Unos tres mil fieles arribaron a Loreto para renovar sus votos de fe

Lunes 21 de noviembre de 2005
La Virgen de Loreto. | La imagen negra traída desde Italia fue saludada con aplausos e invitada por el Obispo a presidir la ceremonia. | Foto: Diego Ibarra
“Cuando la Madre llama, los hijos acuden presurosos a su encuentro”, dijo la hermana Graciela al ver la gran convocatoria de gente que arribaba a Loreto desde bien temprano en la mañana de ayer a homenajear a la Virgen como sucede el tercer domingo de noviembre desde el 2002.
Según datos oficiales, hacia las 11, unas 3000 personas se habían congregado en el lugar. Muchos llegaron a pie, otros en colectivos, autos particulares y bicicletas. Fue una gran fiesta de la fe.
“Lo que cuenta es visitar a nuestra madre y rezar por que tengamos un mundo mejor y sobre todo para nosotros que somos jóvenes y todo se vuelve difícil, el futuro sea más esperanzador”, expresaron los integrantes del grupo juvenil de la capilla Cristo Rey en un sentir que se multiplicó por cientos entre los devotos que arribaron al predio ubicado a unos 55 kilómetros de Posadas, al costado de la capilla y de las reducciones jesuíticas de Loreto.
“Venimos a pedir lo que todos”, contó Ema de Oliveira de Florentino Ameghino: “salud, trabajo y armonía en la familia”.
La misa presidida por el obispo de la Diócesis de Posadas, Juan Rubén Martínez, comenzó pasadas las 10.
Se presentó una imagen de la Virgen de Loreto traída desde Italia y otra del santo mártir Roque González de Santa Cruz. Además, se pidió perdón por los pecados.
Le siguió un rito de purificación con fuego y agua. Esto preparó a los fieles para recibir el mensaje del Obispo que llamó a los cristianos a “convertirse en Cristo”.
El mensaje
Monseñor Martínez sostuvo que es “tiempo de prepararnos, tomar el camino de la conversión, asumirnos como cristianos, sin contradicciones entre lo que decimos ser y nuestros actos”.
En espera del año del Jubileo, añadió: “Tomamos tres pilares para abrir nuestro corazón a Cristo”. Explicó que este año se trató la conversión en verdaderos cristianos. Mientras que en el entrante la Diócesis trabajará sobre la comunión, “como entra Cristo en nuestra vida”. En el 2007, el tema central será la misión, la evangelización.
“No podemos evangelizar si no deseamos convertirnos, si no tomamos como centro el que no creemos en algo. Creemos en alguien, en la persona de Jesucristo y es él quien nos llevará por el camino de la verdadera fe”, sostuvo.
El prelado también hizo un llamado a salvar la memoria, la identidad “como lo hicieron aquellos mártires y el padre Ruiz de Montoya que nos legaron la fe. Debemos mirar el pasado para encarar con más fuerza e intensidad el presente y el futuro”.  E indicó que esa es la importancia del santuario de Loreto, un lugar que nos recuerda quiénes somos.
La peregrinación a Loreto es una actividad que la Diócesis viene impulsando con el fin de conformar al santuario en centro de espiritualidad y rescate de las raíces culturales de la vida cristiana.
Una síntesis de las palabras del Obispo fueron leídas en lengua guaraní en reconocimiento de un grupo de la comunidad Mbya-guaraní que presenció la invocación religiosa.
Después de la lectura bíblica del día, siguió el momento de la comunión. Los que así lo deseaban recibieron la bendición de manos de los sacerdotes de la Diócesis.

Mano artesanal
La estatua de San Roque González de Santa Cruz fue hecha por un artesano del interior de la provincia, quien además tiene a su cargo la talla de los otros dos jesuitas mártires rioplatenses, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo.
Según lo expresado  durante la ceremonia, las imágenes serán trasladadas a la Iglesia Catedral de la ciudad capital hasta tanto se dé con el lugar apropiado donde morarán definitivamente, en Loreto.
Tras el final de la misa, muchos levantaron sus cosas y emprendieron el camino de regreso.
En tanto que algunas familias y grupos de jóvenes se dispusieron a disfrutar del aire libre y de las actividades y números artísticos que se sucedieron a lo largo de la soleada jornada.
Hacia la tarde, unas 1500 personas aún acampaban en el lugar, entre tererés, mates, juegos de pelota y cánticos religiosos.