Sobrevivir a la dictadura paraguaya

Jueves 18 de octubre de 2007
Foto: Gentileza
En 1992, el juez paraguayo José Fernández y el ex prisionero político Martín Almada, ingresaron a la estación de policía de Lambaré, en Asunción. Allí buscaban los archivos policiales de Almada. “Lo que encontraron en su lugar fueron décadas de historia documental sobre la represión en Paraguay y otros países (…). En total, se han rescatado unas cuatro toneladas de documentación”. La periodista argentina Stella Calloni narra el descubrimiento casual de los importantes “Archivos del Horror”, material que dejó en plena evidencia el denominado“Plan Cóndor” en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay. Esa valiosa documentación delata el terrorismo de Estado que los regimenes militares introdujeron en América Latina con el apoyo y financiación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA en inglés) de los Estados Unidos.
El abogado Martín Almada (60) recibió numerosas distinciones internacionales por su investigación del plan de exterminio y persecución de opositores en América del Sur y desde que, siendo exiliado paraguayo, fue nombrado “Experto en  Educación para América Latina” por  la UNESCO en París, Francia.
En 2002, en el parlamento Sueco, la Fundación Right Livelihood Award entregó a Almada el premio alternativo del Nóbel de la Paz por su campaña contra la impunidad internacional.
Almada no es solamente reconocido en el mundo por su lucha constante por los derechos  humanos. También es la voz sobreviviente de un plan sistemático de exterminio, ya que fue un preso político durante la última dictadura militar paraguaya.
Almada llega hoy a Posadas para participar de la Segunda audiencia pública internacional “El exilio paraguayo en la frontera argentina”, donde declararán las víctimas y testigos de violaciones a derechos humanos durante los 35 años de la dictadura del General Alfredo Stroessner (1954-1989).

“Mi delito fue Pablo Freire”
En diálogo con El Territorio desde su casa en Paraguay, Almada contó que fue condenado ilegalmente en 1974 como “terrorista intelectual”. Ese año había presentado su tesis “Paraguay: Educación y Dependencia”, en el doctorado en Ciencias de la Educación que realizó como becario en  la Universidad de la Plata. En su estudio académico, Almada cuestionó el sistema educativo paraguayo y planteó la educación liberadora. La policía argentina leyó y envió esa tesis que, en manos de la Policía política de Paraguay, fue tildada de “subversiva”. Por entonces Almada era un conocido docente de San Lorenzo, localidad paraguaya a pocos kilómetros de Asunción. Era presidente de la Asociación de Educadores, el gremio docente de ese país. “Mi primer pecado fue haber llevado a la teoría la pedagogía del oprimido de Paulo Freire”, comentó Almada en relación a la temática planteada en su tesis.
El investigador dijo que el pensamiento de la dictadura paraguaya fue “tragicómica” debido a la mediocridad de los funcionarios militares. Recordó que a comienzos de los 70 el actor Cantinflas se conmovió con la situación docente y prometió su visita a un festival, donde se recaudaría dinero para el plan Villa del Maestro, para la construcción de viviendas. Sin embargo Almada fue citado por el ministro de Educación y Cultura stronissta, quien prohibió la llegada del artista mexicano. Había acusado a Cantinflas de un peligroso comunista y exigió a Almada abandonar el “libro diabólico”, en referencia al texto de Freire.
Almada también recordó de cuando estuvo detenido en la cárcel de Emboscada en Paraguay, similar a un campo de concentración. “Por entonces tuve mucho miedo”, dijo el investigador, que realizó una huelga de 30 días hasta que Stroessner decidió liberarlo ante la presión de Amnistía Internacional, el Comité Mundial de Iglesias y otras Organizaciones de Derechos Humanos.
En 1978 pidió asilo y partió a Panamá con sus hijos. Volvió a Paraguay desde París en 1989, cuando fue derrocado Stroessner.  “Quería saber primero como murió mi esposa (Celestina Pérez) y porqué fueron militares extranjeros los que me torturaron en mi país”, dijo Almada. Al revisar los expedientes militares descubrió que uno de sus torturadores era Héctor García Rey, jefe de la Policía argentina de Córdoba, y Jorge Oteiza López, coronel de la Fuerza Aérea Chilena. El primero investigaba la relación de Almada y sus presuntos vínculos con  guerrilleros en La Plata y el segundo lo acusaba de integrar un movimiento de izquierda en Chile. Durante su investigación, Almada descubrió que su esposa falleció de un infarto. “A mi me torturaban y a ella le hacían escuchar” por teléfono, manifestó Almada y aseguró que por eso “mi esposa fue asesinada”.

Impunes
El 29 de julio de 2006, Stroessner fue operado de una hernia en el Hospital Santa Lucía, de Brasilia, con resultados satisfactorios en los primeros días, pero luego sufrió una complicación pulmonar que derivó en neumonía y que lo mantuvo en estado crítico hasta el 16 de agosto de 2006, cuando falleció sin ninguna condena.
Al régimen stronissta se le imputan unos 900 asesinatos, 200 desaparecidos, millares de presos políticos y más de un millón de exilios forzados. Aún hay centenares de  “pyragué” (soplones) stronisstas entre la sociedad paraguaya.

El exilio en la frontera Argentina
Almada estará hoy a las 20 en el aula 5 y 6 del cuarto piso de la Facultad de Humanidades. Realizará una conferencia sobre “La Operación Cóndor. Terrorismo de Estado en América Latina”
En tanto, La 2da Audiencia Pública Internacional “El exilio Paraguayo en la Frontera Argentina” se realizará el viernes 19 de octubre en el Palacio de Justicia de la Provincia de Misiones, en Santa Catalina1735 de Posadas, desde las 8 y hasta las 16. 
El encuentro está organizado por la Comisión de Verdad y Justicia de la República del Paraguay, similar a la Comisión Nacional de Desparecidos (CONADEP).
“La Dictadura de Stroessner arrojó sistemáticamente al exilio a miles de ciudadanos paraguayos que cruzaron la frontera y se asentaron en diversos puntos de la provincia de Misiones. En el exilio formaron sus familias y realizan aportes culturales y materiales que contribuyen a la construccion de una identidad regional única y enriquecida con sus dolorosas experiencias de guerra, persecución y exilios pero también, de lucha sin descanso por la paz, la reconcialiación, la democracia”, dicen los organizadores.