En la Argentina 10 mil personas padecen cáncer de tiroides

Miércoles 8 de noviembre de 2006 | 13:14hs.


La glándula tiroides es un órgano ubicado en la base del cuello cuya función es la producción, el almacenamiento y la liberación de hormonas en el torrente sanguíneo. La importancia de esta labor radica en que las sustancias liberadas ejercen influencia en la mayor parte de las células que intervienen en el control de diversas funciones del organismo.
Esta función puede verse alterada por tres condiciones: el hipotiroidismo, que se desarrolla cuando los niveles de hormonas son bajos; el hipertiroidismo que, por el contrario, se da cuando el nivel es muy elevado y el organismo trabaja más rápidamente; y el cáncer de tiroides, generado a partir del crecimiento de un tumor maligno dentro de la glándula.
Aunque no se trata de un tipo habitual de cáncer, el de tiroides es el tumor maligno endócrino más frecuente dado que su incidencia, en términos generales, está calculada entre 0,5 a 10 pacientes por cada 10 mil habitantes. En la Argentina, son 10 mil los casos detectados registrándose entre 700 y 900 nuevos cada año.
“Tanto el hipo como el hipertiroidismo son patologías extremadamente frecuentes que nada tienen que ver con el desarrollo del cáncer de tiroides. Sin embargo, al tratarse de afecciones tan prevalentes, puede ser que un paciente tenga un diagnóstico de hipotiroidismo y a su vez, asociado un nódulo tiroideo que evolucione en un tumor maligno”, expresó Fabián Pitoia, médico especialista en Endocrinología integrante de la Sección Tiroides de la División Endocrinología del Hospital de Clínicas José de San Martín.
Si bien el carcinoma papilar, tipo de cáncer de tiroides responsable de entre el 65 y el 80 por ciento de los casos, es más prevalerte en las mujeres, el sexo no es un factor que determine la aparición de la enfermedad. La edad, en cambio, sí influye pues a medida que pasan los años el riesgo aumenta, siendo más grave el pronóstico promediando la cuarta década.
“Cualquier persona puede tener cáncer de tiroides, tanto chicos como adolescentes o adultos. Sin embargo, los hombres mayores de 45 años suelen tener peor pronóstico. En cuanto a la edad, la diferencia no pasa tanto por la posibilidad de que el cáncer se desarrolle, sino en el riesgo que el cuadro reviste”, postuló Daniel Licht, médica especialista en endocrinología, miembro titular de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (Saem) y de la Sociedad latinoamericana de Tiroides.

Detección
Como sucede en otras afecciones, el primer paso necesario para poder recurrir al especialista, es que el paciente se de cuenta que algo anda mal. Mientras en el caso de las mujeres el disparador de la consulta con el médico endocrinólogo suele ser la imposibilidad de bajar de peso, por lo general la duda se despierta por anormalidades descubiertas mediante la realización de un autoexamen o bien por la presencia de diversas molestias.
Cuando los tumores son pequeños, los pacientes no advierten nada. Pero, a medida que éstos crecen, no sólo se vuelven visibles, sino que además comienzan a provocar dificultades para respirar o tragar debido a la proximidad con la tráquea, la laringe y el esófago. Por otra parte, si el paciente presenta un cuado de hiper o hipotiroidismo puede ser que sienta cansancio. También existe la posibilidad de que, tanto el paciente como el médico, adviertan la presencia de un nódulo durante una revisión”, detalló Licht.
Los estudios que pueden realizarse son diversos. Además de la punción, la ecografía y el ecodopler de cuello, es posible llevar a cabo un análisis de tiroides aunque esta prueba arroja resultados sobre la función de la glándula pero no acerca de su estado.
Teniendo en cuenta las cifras recavadas por la Asociación Americana de Tiroides, la mayoría de las consultas corresponden a tumores de cáncer diferenciado, siendo pocos los casos de cáncer medular, el tipo que presenta la mayor posibilidad de metástasis y mortalidad.
“La tasa anual de descubrimientos muestra una tendencia en alza, pero creemos que obedece a un incremento en la cantidad de consultas pues la mortalidad no aumentó. Para que esto siga de la misma forma, es importante informar y concientizar a la población pues actualmente se está analizando si existe relación entre los miembros de la familia. De manera que, si una persona tiene algún familiar cercano que haya tenido cáncer de tiroides, lo más recomendable es que se cheque la glándula a través, por ejemplo, de una punción durante la cual se extraen células pequeñas que son estudiadas en el microscopio para determinar la existencia del tumor”, indicó Licht.

Tratamiento
De acuerdo con Pitoia, el abordaje inicial de la enfermedad se realiza a través de la vía quirúrgica. “Mediante la tiroidectomía total se extirpa toda la glándula tiroides y luego de ese procedimiento comienza la administración de yodo radiactivo, una sustancia que se fija a las células tiroides que pudieron haber quedado en el organismo provocando su destrucción. El tratamiento se completa con la administración de terapia supresita con hormona tiroidea”, consignó el especialista.
No obstante, aunque la ablación con radioyodo presenta muy buenos resultados, y las posibilidades de sobrevida alcanzan el 90 por ciento de los casos, el tratamiento contempla un aspecto negativo pues los hábitos de vida del paciente pueden verse afectados.
“Para recibir el tratamiento con radioyodo, los pacientes deben quedar sin hormona tiroidea de reemplazo, por lo que deben sufrir un hipotiroidismo severo que realmente afecta negativamente su calidad de vida”, concluyó Pitoia.
Con el objetivo de evitar esta contrariedad, es posible recurrir a la administración de hormonas estimulantes de la tiroides (TSH), de origen recombinante humano. (Pro-Salud News)