Carlos García Coni alternó el incansable trabajo como médico rural con su otra pasión: la literatura

Domingo 2 de septiembre de 2007


Fue reconocido por la población por altruista, en una zona donde todo se hacía a pulmón.  Nació en Goya, Corrientes. Su padre también fue médico.
Llegó a esta provincia con sus dos hijos, el mayor, un nene de cuatro años, y la menor, una nena de dos.
Carlos García Coni había estudiado medicina en Buenos Aires. Antes de recibir su título, se casó con Irene De Donatis en la iglesia San Nicolás de Bari. En esa ciudad nacieron sus hijos Carlos Alberto y Blanca Rosa.
En 1954, la familia arribó a  Misiones. Al jefe del grupo lo habían enviado  como médico de Gendarmería Nacional en el Escuadrón VIII “Alto Uruguay”, con sede en Concepción de la Sierra.
Llegaron en barco desde Corrientes. Debido a los peligrosos saltos del Apipé, hicieron un trasbordo y completaron el trayecto hasta Posadas en el barco “Iguazú” hasta Posadas.
En Misiones sus obras fueron a la altura de sus  cualidades. Gestionó junto a otros hombres la creación de la Escuela Normal Mixta “Paula Albarracín de Sarmiento”.
La gestión se logró durante el gobierno de César Napoleón Ayrault. La escuela funcionó en 1960.
García Coni no poseía auto propio. Cumplió con altura su profesión  andando a caballo o en carros. Por esos lugares de Dios, inhóspitos, sin caminos delineados. Atendía sin esperar recompensa, gratuitamente a los colonos. Éstos, agradecidos, regalaban sus gallinas, chanchos y pájaros montaraces.
No tenía hora ni día para atender, conciente de que cumplía una misión de galeno. Como aquellos dignos médicos del pasado, de cuando acudían a ver a los pacientes, rumbeando leguas y leguas. El doctor Carlos Alberto sabía cumplir con su deber, como había prometido al recibirse, siempre con la ayuda de Dios.
Recorría zonas de campo y monte, calles de tierra colorada, de barro resbaladizo. Hablaba el inglés, francés, italiano y guaraní, a la perfección.
Alternaba su profesión de benefactor de Concepción de la Sierra con la composición de poesías y comedias teatrales. Fue autor de obras tales como “Anahí”, o “Mártir por vocación”, esta última inspirada por la vida de peligro de los gendarmes que abriendo picadas se internaban en la selva en busca de contrabandistas que pasaban del Paraguay y Brasil.
De ambos lados resultaban heridos, algunos morían, pero el doctor García Coni debía atender a todos sin distinción porque su misión era curar. Algunos, dijo su hijo Carlos, “llegaban al consultorio que tenía en la Gendarmería con las tripas al aire”. Su misión era atender, operar, cocer heridas. “Como yo y mi hermana Susana éramos terribles, a mí me coció el enorme tajo que me hice en la cabeza”, evocó risueño el hijo. “Yo montaba en mi caballo Sultán,  pelado, le dirigía tocándole la  cabeza”, añadió.
El médico generalista, cuando la parturienta estaba a punto de dar a luz, se quedaba esperando el momento, acostándose  a su  lado, hasta la hora de parir. “Fue otra de sus bondades”, destacó su hijo.
La madre, en tanto, tenía carácter fuerte, opuesto a su esposo médico.
Irene De Donatis, nacida en Entre Ríos de padres italianos, era profesora de inglés, en la Normal. Su marido Carlos Alberto, profesor de anatomía y química.
En una ocasión, ella, siendo profesora, le reprochó a su propio hijo, dirigiéndose a él como: “Usted, García Coni”. Fue una anécdota que Carlos recuerda hasta hoy.
El facultativo García Coni tenía numerosos amigos, gustaba reunirse con ellos, a comer asado, jugar al truco. Entre sus allegados se encontraban Humberto Pérez, quien lo  visitaba en Concepción, y Antonio Mbladinic (ambos periodistas de El Territorio).
El doctor García Coni falleció el 15 de agosto de 1987, su esposa Irene De Santis, el 2 de mayo del 2006.
Su hijo Carlos se recibió de maestro. En Corrientes estudió medicina, pero abandonó. Tenía  18 años. Su padre le espetó: “Entonces trabaje, gánese  el pan diario, trabaje como docente en el monte”.
Fue docente en la escuela de paraje Brete, Mártires. En la 27 de Concepción de la Sierra. Luego en la escuela rancho 119 de Caaguazú, junto al maestro autor del libro “El maestro y la curandera”, José Antonio Ramallo. La directora era Clara Lates.
Junto a otro colega atendía todos los grados, desde el lº hasta el 7º.
Carlos García Coni había estudiado el  primer año  en el colegio Roque González. En Posadas ,trabajó en Molinos Río de La Plata, ubicado en el edificio Onetto, sito en General Paz y Belgrano.
Como periodista deportivo trabajó con el recordado Mario Christín y Carlos Lucero (padre).
Se desempeñó en Telsat televisión y radio Clasic. Desde 1991 al 95 fue jefe de deportes de este diario.
Está al frente de los programas deportivos “Mateando”, “Temas generales”, “Tercer tiempo deportivo” y “Fórmula tuerca”.
Se considera de Concepción de la Sierra, misionero por adopción. Se casó con Susana Kowalcyyk en 1966 , en la Catedral, boda oficiada por el recordado padre José Czerepak. Ella con 19 años, él con 20.
Susana es profesora de Ciencias Jurídicas del Montoya. Carlos estudió el profesorado de Ciencias Naturales. Sus hijas son: María Alejandra y María Susana.
Carlos y Susana disfrutan ahora de sus nietos contándoles las historias que les dejó el querido doctor García Coni.

Mercedes “Mecha” Villalba