Marcando el camino para los ciegos

Jueves 7 de julio de 2011
Desafío a los sentidos. | Los alumnos aprenden sabiendo que los teclados comunes no están preparados para ciegos | Foto: Natalia Guerrero

Leer y escribir, para un ciego, y si a su bagaje además se agrega informática, se transforman en tres herramientas pilares, se suman más lazarillos al mismo tiempo, de tremendo poder guía.
Por otra parte, alfabetizar a videntes que quieren aprender el sistema de lectura y escritura táctil pensado para personas ciegas, ideado por el francés Louis Braille, es poder hablar firmemente de inclusión.
Por ejemplo, si los docentes aprenden, así se comunicarán fluidamente con el habitante que adolece de la falta de la función de la vista o es un disminuido visual. Nada más ni nada menos que integración e inclusión.

Yésica Gabriela Lochner y Javier Omar Ecker son no videntes docentes de Braille. Viven en San José y cinco días a la semana atraviesan la base de la provincia, uniendo por el Sur el trayecto con Posadas.
Llegan hasta la Terminal de Ómnibus y desde allí abordan otro colectivo hasta el Centro del Conocimiento. Ascensor hasta el segundo piso de la Biblioteca Pública de las Misiones (BPM) y en ese ámbito se quedan todo el día, hasta que retornan al yerbatero pueblo aledaño a Apóstoles.
Ellos dos, desde hace un buen tiempo, vienen otorgando esas herramientas a videntes y no videntes, amparados por la institución gubernamental.
Yésica Lochner se recibió de docente en Braille y ya había pensado en diciembre de 2009, siempre relacionada con la BPM, en brindarse por sus congéneres. Ahí está, los grupos se van ampliando.
Javier Omar Hecker enseña informática, a personas ciegas solamente, que no tienen ningún tipo de conocimiento como prioridad número uno, al que no sabe ni cómo están ubicadas las teclas del teclado, que es lo básico; luego sí, los que vienen a reforzar algo que ya manejan.
“Pero arranco con los que no saben nada. Ando buscando armar un grupo entre ciegos y disminuidos visuales para poder avanzar en otras fases más evolucionadas de la computación. Muchos de los que vienen es por estudio, por eso que quieren aprender”. Interviene Yesica y desea corregir a su partenaire.
“Él dice básico, pero es la solución a todos sus problemas, para el ciego no es tan básico, puede llegar a solucionarle, nada más ni nada menos, que el problema comunicacional, por si fuera poco”.
Javier suma a la mesa que es cierto lo que ella afirma, pero que se refiere a que, del vasto mundo de la informática, sólo puede enseñar lo rudimentario y básico, algo iniciático a aquellos que no manejan absolutamente nada del tremendo panorama de posibilidades informáticas.
Abrir archivos, cerrarlos, desde encender el ordenador, cambiar el tamaño de la letra, el color, el fondo, etcétera; crear un Word, siempre en máquinas comunes y corrientes, puede ser habitual para un común mortal. No lo es para un ciego. Javier trabaja con un software adaptado, que tiene un vital lector de pantalla, “esto hace que la máquina hable, lo que va diciendo nos va guiando y con el cursor respondemos, porque no usamos el mouse. Si nos situamos en Herramientas, te da todas las opciones que tenés ahí, todo, podés ver el tipo de letra en el que estás escribiendo, podemos hacer el 98% de lo que hacen ustedes. Son imágenes, lo único que no van a poder describir y transmitirnos. Después del resto nos ocupamos de todo, depende de adónde quiere llegar el que viene a tomar el curso”.

 

Todo el mundo a leer Braille
En un primer momento, el taller de lecto-escritura que brinda Lochner, se abrió para personas que ven, muchos docentes por ejemplo, y gente en general, no sólo los de Educación Especial, también personas comunes, padres de no videntes. Y los ciegos, o los que están perdiendo la visión.
Ahí aparece la necesidad de manejar hábilmente la capacidad táctil, la sensibilidad se va haciendo ducha en aprender a leer. “Me va perfecto con la técnica que desarrollo, en Educación Especial tienen un módulo que es Braille, esto al igual que Lengua de Señas para los sordos. Es muy honorable poder enseñarles a personas que quieren comunicarse con personas disminuidas. Cuando yo iba a la escuela mis maestras no sabían Braille. Aprendí sola. Pero lo ideal es que un ciego se alfabetice como una persona común: desde el Nivel Inicial al secundario, integrados. Me manejo con la máquina de escribir Braille, con la Perkins, la ubicación de los seis puntos, empezamos luego a practicar cosas sin sentido. Trabajo a través de cuadernillos didácticos, las palabras, el abecedario. Puede ser rutinario y monótono al principio, pero luego es maravilloso como se van abriendo posibilidades. Escritura y lectura, al mismo tiempo. Ha venido gente que sabe escribir y no leer, y no entienden nada. Es mejor las dos prácticas en simultáneo”.
Inquieta, golpeando los dedos sobre la mesa, Yesica explica que no puede dar solo lo básico, sino todo, las letras, los signos de puntuación, le dicen “necesito que me enseñes la parte de Braille en matemática”, que es todo diferente, no tiene problemas, todo lo traduce al Braille, es experta, lo mismo en taquigrafía.
“Depende lo que viene a buscar el docente de Educación Especial o el no vidente. No enseño a diario esos temas, pero el que viene y me pide específicamente un tema, se lo doy, encantada. Tengo alumnos con máquina Braille y después con cartón y punzón. Salen aprendiendo de los dos sistemas, la pizarra  y punzón, empiezo con máquina, eso sí”.

