alfonsín. Tenía doce años y su papá lo miraba desde el palco.  Esa misma tarde el flamante concejal Moncho Closs se puso en campaña para algún día llegar a ser gobernador. Fue intendente de la localidad de Aristóbulo del Valle, diputado nacional y provincial, y ahora sueña con que su hijo llegue adonde él no pudo.
“Mauri llegó por mérito propio, está metido en política desde que era chico”, asegura Don Moncho mientras da un sorbo al té que le acercó una de sus empleadas. Y aclara con énfasis: “Lo de los strippers es una exageración, él siempre fue muy sano”.

El señor feudal
“Mauri siempre fue un caprichoso, tenía todo lo que quería, nació en cuna de oro”, afirmó un chofer de micros que lo conoce al senador desde la escuela secundaria. Carlos, que también podría haberse llamado José, pide que su nombre no sea publicado porque teme perder su empleo en el la patria de Closs.
La anécdota se cuenta en una de sus estaciones de servicio, a pocas cuadras de la terminal de micros del pueblo, mientras dos camioneros echan a rodar una ronda de cerveza. “Cada vez que llega Mauri los empleados dejan todo y lo atienden a él. Le tienen miedo. Don Moncho no es así, él siempre camina por el centro, no tiene problemas de estar con la gente”, dice uno con una voz apaisada. Uno de los empleados de la estación de servicios asiente con la cabeza y lanza una muda sonrisa como gesto de complicidad.
Es miércoles, hace frío y el anochecer en Aristocloss anuncia tormenta. Diez horas atrás, Mauri había conseguido sacarse la buscada foto con el presidente Néstor Kirchner, los periodistas que estaban en la Casa Rosada buscaban al candidato misionero que había festejado el Día del Maestro con strippers. En la estación de servicios no paraban de reírse del hijo del jefe.
Pocos son los que en Aristóbulo del Valle, una localidad situada en el corazón de Misiones, se atreven a hablar públicamente mal de los Closs. La historiadora misionera Yolanda Urquiza, en el libro Democracia Local: Clientelismo, capital social e innovación política en la Argentina, editado en agosto de 2005 por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, lo explica de la siguiente manera: “Casi dos décadas de control del gobierno municipal le han permitido al radicalismo utilizar los recursos estatales para crear una extensa red de relaciones sustentada en favores políticos, esenciales a la hora de captar votos”.
En Aristóbulo toda la economía pasa por las empresas de los Closs. Autovalle, concesionaria de automóviles; Macovalle, ferretería industrial; Petrovalle, una cadena de una docena de estaciones de servicios a lo largo de Misiones, Corrientes y Entre Ríos; Agrovalle, venta maquinaria y artículos agropecuarios; y Petrovalle trans, compañía de transportes, forman parte del holding de Don Moncho. “La actividad empresaria de la familia Closs incluye casi todos los rubros de la economía de la región. Veterinaria, venta de materiales de construcción y supermercados. También serían propietarios de una radio FM y una imprenta. Es decir, sus posibilidades de ofrecer puestos de trabajo son muy amplias  e incluyen de modo indirecto a otros integrantes de la población económicamente activa”, revela Urquiza.
En un excelente párrafo del libro, la autora retrató a modo de pequeño espejo lo que se ve en el feudo del candidato de Rovira: “Las mansiones familiares de los Closs permanecen iluminadas, aún cuando todo el pueblo esté a oscuras por cortes de electricidad; erigiéndose como marcas materiales del poder de sus propietarios y constituyen referencias ineludibles, de múltiples significados, de cualquier habitante del pueblo frente un forastero. La aceptación por parte de los habitantes del pueblo del dominio de la familia de Don Moncho, cuyos miembros parecen tener el poder inscrito en sus cuerpos, integra el universo de referencia compartido: lo que todos saben, lo que es de sentido común entre los habitantes del pueblo”.
La Municipalidad y la cooperativa eléctrica de Aristocloss también están manejadas por el joven senador misionero. Un ex funcionario municipal que dejó de serlo el día que el clossismo le exigió dejar el radicalismo para pasarse a las filas de la renovación cuenta sin espantarse cómo los vehículos del municipio se nutrían del combustible de Petrovalle a cambio del pago de impuestos. “Eso es común, es un detalle nomás. No sabes las cosas que se hacían. Pero qué les vas a decir, si ellos son los dueños del pueblo. ¿Entendés lo que te digo?”.
Según Moncho Closs, en sus empresas trabajan unas 700 personas, para las distintas fuentes consultadas esa cifra asciende al doble y el número de familias que indirectamente dependen de la economía de los Closs es mucho mayor.
En sus últimos años de escuela secundaria, Mauri se lucía llegando minutos antes del inicio de las clases conduciendo un Renault 18 color verde. Uno de sus compañeros de aquellos años felices lo recuerda como un “gastador empedernido”. “Tenía muchos amigos porque se pagaba todas las jodas, no era malo lo que pasa es que era muy soberbio. Después se fue a estudiar afuera y cuando volvió era peor”, señaló con timidez.
El hijo menor de Don Moncho egresó como abogado en la la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Cursó un posgrado en Administración Estratégica de Negocios (UNaM), también tiene cursos de capacitación para líderes y formadores de opinión; cursos en la Californian State University (Los Ángeles - CA - EE.UU); y otros de la CEPAL en Santiago de Chile. Al menos eso se lee en el currículum que Mauri publicó en la página web del Senado de la Nación.
El kirchnerista diputado provincial  Esteban Lozina aseguró que “Closs, además de ser el mayor proveedor de combustible del Estado misionero, maneja su pueblo natal como un feudo. Creo que el presidente Néstor Kirchner no debe estar al tanto de esto, de lo contrario no lo recibiría en su despacho”.

