Nuevas perspectivas para el tratamiento de la esclerosis múltiple

Miércoles 7 de marzo de 2007 | 17:43hs.
Esclerosis múltiple. | En la Argentina padecen esta enfermedad alrededor de 6 mil personas.


Del 14 al 18 de marzo se llevará a cabo en El Calafate, provincia de Santa Cruz la IV Reunión Latinoamericana de Esclerosis Múltiple (EM), de la cual participarán numerosos especialistas de la región.
Durante el encuentro, además, se presentarán los resultados de una investigación argentina que lleva diez años de seguimiento y cuyo objetivo es analizar los resultados obtenidos en pacientes tratados con Acetato de Glatiramer (AG).
“El objetivo terapéutico de cualquier tratamiento modificador de una enfermedad no es sólo disminuir la presencia de recaídas, sino además evitar o retrasar la aparición de la discapacidad a largo plazo. El estudio encabezado por el doctor Ford y del que participaron 174 pacientes, es el único hasta el momento que muestra un seguimiento prospectivo de más de 10 años evaluando los efectos de la monoterapia con Acetato de Glatiramer, y suministra información sobre la seguridad a largo plazo y sobre la proporción de pacientes que progresan. A partir de estos resultados podrán mostrarse los efectos del tratamiento sobre el índice de recaídas y la proporción de pacientes libres de ellas”, señaló, durante una reunión para la prensa la doctora Adriana Carrá, médica neuróloga, miembro del Comité Médico Asesor de Esclerosis Múltiple Argentina (EMA) y docente honoraria de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).  
Imagen que representa la reunión a celebrarse en Santa Cruz la semana próxima
Las conclusiones de esta investigación son relevantes no sólo por la esperanza que representa para los pacientes que se siga investigando, sino también debido a los avances que pueden hacerse en cuanto a conocer cuál es el mejor tratamiento.
Por otro lado, se trata del único estudio realizado a tan largo plazo y, por tratarse de una investigación argentina, puede echar luz sobre una enfermedad que afecta a una población aproximada de seis mil personas y ser el puntapié inicial para otras investigaciones futuras sobre afecciones de las cuales no hay cifras a nivel local.
Caracterización de la condición
La EM es una enfermedad crónica, inflamatoria y neurodegenerativa que afecta el sistema nervioso central. Durante el desarrollo de esta afección que comienza a manifestarse entre los 30 y 40 años de edad y cuyas causas aún no han sido determinadas en forma concluyente, las propias células del sistema inmune atacan la mielina, un conducto compuesto de grasas y proteínas que rodea las fibras nerviosas. Este ataque provoca un daño que causa deficiencias en la conducción nerviosa y la consecuente pérdida de las funciones neurológicas.
Por lo general, quienes padecen esta enfermedad, unas dos millones y medio de personas alrededor del mundo, son adultos aunque puede diagnosticarse luego de la segunda década. Las mujeres son las más afectadas presentándose una relación dos a uno con respecto a la prevalencia de la EM en el sexo masculino.
Dado que el curso de la enfermedad es variable y que existe una amplia variedad de síntomas, el diagnóstico no sólo no es sencillo, sino que además debe basarse en una minuciosa historia del paciente, así como también en un examen neurológico exhaustivo que comprenda imágenes de resonancia magnética y análisis del líquido cefalorraquídeo entre otros.
Posibilidades de tratamiento
En la actualidad, existen dos posibilidades para abordar la EM. Una es la terapia con Interferón Beta, y la otra, la ya mencionada monoterapia con Acetato de Glatiramer.
Hasta el momento el interferón beta, un medicamento biológico perteneciente a la categoría de los ‘inmunomoduladores’, es el más utilizando dado que su acción previene episodios de síntomas, también llamados recaídas, y desacelera el desarrollo de la discapacidad en los pacientes.
No obstante, recientes investigaciones han demostrado que el Acetato de Glatiramer actúa enfrentando todos los aspectos de la patología, reduciendo la inflamación, controlando la neurodegeneración e intensificando la reparación axonal.
De acuerdo con el doctor Jorge Correale, médico neurólogo, Jefe de la Sección Enfermedades Desmielinizantes del Instituto FLENI y otro de los disertantes de la IV reunión Latinoamericana, “el reconocimiento de que la EM es en parte un proceso neurodegenerativo impone abordar de manera crítica la patogenia de la enfermedad, a fin de considerar nuevas estrategias de tratamiento”.
Con respecto a las diferentes posibilidades terapéuticas, el especialista quién también se desempeña como vicepresidente del Comité Médico Asesor EMA, concluyó: “Si bien el interferón tiene un alto impacto sobre la calidad de vida, cuando se trata de determinar la eficacia de una droga para la EM, lo primero que hay que hacer es ser realistas y admitir que éstas no la curan. Sin embargo, si tenemos en cuenta que esta enfermedad afecta a gente muy joven, podemos decir que gracias a la terapia los pacientes podrán tener una mejoría y lograr el control no sólo de los brotes, sino también de los efectos secundarios”.