El Paraíso del autoconsumo existe y está en San Pedro

Domingo 9 de noviembre de 2008
Combatir la miseria, la angustia o la falta de trabajo, ya no es cosa sólo de hombres ni mucho menos de los políticos. Decididamente la alimentación sana y abundante de varias colonias, pasan por las manos callosas y el corazón solidario de más de cien mujeres de esta localidad.
Hildegardes Felten de Mattje de 55 años, es la fundadora de una asociación que supo no solo nuclear a mujeres en busca de un objetivo concreto de bajar la desnutrición infantil con alimentación sano, sino prescindir de los planes sociales. “Los planes sociales no hacen otra cosa que destruir colonias”, dijo categórica Liliana Kamiski.
Son mujeres que no tienen descanso. Se acuestan muy temprano, al anochecer, y se levantan a la 5 de la mañana. Lejos está de importarles lo que sucede con las nuevas tecnologías, el mundo globalizado o las comunicaciones instantáneas o los enlaces vía internet. Tienen otras prioridades; más urgentes, más diarias y más reales: la aventura de sobrevivir e ingeniarse para forjar de la nada, un futuro para sus hijos.
Hildegardes y Kamiski, representan al centenar de mujeres que trabajan por el bienestar de su familia y les alcanza el tiempo para pensar y trabajar por mejorar su comunidad. Son dos de las mujeres que integran en la Colonia Paraíso, ubicada a unos 10 kilómetros de San Pedro, el grupo “Unión y Progreso”.
Esta asociación cumplirá el 26 de noviembre 19 años de vigencia y surgió ante la necesidad de autobastecerse y hoy abarca a mujeres de ocho colonias. Entre las colonias más conocidas están Fortaleza uno y dos, Colonia Florida, Sol Poniente y Naciente, Santa Rita y Paraíso y sus alrededores.
Nuclea en la actualidad a 103 mujeres y tienen muy en claro el valor de la solidaridad, del trabajo conjunto y mancomunado. La asociación tiene un fin común: producir alimentos sanos, sin agrotóxicos, para el consumo propio y para el intercambio. De registrarse excedentes de producción, comercializan en la feria Franca de San Pedro, los miércoles y sábados.
Sus acciones son tan respetadas, que ahora también 18 hombres decidieron seguir un camino similar e integran el equipo de producción de semillas y comercialización.

Capacitaciones previas
Además del conocimiento tradicional del manejo de las chacras, Hildegardes y Kamiski, fueron capacitadas junto a las demás mujeres de la asociación, por la Red de Agricultura Orgánica de Misiones (Raom) que promueve la agricultura ecológica, además de acompañamiento de organizaciones no gubernamentales, y el Instituto de Desarrollo Social y Promoción Humana (Indes) que trabaja con campesinos en el noroeste argentino, y el Programa Social Agropecuario de Misiones dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación.
En rigor, les enseñaron el aprovechamiento integral de las verduras y frutas; el envasado y su conservación; la fórmula para preparar productos caseros como dulce de leche, mermeladas; hasta producir pomadas y jarabes de plantas medicinales. Ahora conocen a la perfección las utilidades de la salvia, el aloé, la cáscara del lapacho negro, anchico, pitanga o uña de gato. Al adquirir la teoría y poner en práctica los conocimientos, son ellas quienes ahora enseñan a las nuevas socias. “Viene gente a conocer la experiencia de todas las localidades, incluso del Paraguay y Brasil. En estos lugares también comenzaron a aplicar este sistema”, aseguran.
“La mayoría tienen entre 30 a 40 hectáreas y en la zona se planta además té, yerba y tabaco”, contó Kamiski.
“En cuanto al auto consumo, se logró que cada familia tenga una huerta, con sus chanchos, sus vacas, se hizo mucho hincapié que la familia tenga para su consumo y el excedente queda para comercializar”.