Turismo y sospechas de lavado
La empresa familiar también cuanta con la mayoría de las acciones de la firma Iguazú Argentina, empresa concesionaria de los servicios que se prestan en el área de Cataratas del Parque Nacional Iguazú, y con un hotel en la turística ciudad.
Fue el gobierno de Fernando De la Rúa el que rechazó que la financiera Mercado Abierto tuviera a través de un fideicomiso el control de la concesión de Cataratas. La firma del prestamista Aldo Ducler estaba sospechada de lavar dinero para el mexicano Cártel de Juárez, según un informe del Senado de los EE.UU.
Mercado Abierto había firmado el fideicomiso con Carlos Enriquez y otros UTE, socio de Closs en Cataratas, para poder terminar las obras en el parque Iguazú. Pero Marcelo López Alfonsín, en aquel entonces presidente de Parques Nacionales, rechazó a través de una resolución la operación con Ducler aduciendo que un fideicomiso “no salvaguarda los derechos del Estado”.
Según el periodista del diario Clarín Daniel Santoro, icono del periodismo de investigación en la Argentina, la negativa del Gobierno también tenía otros elementos. Como la concesionaria mantenía una deuda de, por lo menos, cinco millones de dólares con Mercado Abierto, firmó un contrato de fideicomiso que le permitía en caso de incumplimiento “percibir todos los ingresos por venta de entradas al parque”.
Un comerciante de Aristóbulo del Valle recuerda los tiempos de la crisis en el imperio de Don Moncho: “En el pueblo se había corrido la bola de que algunas empresas de Closs se estaban por cerrar, otros decían que se iban a instalar en Brasil. Me acuerdo que había mucho temor porque mucha gente se iba a quedar sin trabajo y el pueblo se iba al tacho, lo que pasa es que habían perdido mucha plata con el tema de Cataratas”.

Se dice que recibieron dinero de la financiera de Mercado Abierto de Aldo Ducler para financiar la construcción en Cataratas. ¿Cómo fue eso?
Eso no es así. Tuvimos que vender muchas cosas para terminar las obras en Cataratas, hasta entregamos camiones como parte de pago.
Palabra de Don Moncho a Territorios.
Lo cierto es que las relaciones entre la concesionaria de los servicios de uno de los centros turísticos más importantes del país y la financiera que Elisa Carrió vinculó con el lavado de dinero nunca fue del todo esclarecido.
Aldo Ducler, economista, fue ministro de Hacienda de la última dictadura militar y asesor económico del presidente Carlos Menem en el comienzo de su primer gobierno. Formó parte del equipo asesor de Ramón “Palito” Ortega cuando fue gobernador de Tucumán y activo tesorero de su campaña cuando fue candidato a la Presidencia, intención que declinó al unirse, como candidato a la vicepresidencia, a Eduardo Duhalde.
Ducler fue dueño y director de la financiera Mercado Abierto y del MA Bank, en las Islas Caimán.
El periodista Andrés Oppenheimer, en su libro Ojos Vendados, señala que según datos entregados por Interpol México, el cártel de Juárez aportó en 1999 1 millón de dólares a la campaña presidencial justicialista, es decir, a la fórmula Duhalde-Ortega. Intermediario para esa donación habría sido el tesorero de “Palito”, es decir Ducler.

