Buses descapotables porteños, un gran suceso para visitantes

Lunes 1 de febrero de 2010
(especial). La pareja de misioneros paseaba por Florida y se acercó a la joven que repartía volantes que invitaban a almorzar en una cadena estadounidense de hamburguesas y le consultó si conocía donde se vendían los boletos para viajar en “el colectivo, ése que recorre la ciudad y es descapotable”.
La joven dudó. “Ehhh… no sé. La verdad, no conozco”, dijo mientras entregaba los volantes multicolores.
A pocos metros de allí (no más de 50) sobre Diagonal Norte y Florida, unos carteles gigantes señalaban “Buenos Aires Bus”, servicio de viajes turísticos por la ciudad.
Desde abril pasado, los seis micros pasaron a formar parte del paisaje urbano de la ciudad. Allí se los ve, con los que van en el piso superior y mirando desde arriba ese portento de ciudad con sus más de 400 años de historia, obras arquitectónicas y cultura.
Los misioneros no podrán dejar de asociar con las viejas “bañaderas” que solían recorrer las calles posadeñas. Sólo que ahora, ésto devino un gran negocio.
Buenos Aires Bus es una Unión Transitoria de Empresas conformada por las compañías Derudder Hnos y Rotamund S.R.L. para la operación del Bus Turístico de la Ciudad de Buenos Aires.
Así, mientras un porteño pagará 15 pesos por las dos horas y 40 minutos arriba, el resto de los argentinos deberá abonar 30 pesos. Y los extranjeros, 100 pesos.

Los atractivos a ver
La carrocería de los ómnibus está pintada con motivos gráficos que representan seis de los principales productos turísticos de Buenos Aires: el tango, los deportes, los libros, los bares, el arte y el diseño.
Y aunque el periplo se resuelve en un poco más de 2 horas y media, puede alargarse. ¿Por qué? Porque posee el sistema Hop On   Hop Off. Ésto significa que el bus llega -por caso- al barrio de la Boca y se detiene. Los que deseen permanecer para conocer más del lugar, podrán descender y quedar en el lugar por media hora. Éste será el tiempo que pase hasta que llegue el siguiente micro y allí podrán ascender y continuar.
En todo el trayecto, contarán de una transmisión con pantallas (casi una redundancia) y parlantes así como auriculares. Allí, en tres idiomas (inglés, portugués y castellano) se podrán escuchar los detalles y características de los lugares que se van recorriendo.
“En esta calle había unos pequeños albergues donde hace 80 años Evita Duarte residió cuando llegó a vivir y todavía no era famosa”, se va escuchando.
La mirada desde arriba  da otra perspectiva al viaje.
Pese a que los precios no son económicos, los viajes se venden como pan caliente. Y la satisfacción se evidencia en el rostro de los viajeros que -al igual que en Madrid, Barcelona, Berlín, Londres, París, Nueva York, San Francisco, Chicago y Toronto encuentran que dicho monto constituye una buena inversión.


Una reciclada “bañadera”
Dicen los memoriosos que en Posadas servían para sacar a la familia y el retrato de las “bañaderas”, tal como se llamó a esos colectivos que fatigaban las calles de tierra de la Capital misionera quedaron inmortalizadas en una de las obras de Floriano “Mandové” Pedrozo. Ahora, volvieron. Con tecnología siglo XXI y gente muy interesada en conocer los atractivos de una ciudad como Buenos Aires. La cuestión es: ¿Puede tener Posadas algo similar?