El cigarrillo podría incidir en la pérdida de visión

Sábado 17 de febrero de 2007 | 11:00hs.
Pérdida de la visión a causa del cigarrillo. | La genética es la principal causa de su aparición


Es sabido que el cigarrillo afecta la calidad de vida, pone en riesgo la salud y disminuye, por ejemplo, la capacidad pulmonar. Sin embargo, en los últimos años se ha relacionado el tabaquismo con otras condiciones como la infertilidad y los problemas visuales.
Sobre este último punto, se han realizado diversas investigaciones que señalan la conexión que existe entre la absorción constante y prolongada en el tiempo de humo proveniente del tabaco, y el avance de la degeneración macular relacionada con la edad (ARMD, según sus siglas en inglés), una condición oftalmológica crónica y degenerativa que es la principal causa de discapacidad visual irreversible en las personas mayores de 60 años.  
Es importante recurrir al oftalmólogo en cuanto se detecta la pérdida de visión
Si bien la edad y la genética son las principales responsables del desarrollo de esta afección que se caracteriza por el envejecimiento progresivo de la mácula, porción central de la retina, y cuya principal manifestación es la aparición de una zona borrosa que obstaculiza la visión, los especialistas señalan que las sustancias tóxicas contenidas en el humo del tabaco actúan como atenuantes a la hora de evaluar el progreso y avance de la enfermedad.
“Tanto la causa como los factores que inciden en el desarrollo y avance de la degeneración macular, siguen siendo, aun después de tanto tiempo y estudios realizados, un misterio. Las investigaciones no muestran en forma absoluta por qué una persona padece la enfermedad y otra no. Sin embargo, hay profesionales que la relacionan con la exposición al humo del tabaco o al sol, por ejemplo”, señaló, en diálogo con Pro-Salud News el profesor Oscar Donato, médico Oftalmólogo, jefe del Servicio de Retina del Hospital Pedro Lagleyze.
¿Qué es la degeneración macular?
Al observar objetos situados frente al ojo, la mácula es el punto de la retina encargado de juntar los rayos de luz enfocados por la córnea y el cristalino. Cuando esta parte del globo ocular se encuentra dañada, el centro de la imagen que se intenta visualizar se torna difuso y borroso sin poder ver claramente.
Dado que los objetos que se encuentran en los costados de la imagen central que se percibe borrosa, pueden observarse claramente (visión periférica), la degeneración macular no produce ceguera total, pero dificulta e imposibilita la lectura.
“Dentro de la degeneración macular, que empieza a aparecer después de los 50 años, hay dos formas clínicas. La primera, que es la más frecuente, se denomina `seca’ y se caracteriza por la pérdida gradual de la visión que va bajando despacio y de a poco; mientras que la `maculopatía húmeda’ se produce cuando debajo de la mácula – parte central de la retina que permite ver letras – empiezan a aparecer vasitos anómalos que crecen y pierden líquido provocando un edema. A diferencia de la primera forma clínica, en la húmeda, la pérdida de la capacidad visual es rápida. De cualquier manera, es importante aclarar que sin tratamiento, la degeneración macular produce pérdida de visión y dificulta la posibilidad de leer o mirar la televisión pero no lleva a la ceguera. Por tratarse de una enfermedad en la cual la zona periférica de la retina se mantiene intacta, genera una enorme invalidez pero los pacientes no se quedan ciegos”, detalló el especialista.
En cuanto a los tratamientos disponibles, el doctor Carlos Argento, médico Oftalmólogo, profesor de la primera cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), consignó a esta agencia: “Cuando la visión disminuye, ya sea en forma crónica cuando estamos en presencia de la maculopatía senil seca, o de manera aguda en la húmeda, el paciente debe recurrir al oftalmólogo quién deberá realizar un estudio denominado retinofluoresceinografía (RFG), que sirve para detectar la existencia de hemorragias y poder, de esa forma establecer de qué forma clínica se trata. En el caso que el cuadro sea húmedo, las opciones son la fotocoagulación con láser; la terapia fotodinámica o bien la utilización de drogas antiogénicas”.
Este tipo de medicamentos, cuya utilización es relativamente reciente, permiten frenar el progreso de la enfermedad impidiendo el crecimiento y desarrollo de los vasos que generarán la exudación de sangre o suero.
“En las formas secas o subsecas, en las cuales no hay membranas que coagular, el objetivo debe ser ayudar a que el paciente vea mejor. Para eso es posible recetar anteojos o bien utilizar aditamentos especiales que incrementan el tamaño de la imagen posibilitando que el paciente vea mejor. Este se llama tratamiento de visión subnormal”, postuló el doctor Argento, quién también se desempeña como director del Instituto de la Visión.
Finalmente, cabe destacar que, librada a su propia evolución, la maculopatía cicatriza aproximadamente a los dos años. Si se la trata, es posible lograr que la cicatriz sea más chica y por ende el paciente vea mejor.
Investigaciones internacionales
De acuerdo con un estudio realizado en Estados Unidos, los fumadores presentan dos veces más riesgo de desarrollar degeneración macular, en comparación con una persona que nunca fumó.
El equipo de profesionales del Hospital del Ojo y el Oído de Massachussetts, que estuvo encabezado por la doctora Johanna Seddon manifestó en las conclusiones expresadas en la publicación Archives of Ophthalmology, que mediante una investigación realizada en 681 hombres mayores de 60 años fue posible determinar que entre el 70 y el 90 por ciento del riesgo de sufrir degeneración macular está asociado al factor genético y la edad, pero que los factores ambientales y el tabaquismo inciden notablemente en su aparición.
“Existe claramente una predisposición genética a padecer este trastorno, sobre todo una vez pasada determinada edad, pero eso no significa que una persona esté indefectiblemente destinada a contraerla. Entre las cosas que se pueden hacer para evitarlo es modificar el estilo de vida, la alimentación, hacer ejercicio y, por supuesto, no fumar”, puntualizó la doctora Seddon.
En otro orden, a través de una investigación realizada recientemente por profesionales del Hospital Bolton en Inglaterra, fue posible determinar que sólo el cinco por ciento de los 260 adolescentes encuestados sabía que existe alguna relación entre el tabaquismo y la posibilidad de sufrir complicaciones oftalmológicas.
En este sentido, el doctor Simon Kelly, destacó, en las conclusiones de la experiencia que forman parte de la presente edición de la publicación British Journal of Ophthalmology, que “el 90 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 18 años, tal como lo muestra este relevamiento, sabe que el cigarrillo está relacionado con el cáncer de pulmón y las afecciones cardíacas pero desconoce que puede traerles otros problemas. Sin embargo, si se colocara algún tipo de advertencia en los paquetes de cigarrillo, estaríamos en condiciones de brindarles otro elemento más para convencerlos de abandonar el hábito”.
Esta última idea forma parte de una iniciativa que podría concretarse en Europa, según la cual todas las cajas de cigarrillo deberían llevar la siguiente leyenda: “El cigarrillo provoca ceguera”.