Prostitución: zona roja en Misiones

Domingo 6 de diciembre de 2009
Se diferencian entre quienes trabajan en la zona baja y alta de la avenida Uruguay y las que ofrecen su sexo sobre el nuevo portal de las avenidas Santa Cruz o San Martín, en cercanías de la Terminal de Ómnibus. A diferencia de otros años, la mayoría de las prostitutas son de Posadas y el resto paraguayas. No hay prácticamente mujeres de localidades del interior.
Las chicas, los travestis y los taxis boys (de sostenido crecimiento en los úiltimos años) suman alrededor de 670 en la capital provincial. En Oberá, la cifra  es cercana a los 300.
“Es la profesión más vieja del mundo y en diferentes momentos de la humanidad su consumo estuvo ligado a tener el placer que estaba prohibido por la cultura o la religión. Hasta no hace muchos años las prostitutas eran las que desvirgaban e iniciaban sexualmente a los adolescentes”, explicó el sexólogo y psiquiatra Osvaldo Bosco Demarchi.
Sobre el perfil del consumidor el psiquiatra explicó que “hay que diferenciar al que consume ocasionalmente y al que lo hace habitualmente. Éste último, es alguien que no puede relacionarse con su par y por eso paga y eso le da una diferencia de poder con la mujer y cree que con eso puede lograr lo que quiere”.

Cada vez más menores
Pero entre los consumidores del sexo callejero crece el que busca tener relaciones con menores de edad. Según coinciden y resaltan las trabajadoras más experimentadas, hace un año atrás no pasaban de tres las menores de edad en la calle y ahora son prácticamente 20, tanto sobre la zona baja de la avenida Uruguay, como en la Santa Cruz y la San Martín.
Muchas de ellas dijeron a El Territorio haber empezado por no tener otra alternativa ante la imperiosa necesidad de resolver con rapidez las necesidades personales y familiares.
“No me toman en ningún lado porque soy menor de edad y si conseguís trabajo es de empleada que no te pagan nada… acá en una noche saco entre 450 y 500 pesos”, dijo  casi lagrimeando Claudia, una bonita chica de 17 años, que con dos amigas se paran  cerca de la esquina de Lavalle y Santa Cruz.
De ese grupo de chicas, es, precisamente, de quienes se quejan de cierta forma las más experimentadas que tienen su parada sobre una de las más privilegiadas zonas de la avenida Uruguay.
“Algunas hasta tienen 13 años y lo hacen por nada, corre droga…”, señalan desde un grupo de tres mayores, advirtiendo que ellas tienen un piso de 80 pesos, mientras que en la zona baja la oferta se derrumba hasta los 30 pesos y culpan a las paraguayas. Pero las chicas fuera de la zona de la avenida Uruguay aseguran que cobran 100 pesos por media hora y que en la Uruguay “muchos no te pagan”.

