Cómo analizan los militares norteamericanos a la América del Sur

Domingo 25 de noviembre de 2007
En este escrito se describirá el carácter de las intervenciones directas e indirectas militares norteamericanas en Latinoamérica. Sitúo su actuación dentro de la estrategia de seguridad de los Estados Unidos Post 11 de septiembre (11S). Contrastaré dicho rol con la actuación efectiva de los marines en tres casos : Venezuela, Colombia y Bolivia.
El 11S operó como catalizador para un ordenamiento de la estrategia de seguridad de los EE. UU. A partir de dicho acontecimiento se generó un consenso en torno a cuáles son las amenazas principales.
La principal amenaza a la seguridad de los Estados Unidos, tal como queda plasmada en el documento más importante de esta nueva etapa, “La Estrategia Nacional de Seguridad” del 2002, es la unión de terrorismo radical con la tecnología. Sería el uso de armas de destrucción masiva (adm) por parte de terroristas. Frente a esta situación, los EE. UU. no harán distinciones entre los grupos terroristas y quienes les den santuario o ayuda.
El otro foco de atención está puesto en los “Estados villanos”, se presentan en número limitado, actúan desde los '90. Se caracterizan por seguir estrategias de proliferación en materia nuclear y misilística, por tratar brutalmente a sus poblaciones, negándoles las distintas libertades a las que accede un ciudadano de una democracia.
El mayor riesgo presentado por estos Estados es su posible colusión con grupos terroristas, a quienes puedan transferir adm para usarlos contra los EE. UU.
Otro de los focos de atención son los llamados estados fallidos, “amenaza indirecta” a los Estados Unidos, pueden servir como santuario para terroristas que luego dirijan sus ataques contra los norteamericanos.
Con respecto a los otros grandes poderes, foco tradicional de la seguridad, los Estados Unidos deben buscar lograr un balance de poder que favorezca la “libertad” así como buscar alianzas para derrotar al terrorismo. Siempre buscando mantener la superioridad norteamericana en términos militares.

Cambio de perspectiva
Cuatro años después, en la Security Strategy del 2006 se retoma esta agenda y se nota un énfasis mayor en la idea de que fomentando la libertad, la justicia y la dignidad humanas se promueve la seguridad de los EE. UU. Asimismo se ve como para enfrentar los desafíos a la seguridad, los EE. UU. deben liderar los esfuerzos que serán multinacionales dado el carácter transnacional de las amenazas. Al no haber una fuerte competencia política ni ideológica entre los grandes poderes, Estados Unidos se encuentra ante la posibilidad única de promover la democracia y sus valores al sistema internacional.
También se acentúa la importancia de la libertad económica, no sólo como medio para lograr prosperidad, sino también para aumentar las libertades políticas, ya que un ciudadano próspero es más poderoso frente a su estado y ello lo posiciona mejor a la hora de pedir mayores libertades. Trata el documento citado en su versión del 2006 distintos conflictos regionales a ser desarmados trabajando con otros estados. Dichos conflictos se generan por: la pobre gobernabilidad, la agresión externa, reclamos competitivos por parte de distintos actores, revueltas internas, rivalidades entre tribus y odios étnicos y religiosos. 
El documento también menciona que si no se enfrentan dichos conflictos se generarán estados fallidos, desastres humanitarios y áreas sin gobierno, que son siempre santuarios para terroristas.
Para hacer frente a dichos conflictos, el documento plantea tres niveles de involucramiento.
Primero, la prevención y resolución de conflictos, siendo la forma más efectiva, pero de más largo plazo, la promoción de la democracia, y a corto plazo, el ofrecer gestiones de buenos oficios y asistencia externa, buscando contar siempre con la ayuda de los actores claves regionales. Segundo, la intervención, cuando exista una amenaza grave para los intereses y valores de los Estados Unidos. Tercero, la reconstrucción y estabilización pos conflicto.
El documento también menciona las cuatro categorías de desafíos que tiene que hacer frente el Departamento de Defensa. Primero menciona las tradicionales; luego las irregulares, en las que actores estatales y no estatales usando métodos terroristas y de insurgencia para atacar las ventajas militares de los EE.UU. se dedican a actividades como la piratería y el narcotráfico y así amenazan también la seguridad regional; las catastróficas, que suponen la adquisición, posesión y uso de adm por parte de estados y actores no estatales, así como la ocurrencia de pandemias mortales y otros desastres naturales con efectos similares a los del uso de adm. 
Por último menciona las disruptivas, en las cuales actores estatales y no estatales usan tecnologías y capacidades biotecnologías, cibernéticas, espaciales para responder a la superioridad convencional de los Estados Unidos.

Tres casos
La lucha contra el terrorismo y la relativa paz entre las naciones de Sudamérica hizo que nuestra región pierda relevancia para la estrategia global de los EE. UU. Pero analizando la estrategia de la potencia podemos ver como existen focos relevantes para el país del norte en nuestra región.
El caso Colombia reúne muchas de las trazas que Estados Unidos determina como amenazas. Cuenta con una insurgencia importante, vinculada con un tráfico ilegal, el de drogas, en colusión con el de armas. El conflicto colombiano es de naturaleza transnacional, regional (con derrames cada vez mayores a partir del Plan Colombia y el Plan Patriota a países vecinos), con proliferación de pandillas organizadas que actúan local sino e internacionalmente. Preocupa a los EE. UU. ese tema y el Comando Sur está focalizado en él, también por el caso del secuestro de trabajadores norteamericanos desde el 2003.
El caso de Venezuela está citado en la Estrategia de Seguridad del año 2006 como conflicto regional sin solucionar. Es temida por los EE.UU. la colusión entre las FARC y el gobierno de Hugo Chávez. Asimismo lo es la actuación venezolana en distintos países de la región promoviendo candidatos y grupos contrarios a los Estados Unidos. A diferencia del colombiano, el problema surge del tipo de régimen del país en cuestión.
El caso boliviano posee un conflicto étnico y político territorial, donde los sectores indígenas, que constituyen un 90% de la población y se ubican en la zona del altiplano, se encuentran en conflicto con los habitantes ricos del sudeste del país, zona rica en hidrocarburos y agricultura, que buscan una independencia cada vez mayor con peligro latente de secesión y guerra civil. Hay que sumar el problema del narcotráfico, en el cual la plantación y procesamiento de coca es motivo de gran preocupación en los militares norteamericanos.

el perfil
Bruno Fanelli
Licenciado en Ciencia Política, maestrando en Estudios Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Director ejecutivo del Centro Argentino de Estudios Internacionales (CAEI), fundado en el 2005. Allí se pretende desarrollar la disciplina de las Relaciones Internacionales desde una perspectiva pluralista y democrática,  fomentando la investigación, el debate y el interés en la temática internacional.