Anecdotario de una leyenda viviente del ciclismo misionero: Don Firpo

Domingo 30 de agosto de 2009
Hace 70 años. | Compitió hasta 1947.
Más conocido como “Firpo” - sobrenombre impuesto por su progenitor (Sesostris Olmedo fundador de El Territorio) en homenaje al boxeador legendario - don Exadio Olmedo (87) se ha convertido también en una leyenda viviente del ciclismo misionero.

Son 70 años en bicicleta
“Nunca dejé de andar en bicicleta, contó ayer don Firpo. Comencé en el 37 y competí hasta el 47, ya asediado por las obligaciones laborales, pero nunca dejé de lado la bicicleta.
“Hace poco sufrí un accidente en la calle cuando fui atropellado por un colectivo, logicamente durante la convalescencia no usé la bicicleta, pero ahora con estos días de sol, mi hijo Rolando me lleva a la costanera y allí le doy un poco a los pedales.
“Me asisto con un “rolo”, continuó el decano de los veteranos del pedal, que es un sistema de cilindros y correas que estabiliza al ciclista, con más eficiencia que un giróscopo”, asegura.

Los picados de los mitaí
Nació en Monte Caseros en 1921 y a los pocos meses ya fue Misiones el sitio donde viviría en adelante. Los Olmedo vivían en la calle Rioja, entre Buenos Aires y Félix de Azara.
Don Firpo veía desde su inocencia los alrededores de esta tierra colorada como algo sensacional, sobre todo las canchitas de baldíos donde los mitaí jugaban a la pelota, con una de trapo. Eran famosos los jugadores de equipos como “Taponazos” o “Pintazo”.
“Teníamos de arquero, recuerda, a Sonoda, los contrarios pertenecían al barrio de la calle San Martín y Junín,  y cuando un cuadro, las gurisadas se desquitaban corriendo a sus adversarios a piedrazo limpio, ¡de puros pichados nomás!”

La hora de la bicicleta
Su lema fue, y es, “la bicicleta es lenta pero segura cuando no hay apuro por llegar a destino”.
Los caminos desnivelados de aquella época no les impedían correr carreras entre las calles poceadas, entre arribadas y bajadas, tan comunes. Pero no sólo para don Firpo toda fue en la infancia jugar o nadar en la laguna San José. Estudió y trabajó de joven.
Asistió a la escuela primaria en la Superior nº l de varones, y eran tiempos de doblar y arreglar los Territorios, ayudando a sus hermanos mayores, a sus padres don Sesostris y doña Alcira Ortega.
Nuestro entrevistado comentó que su padre admiraba al boxeador Luis Ángel Firpo, y deseaba que su hijo Firpo, por su físico, fortachón, fuese boxeador. Tanto fue así que instaló en el patio de la casona y taller del diario, un cuadrilátero casero.
“Mi padre, confidenció Firpo, se divertía con las peleas improvisadas de los mita í del barrio y canillitas que descargaban sus energías de gurises traviesos.
He aquí el meollo de una cuestión: a Exadio no le gustaba el boxeo, él quería ser ciclista, como su hermano Rolando, quien practicaba además, remo, natación y esgrima que en ese tiempo estaba en boga. Cacho había ganado algunos trofeos, en el salón del italiano Revechi, quien tenía su academia en el centro. Asimismo su hermano Rodio - ya fallecido igualque su hermano Rolando - fue basquetbolista y árbitro de fútbol, pero en épocas posteriores.

Recuerdos que son historia
“Don Luis Sereni, cuenta don Firpo, exiliado en Brasil y luego en Misiones, corrido de su Italia natal por Mussolini, a quien paradojicamente había salvado de morir congelado en una grieta de hielo unos años antes, fue el pionero del ciclismo misionero.
“Fue tan bien recibido don Sereni por los argentinos en época de Hipólito Yrigoyen, que bautizó a su hija María Hipólita en su homenaje. Y como él tenía la bicicletería y organizaba las famosas Vueltas de Misiones, y yo ya lo frecuentaba, terminé casándome con su hija, confidenció sonriendo.
“Desde el año 23 Sereni ya alquilaba bicicletas a 20 centavos la hora. Y agregó don Firpo:
“Instaló su taller de venta de bicicletas y repuestos, primero en Córdoba y Buenos Aires, y después en San Lorenzo y La Rioja, allí ofrecía las primeras “importadas”, las últimas novedades en bicicletas de carreras, triciclos de reparto y las tandem con doble pedalera, disponía de todas las marcas francesas, alemanas e italianas, como Halcón, Automoto, Peugeot, Bianchi, Humberto Dei, Victoria, Rener, Alba, Diana y otras.

Las Vueltas de Misiones
Poseedor de una memoria envidiable y una picardía de relator que hace tan amena la charla, contó don Firpo sus recuerdos de las dos ediciones de la Vuelta de Misiones en las que participó:
“Salíamos de Posadas hacia Garupá, Candelaria, Santa Ana, nos adentrábamos hacia Bonpland y por la Picada San Martín arribabamos a Oberá. Allí descansábamos y comíamos gracias a la eficiencia del organizador, don Sereni.
“La segunda etapa consistía en llegar a Alem, Picada López, Concepción y San Javier sobre la orilla del río Uruguay.
“La tercera y última etapa la integraban Azara, Concepción y Apóstoles (algo alejado... que obligaba a un desvío de 10 kilómetros) luego a San José, Parada Leis y arribo final Posadas. Se cubrían 330 kilómetros de senderos pedregosos que no nos inhibían”.

De cara al viento
El próximo 21 de noviembre don Firpo cumplirá 88 años. Y él mismo se convierte, sin pretenderlo, en un claro ejemplo de los beneficios que reporta el ciclismo al ser humano, ya que a una edad en la que muchos se llaman a “cuarteles de invierno” él se entrega a su amiga de dos ruedas, cadena y pedal para disfrutar de cara al viento, la tensión del músculo y la garra en el manubrio, como en los viejos tiempos...
Don Firpo supo transmitir su pasión a su hijo Rolando, abogado y entusiasta ciclista, defensor de los derechos de quienes utilizan la bicicleta para trasladarse por la ciudad y las rutas, promoviendo sin descanso, junto a las asosiaciones deportivas, la construcción de las bicisendas en Misiones.

Mercedes “Mecha” Villalba