 

Informática a oscuras
A contracorriente de lo que muchos piensan, el teclado no está adaptado al Braille, normalmente trae demarcada la hilera del medio, tiene dos letras de inicio de aprendizaje, F y J, a partir de ahí se irradia el aprendizaje.”No les pido velocidad, ni nada por el estilo. Eso sí, tienen que practicar en sus casas. Después, conocimiento de todo el teclado, absolutamente para qué sirve cada tecla más allá de lo alfa numérico”. Javier Omar explica que en su caso aprendió Braille viendo.
“Fue como aprender algo nuevo, pero no era importante. Hasta que pasó a serlo. Sabía leer y escribir hasta que me quedé ciego y me empecé a servir del Braille”. Jesica se suma y es contundente. “Una vez que te quedás ciego no te queda otra porque es el sistema de lecto-escritura para ciegos. Desde muy chica empecé, es muy natural para mí, a los cinco años ya lo sabía manejar. Entiendo a los ciegos que no quieren aprenderlo, pero tarde o temprano lo vas a necesitar y el sistema saldrá en tu auxilio. No sé, para anotar algo y se suman las nuevas tecnologías; pero muchas veces no tenés esas herramientas a mano, o se te rompe la máquina, y tenés una pizarra y un punzón lo conseguís por 40 pesos y estás salvado”.
También tiene tiempo de describir un aspecto del curso de informática. “Javier es distinto a los demás profesores, porque enseña de todo, combinando todo lo que tiene en cuanto a Excel, Word, etcétera, con lo que es el programa del Lector de pantalla, que tiene teclas diferentes, combinando el teclado vos vas abriendo posibilidades, es íntegro el taller. Le gusta dar cosas que no sean tan estructuradas, jugar, analizar posibilidades. Si viene un no vidente con audio le enseño desde cómo conectar su Mp4, cómo abrir los archivos, cómo usar el Winamp, cómo redenominar a esos archivos, cómo guardarlos, editarlos, cómo grabar un CD, etcétera, todo”.

 

 

Literatura impresa en código Braille

Entre los martes, jueves y viernes, a la mañana y a la tarde, una hora u hora y media, los alumnos de Javier tienen su atención. Los alumnos de Yésica se diseminan entre los lunes, miércoles, jueves y viernes, pero también viene a trabajar a Posadas los sábados, tiene alumnos docentes que vienen de Virasoro. Ella se declara muy lectora, devoradora de libros. También lo que están haciendo es participar de un programa que está editando un libro por mes al Braille de autores misioneros. “La Biblioteca Pública de las Misiones incluyó al sector ciegos, tenemos muchos libros en ese sistema y en audio. Hemos editado a Rosita Escalada Salvo, Olga Zamboni, o Cuentos de la Selva de Horacio Quiroga. Todos los jueves sale un libro de autor misionero y nosotros lo llevamos al Braille. Hicimos un mini museo del cuento y transcribimos cuentos clásicos, Aladino, Cenicienta, Blancanieves. Vinieron los chicos ciegos y les encantó, porque no hay mucho material dando vueltas. Hay en donación y préstamos novelas, cuentos y enciclopedias. Hacemos toda la atención al ciego, vienen y piden un libro, o se lo conseguimos en audio o en Braille. Y si no está, que nos den un tiempo. Ahora queremos llevar el Misiones 21, el manual de la primaria, tenemos que adaptarlo mucho, para que al ciego en la primaria le sea muy útil. Lo que necesitamos es la impresora que está rota y nos van a arreglar”, finaliza ella. Javier, por último estimula al taller: “viene muy bien el Braille para leer, los archivos de audio sirven, pero hay mucha gente que no tiene memoria auditiva, necesita leer por Braille”.