Por plantaciones anuales
Son muchos los casos que al ver que podían sobrevivir con la venta de quesos caseros, dulces y las ventas de chacinados, resolvieron abandonar la plantación de tabaco ante el escaso ingreso de éste último producto. Cuentan que algunos siempre cultivaban solo tabaco, pero ahora ven que si se dedican más a cuidar y alimentar a los animales, vender leche y carnear de tanto en tanto, pueden vivir tranquilamente.
Es que estas gentes, tienen escasos gastos: sólo compran un poco de sal, muy pocas veces azúcar (porque hacen azúcar blanca) y harina. El resto lo producen o se intercambian, desde el arroz a la carne, las verduras y las frutas.
“Lo que vendemos de productos es para vestirnos y otros pequeños gastos”, dijo Hildegardes quien en su casa no desperdicia nada de nada; ni los excrementos de las vacas: los utiliza para transformarlos en biogas.
En forma diaria, carga los excrementos de sus animales en una amplia batea, que a su vez se filtra en un pozo sellado; desde allí con un sólo orificio, se filtra por una manguera el gas utilizado en su cocina. “Acá todos ayudan; desde los más chicos a los más grandes”, dicen.

Ejemplo de organización
En la actualidad las 103 mujeres, se manejan solas. Administran sus fondos rotarios que son distribuidos entre los nuevos socios y fueron adquiriendo diversos bienes o instrumentos de labranzas.
“Venimos siempre a visitar esta chacra de 23 hectáreas; lo usamos como modelo porque tienen productos todos orgánicos y son pioneros en hacer agrupaciones de mujeres que trabajan en huertas orgánicas, para la producción de autoconsumo”, dijo Carmen González ingeniera forestal y docente de la materia Eco Desarrollo de la Carrera de Guardaparques del Instituto Superior de San Pedro. “Esto es aprovechar de manera sustentable y es un ejemplo para otras colonias”, dijo Milka Raquel Gómez, alumna de guardaparques. “Es muy buena la experiencia y están muy bien organizados”, añadió Claudia Fernández.

Concientizar
Una de las primeras tareas realizadas por estas mujeres, fue concientizar para mejorar su propio estilo de vida.
Recuerdan que fue una de las mayores dificultades. “En principio empezamos de manera tradicional con venenos y químicos y en el segundo año, al ver los problemas de salud y de desnutrición, pensamos también que debíamos producir alimentos sanos y así comenzamos con las huertas orgánicas”.
De esta manera la tarea de concientización no se detiene y ya lleva diez años. A los integrantes del grupo, les hablan sobre la importancia de producir y tener suficiente alimento para el autoconsumo.
Como muestra de la buena alimentación lograron bajar de 213 niños desnutridos incluido algunas mujeres embarazadas, a 18 con bajo peso a quienes siguen asistiendo.
Aseguran que como los citados guardaparques, son muchas las personas que llegan a ver cómo lograron estas mujeres mantenerse unidas mediante un objetivo común. Ellas, se toman el tiempo para demostrar que con esfuerzo todo es posible.


Cinco áreas
Las mujeres trabajan en cinco áreas de trabajo. Una es salud, encargada de producir medicina alternativa natural como pomadas; medicamentos tradicionales o mejorados. Cuenta con un equipo de primeros auxilios con el equipo de salud.
Otro es el equipo de recreación destinada a las mujeres y familias, encargadas de eventos sociales, para recordar desde el Día de la Madre y también dar a conocer los derechos de la mujer y el niño. El área de administración y recursos, como encargada de los fondos rotatorios. Uno de los fondos para emergencia de salud destinado a ayudar a las familias asociadas que necesitan un préstamo y tienen tiempo, hasta un año para devolver. 
La administración central de estas familias, está basada en una caja de funcionamiento para gastos de organización y el fondo rotatorio,  generado desde los primeros 3.000 pesos de subsidios. Para ello son tres tesoreros. En un reciente balance pudieron determinar que circularon alrededor de 76.000 pesos de ayuda distribuida entre  unas 250 familias. El nivel de devolución asciende a 85 por ciento aproximadamente.


Los orígenes
En las miradas de las campesinas aún se siente la muerte de Hortensia Lemes, que con  Hildegardes fueron las primeras en convocar a una reunión el 26 de noviembre de 1990. En esa primera convocatoria, llegó una treintena de mujeres pensando que se repartían mercaderías; cuando en realidad se repartieron ideas que ahora dan sus frutos y permite sobrevivir a las familias sin grandes sobresaltos económicos. Viven de lo que producen y sin necesidad de abandonar las chacras.
Los productores muestran orgullosos las verduras plantadas, las plantas medicinales junto a hermosas huertas orgánicas, sus animales, sus chacras exhibidas a las visitas que desde otros puntos de la provincia vienen a conocer.
Todos viven ocupados, unos ordeñando las vacas, descascarando el arroz, elaborando conservas. Demuestran así que la chacra es un lugar para vivir con lo producido.

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