Una historia de abusos
Según explicó la psicopedagoga Romina Chas, quien trabaja en el Hogar de Día, “la prostitución infantil es un tipo de explotación más, así como la laboral o la violencia. Es una realidad que lamentablemente se ve en todo el país y se genera no solamente por cuestiones económicas sino también culturales y de la familia. Esta necesidad de prostituirse se despierta en el seno familiar”.
Además la especialista explicó que “son personas que no han alcanzado la madurez sexual y las aberraciones a las que se someten repercuten en ellas para el resto de su vida. La sexualidad viene con nosotros desde el día en que nacemos y se va construyendo. La última etapa es la genital. Los chicos que se someten a la prostitución no alcanzaron esta etapa”.
Las trabajadoras sexuales lo cuentan sin rodeos. “Mirá, yo salí de casa porque de chiquita me violaron, primero fue mi hermano y después mi padrastro… nadie sabía nada supuestamente. Él (por el padrastro), estuvo 15 días preso y después salió libre por falta de mérito… con mi hermano no hablo más”, dijo Mariela, la misma que asegura que tanto ella como sus amigas y casi todas las demás, “no tenemos quien nos cuide (proxeneta), nos bancamos los golpes solas nomás…”.
Claudia también, como sumándose a la situación que siempre les provoca ganas de contarlo como para sacárselo de la piel, que fue violada al tercer día de empezar en la calle, según contó, por un policía: “Vino, me dijo que me llevaría a un motel pero terminó violándome en las vías, allá abajo, en la oscuridad, fue terrible… te pone el revólver en la cabeza y tenés que hacerlo o hacerlo, no te queda otra… es un hijo de p…, anda todavía…”
Como las menores son las más buscadas, muchas de las  de 25 años en adelante debieron cambiar de hora y de clientes.
“Muchas chicas salen ahora a las 5 de la mañana, que es cuando las otras ya no están más, por lo tanto les es más fácil conseguir laburo, además apuntan a quienes van al trabajo o salen del trabajo”,  explicó Gaby Galeano, el travesti líder de una asociación que nuclea a las minorías sexuales y que en realidad es el principal nexo entre todas quienes trabajan del sexo con distintas áreas del Estado para lograr protección y derecho en lo que hacen.
La psicopedagoga Romina Chas apuntó hacia la alta demanda de este tipo de actividad.
“No va a haber oferta si no hay demanda. Es terrible la gran cantidad de personas que acuden a la actividad sexual con un niño. En todos los ámbitos sociales y económicos”, opinó Chas.
Por su parte, Bosco Demarchi consideró que “la prostitución infantil es un delito grave porque hay abuso sexual.  Hay una oferta y cada vez se consume más, pero hay que dejarlo bien claro: es un delito muy grave”. “Mientras no se castigue al consumidor, va a seguir existiendo. Hay un consumo y no lo puede consumir cualquiera, tenés que tener un poder adquisitivo alto”, resaltó.
Y la paga es decisiva. “Nunca volvería a ser empleada doméstica”, se quejó indignadamente una trabajadora sexual. “Te hacen hasta lavar el cu.. de alguien para ganar miserias trabajando todo el día… y a veces ni te pagan”.
Y las cifras son claras, en una buena noche se puede llegar a sacar hasta 500 pesos, según contaron las menores. “Si existe es porque hay una demanda muy grande”, volvió a indicar Demarchi. “Se pueden desbaratar todas las redes de personas pero si no hay un castigo ejemplar al consumidor, el problema va a seguir existiendo”, agregó el sexólogo. Tanto Chas como Bosco Demarchi coinciden en que todo nace desde el hogar.  “A veces el lugar más peligroso no está en la calle, sino en la casa, con la familia. Los chicos tienen miedo de volver a sus hogares por ser abusados y recurren a estas aberraciones”, explico Chas.
Por último la psicopedagoga Chas planteó que “para erradicar la prostitución se debe llevar a cabo un trabajo en conjunto. Brindar un tipo de prevención que tenga que ver con dar alternativas y respuestas, no sólo información. Hasta que el Estado no tome partido en estas cuestiones, la situación va a seguir empeorando”.


El dato
20
Menores hay trabajando en las distintas avenidas de Posadas, según relataron las trabajadoras sexuales.


“No me toman en ningún lado porque soy menor de edad y si conseguís trabajo es de empleada que no te pagan nada… acá en una noche saco entre 450 y 500 pesos”


El perfil de las trabajadoras sexuales
Para el sexólogo Bosco Demarchi hay varias causas por lo que las chicas eligen comenzar a trabajar.
“Puede haber varias causas, y una de ellas es la pobreza, porque buscan una salida laboral rápida para tapar las necesidades de sus hogares. Después hay una prostitución de alto vuelo o Vip, donde generalmente las chicas buscan acceder a altos ingresos económicos”, explicó.
Pero lo que marca a la mayoría de las trabajadoras sexuales es “que todas en algún momento fueron abusadas sexualmente de alguna forma” y agregó: “La persona abusada hace una disociación de lo sexual con lo afectivo. Cuando uno investiga generalmente fue abusada en el tiempo y para sobrevivir hace la disociación”.

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