San Ignacio vibró en una procesión musical

Sábado 27 de agosto de 2005
Despliegue. | La puesta en escena de una procesión religiosa conmovió y sorprendió ayer al público misionero.
Una custodia con rayos de oro, imitando las que guían las procesiones de Corpus Christi, presidía la entrada del templo mayor de las reducciones jesuíticas de San Ignacio. La marcha estaba encabezada por un estandarte con la imagen de la Virgen, seguida por la de la corona española y el símbolo de los jesuitas que habitaron estas tierras junto a los aborígenes.
Ayer, alrededor de las 20, la antigua arquitectura de San Ignacio volvió a vibrar; recobró por unas horas esa mágica conjunción de españoles y nativos, de música barroca y frases en guaraní en la puesta en escena de la “Procesión de Corpus Christi”, una celebración religiosa en la que se combinaba la fe, demostrada en los acordes de los coros y los instrumentos, y pequeños pasajes en que los sonidos guaraníes tomaban otra forma.
En una propuesta que volverá a repetirse el primer viernes de cada mes, el esfuerzo conjunto del Gobierno de la Provincia y la Universidad Nacional de Misiones logró conmover al público que ayer se dio cita en ese místico lugar.

Procesión
A la izquierda de la custodia  dorada, se agrupó el coro de la Unam, dirigido por Emilio Rocholl, llevando atuendos acordes a la festividad celebrada.
Un sacerdote presidía, primero la procesión, y después las distintas etapas en que consistía la celebración. A la derecha, la orquesta de la misma universidad ejecutaba melodías barrocas acompañando las voces agudas de un coro que, por momento cantaba en latín, como única lengua y, por otros, en guaraní. En las distintas etapas de la procesión, los músicos acompañaban los estandartes, inciensos e imágenes para  retomar la ubicación del principio.
La “Procesión de Corpus Christi” es un espectáculo cuidado hasta en los más mínimos detalles e invita, en el tiempo que dura, a descubrir esos rituales que se creían perdidos y que ayer volvieron a dar vida a las reducciones, como si el tiempo se hubiera detenido en esas voces de fe.