La esperanza renovada
Ramón Rosa Palma, más conocido como “Preto Palma”, tiene 85 años y poco que perder. Llegó a Aristóbulo del Valle cuando no había mansiones lujosas y  no existía ningún patriarcado.
“Moncho llegó en el 55 y yo le presté plata porque el vivía del sueldo de su mujer que era maestra. Es muy bueno, en la política se llenó de plata y por eso tiene tanto”, cuenta el hombre que sonríe ante la cámara fotográfica.
Es jueves y la lluvia de toda la noche se siente en el barro de los barrios pobres de Aristocloss. Como en un sagaz juego furtivo, el remisero que maniobra entre el barrial cuenta cómo es la vida en el terruño del Senador que quiere ser Gobernador. Se despacha contra Mauri, frena para eludir un cráter, da marcha atrás, se vuelve a despachar contra Mauri, pone primera a fondo y lo saca arando, elude a un descaderado perro, putea, está frenético, cuarta y reniega el embrague. “¿Decime qué hizo Mauri por el pueblo?”, se pregunta el remisero que podría ser tenido en cuenta para que represente a la Argentina en el próximo Camel Trophy.
En la placa de bronce estampada en la entrada del Centro Integrador Comunitario (CIC) figura, entre otras encumbradas autoridades, el nombre del Senador misionero. Sobre la mesa de entradas una pila de panfletos con la foto de la diputada y candidata a la vicegobernación Sandra Giménez; el intendente Aristóbulo que busca su reelección, Fermín Prette; y la del hijo de Don Moncho.
Dentro del CIC hay tanto barro como afuera. Unas 100 personas hacen cola en un estrecho pasillo para recibir una bolsa de mercadería que no supera los 35 pesos. “Estamos desde temprano, ya pasaron como trescientas personas. Pero hoy hay poca gente, capaz que porque por ahí vuelve la lluvia y se quedaron en sus casas”, explica a Territorios una de las encargadas del lugar.

- ¿Qué le dieron señora?
La mujer, con barro hasta los tobillos, abre el bolsín sin hacer preguntas. Lo primero que florece es un panfleto igualito a los que estaban sobre la mesa de entradas del CIC. También aparece un segundo panfleto, pero con colores vivos y un primer plano de la cara de Mauri. “Closs Gobernador”, y más abajo se lee “La esperanza renovada”. Un kilo de leche en polvo, otro de azúcar, medio de fideos, uno de porotos negros, y otro de arroz. La cuenta fue mal hecha, la bolsita solidaria de la campaña de Closs no llega a los 20 pesos.


Lo más jugoso de la entrevista con Don Moncho
Su oficina está llena de recuerdos, un cuadro de Raúl Alfonsín, otro de Arturo Illia, y uno más de Hipólito Yrigoyen, forman parte del decorado. Ramón “Moncho” Closs resulta una persona bonachona y atenta al diálogo.
- Hoy El Territorio es un pasquín cualquiera. No sé qué les pasó, antes era una cosa seria, están tirando más de 80 años por la borda- Así comienza Don Mocho una interesante y extensa charla con este diario.

¿Usted fue uno de los impulsores de la renovación?
No, no fue así. Yo en su momento di mi opinión, nada más. Creo que era una salida, eso dije cuando me consultaron. Yo sigo siendo radical, lo que pasa es que a mí siempre me gustó un partido frentista y a algunos radicales no les gustaba eso. En la renovación hay radicales, justicialistas, y muchos independientes, gente joven. Era lo que la gente estaba reclamando.

¿No cree que Carlos Rovira se equivocó cuando buscó la reelección indefinida, entre otros errores?
Rovira es humano, ponele que se haya equivocado. Es humano… ¿no?.

¿Cómo vio la separación y candidatura de Pablo Tschirsch?
Es un buen candidato, lástima este desencuentro. Igual la renovación va a ganar el 28 de octubre, muy pero muy bien.

¿Y la candidatura de Ramón Puerta?
Puerta ya fue como Menem, él fue el Menem chico de Misiones. Fue una injusticia lo que hizo con la gente, les hizo vender su chacrita.

Montó un verdadero imperio en Aristóbulo.
No es para tanto, desde hace cincuenta años que venimos construyendo las empresas.

Dicen que usted se enriqueció con la política.
Son mentiras, desde 1938 que vendemos combustible. Nosotros ganamos las licitaciones como corresponde, dentro de la ley y con muchas trabas.

¿No cree que Rovira quiere mantener el poder desde la Legislatura, aunque llegue a ganar su hijo?
Por qué tenemos que sospechar que las cosas van a ser así, Rovira con Mauri tuvo palabra y cumplió.

Fernando Oz
foz@elterritorio.com.ar

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