Ayer Julián fue trasladado al hospital de El Soberbio

Sábado 20 de mayo de 2006
A casa. | Julián, Leonarda y Agustín esperaban ayer la ambulancia en la habitación 29 del Hospital de Pediatría. | Foto: Marcos Otaño
Julián Acuña empezó una nueva etapa de su vida cuando ayer fue llevado desde el Hospital de Pediatría “Fernando Barreiro” hasta el centro sanitario de El Soberbio, que cuenta con una menor complejidad hospitalaria.
“El pequeño sigue estable, ya está en condiciones de ser trasladado. El miércoles se le quitó el catéter  semiimplantable, con el objetivo de que pueda disponer libremente de su cuerpo”, explicó Juan José Ledesma, gerente asistencial de ese nosocomio posadeño.
Se supo que Julián viajó con todos los estudios médicos realizados en Buenos Aires, además de una batería de medicación específica para su tratamiento clínico.
“Julián se está yendo con una buena dosis de la medicación que le recetaron en Buenos Aires. Y la cantidad le alcanzará para un buen tiempo. De ser necesario, nosotros le enviaremos más cantidades de medicamentos”, relató Ledesma.
De acuerdo con el doctor, “esperemos que este caso sirva para sentar un precedente. Es decir, que si otras familias aborígenes o del interior de la provincia tienen problemas similares, empiecen los tratamientos adecuados a tiempo”.
El chico de cuatro años “llevará a cabo un cierto reacondicionamiento médico en El Soberbio, como un paso previo al regreso a su aldea originaria”, confirmó el médico del Hospital de Pediatría.

Mirada perdida
La familia estaba en la mañana de ayer muy ansiosa por emprender el retorno a su aldea Pindó Poty, que está separada de El Soberbio por unos 35 kilómetros, lugar donde será ingresado el pequeño. “Esperemos que para los primeros días de la semana que viene ya estemos en casa con nuestra comunidad”, dijo Crispín, el jefe de la familia.
Luego de un primer intento fallido, ya que la ambulancia no estaba preparada para el viaje, llegó otro vehículo que cerca de las 10 lo trasladó al interior de la provincia.
Con la llegada del móvil sanitario, los Acuña se aprestaron en la habitación número 29 a iniciar el viaje a El Soberbio. Julián se encontraba mirando por la ventana de la habitación, con la vista perdida y con la cara visiblemente desmejorada. En su lengua guaraní le dijo a su mamá que quería estar en casa.
“Estamos esperando desde las 7 de la mañana, la verdad es que todos estamos muy cansados. Como siempre, todo se retrasó. Lo único que queremos ahora es llegar a nuestra comunidad, a Julián lo está esperando un grupo de opygua para poder curarlo”, comentó Crispín.
Se supo que la construcción de la nueva casa de los Acuña en su aldea aborigen  se retrasó, pero no trascendieron los motivos.
“No la terminaron en tiempo y en forma, y no sabemos por qué. Creo que el tema de la red de agua no está terminado todavía”, comentó un allegado que acompañaba a la familia ayer.
La joven pareja guaraní dijo que confía en la recuperación de Julián. Una vez que “estemos en nuestro lugar, en nuestro medio, él se va a recuperar”.

Estadía porteña
“Recordaremos a todos los que nos ayudaron mucho en Buenos Aires, especialmente a los médicos, a los que les dijimos amigos, y a la señora Daniela Cortés”, relató Crispín.
“Ella se encariñó mucho con Julián y siempre se preocupó por todo lo que le pasaba a él. Nos dio una mano muy grande, desde el corazón nos dio mucha fuerza afectiva”, recordó Crispín Acuña.
El bebé Agustín, hermano de Julián, “convulsionó de forma grave estando en Buenos Aires, pero está empezando a superar esa parte difícil. Va a mejorar”, explicó el aborigen.
“Queremos estar todos juntos en la comunidad a la que pertenecemos, y que nos ayuden nuestros opygua porque tenemos mucha fe en ellos”, finalizó Leonarda antes de emprender el viaje a la localidad de El Soberbio.