Los Piojos regresará en dos años y con un disco nuevo

Viernes 7 de agosto de 2009
Así como Las Pelotas o Ataque 77 han encontrado en las sierras cordobesas su “cable a tierra” a tanto bullicio cosmopolita, para uno de los músicos fundadores de Los Piojos la localidad misionera de Candelaria resulta ser un parangón acertado.
Así lo afirma Tavo Kupinski, guitarrista de Los Piojos, una de las bandas más convocantes de la Argentina y quien dialogó ayer con FM Radioactiva de Posadas.
Este año, el grupo creador de una batería de canciones memorables hizo un concierto que fue signado como inminente despedida. Ayer, Kupinski se encargó de desmentir esa versión y estimó que la vuelta de Los Piojos se producirá en aproximadamente dos años.
“Después de veinte años hay un montón de cosas y a veces lo mejor es parar un poco”, admitió ayer.
“No creo que sea el fin. Es la tercera vez que paramos, pero esta vez se hizo lo de (el concierto en el estadio de ) River, y se oficializó la despedida por un tiempo”, indicó.
Sobre la causa de este “parate” del grupo, el músico remarcó que “se debe a veinte años de banda, quince años de gira. Siempre cada uno postergando sus proyectos personales, que ninguno quizás consideró más importante que el grupo. Nos dimos cuenta que cada uno quería concretar muchos proyectos y cosas sueltas que tenía y no todo lo que tenemos es compatible con Los Piojos, así a nivel individual, de cada uno. Y bueno, creímos que fue el mejor momento porque estábamos terminando la gira de un disco nuevo. Ya era seguir tocando lo mismo y dijimos: paremos un par de años y cuando volvamos, volvamos con disco nuevo”.

Un Piojo en Misiones
Kupinsky perdió la cuenta de las veces que visitó Misiones. Pero poco después de conocerla, decidió que la localidad de Candelaria sería su segundo lugar en el mundo. La conexión con la tierra colorada fue a través de su suegra, quien vive hace más tiempo en la antigua capital del territorio misionero. Tavo compró una casa en barrio Santa Helena de Candelaria y luego de su última visita en febrero del año pasado, regresó el viernes pasado a Misiones junto a su pareja y sus dos hijas para distenderse por unos días de la algarabía porteña.
En Candelaria, los jóvenes se acercan a Tavo, les piden autógrafos y se fotografían con él, cuestiones que no lo fastidian y que aceptó como parte de las normas de ser una personalidad pública.
“Es algo que no te podés quejar”, afirmó. “Si todo eso molesta, tendría que haberme dedicado a otra cosa”, apuntó.
“Igual, ‘Candé’ es el lugar que más me reconocen como uno de Los Piojos pero en la ciudad no es así. Camino por la calle y no me señalan. Creo que la fama es del grupo, más allá de la fama de Andrés (Ciro, el cantante de Los Piojos)”.
Nacido en el barrio de Palermo pero residente hace años en El Palomar de Buenos Aires, Tavo conoció otros lugares de la Argentina pero su atracción hacia Candelaria fue más fuerte, según reconoció.  “A pesar de haber ido muchas veces a San Marcos y Capilla del Monte en Córdoba, éste lugar en mi mente le compite. Tiene una energía muy linda, una tranquilidad increíble”, confesó el músico.
“Los chicos en la vereda, las puertas de las casas abierta, al auto no lo afanan. Pareciera que toda la gente está educada de otra manera y es el mismo país”, reflexionó Tavo.

Guitarra para un zurdo
La historia de Tavo en la carrera artística arrancó como plomo del  grupo de rockabilly Pelvis y a los doce años aproximadamente, con la venia de sus hermanos más grandes. Jura haber estrechado la mano de Luca Prodan en uno de esos recitales del submundo porteño durante la década del ochenta.
Pero su pasión por la música comenzó muy temprano, escuchando las melodías interpretadas por su padre, Ricardo Kupinski.
Era un virtuoso pianista que acompañó en el escenario a artistas de la talla de Amelita Baltar.
Entre los discos del patrimonio familiar había vinilos de Led Zeppelin, The Rolling Stones y Bee Gees, entre tantos otros.
A los seis años, Tavo recibió de regalo un casete de Queen y quedó embargado por el rock and roll. Pero dos años después el músico de Los Piojos descubrió la nobleza del instrumento que hoy toca.
Pero para eso debió desarmar la guitarra del padre. Es que la criolla que cada tanto tocaba Ricardo Kupinski estaba preparaba para diestros. Y Tavo es zurdo. “No la hallaba a la guitarra en el derecho, entonces la desarmé”, contó.
Cuando regresó su padre y al observar a su instrumento intervenido por las manos de su hijo mostró su enfado pero lo condicionó: “Dejala así pero tocá”, le dijo en aquel entonces. Ahora, pocas veces Tavo sale de su casa sin una guitarra criolla a cuestas.
Con los creadores de El Farolito en recesión, Tavo y otros tres músicos de Los Piojos se encuentran componiendo para una banda que aún no tiene nombre. En ese grupo también se encuentra el ex Caballero de la Quema, Pablo Guerra, y el Chango Farías Gómez.