Un misionero que vive su pasión por la pintura a miles de kilómetros

Jueves 28 de febrero de 2008
A miles de kilómetros de distancia de Posadas, su ciudad natal, logró rehacer su vida, no sin experimentar la angustia del desarraigo. Horacio Cardozo es un  artista misionero de reconocimiento internacional.
A sus 40 años, lleva la mitad de su vida trabajando en la producción de pinturas al óleo, en series de desnudos que formaron parte de importantes exposiciones. Entre ellas se destacan la tercera Bienal de Arte Joven en 1993, el Senado de la Nación en Buenos Aires en 1997, y la Muestra de Arte Contemporáneo de Marbella, España en el año 2000, entre otras.
Desde 2002, el artista vive en Auckland, la ciudad más importante y poblada, capital económica de Nueva Zelanda, donde trabaja como diseñador industrial y continúa con el desarrollo de su carrera artística.
La instantaneidad cedida por la grandiosa tecnología, posibilita burlar las distancias y así conocer un poco más de quien impulsado por la crisis económica se descubrió a sí mismo.

¿Cuándo nace tu inclinación por la pintura?
Comencé a pintar hace 20 años, cuando fui a estudiar Arquitectura y Diseño a la Universidad de Buenos Aires. En la gran ciudad conocí el mundo del arte, aprendí técnicas de dibujo y representación en la Facultad y estilos del arte universal visitando el Museo Nacional de Bellas Artes.
En aquel entonces, hacer pintura fue pasatiempo y también el descubrimiento de un talento escondido. Mi desarrollo artístico vino con la constancia y los años. Además, la amistad con otros artistas y galeristas fue incrementando mi entusiasmo. Una vez establecido en Nueva Zelanda tuve que comenzar todo de nuevo. Me llevó unos tres años retomar los pinceles y paulatinamente fui recuperando la destreza alcanzada en Buenos Aires.

¿Dónde exhibiste tus cuadros?
Actualmente, mis pinturas de mayor valor están siendo promovidas por dos galerías de arte de Auckland, y se exhiben en diferentes eventos culturales y sociales bajo la categoría de “Arte de Inversión”, que es exclusivo para coleccionistas e inversores en arte. El valor de mis cuadros hasta el momento ronda los 10 mil dólares, y seguirá subiendo para el fin de año de acuerdo a su propia demanda.
Mis pinturas se han exhibido principalmente en Auckland y Wellington (capital de Nueva Zelanda), aunque también son mostradas a través de una galería de Internet en Londres.

¿Pensás abrir tu propia galería?
Por el momento sólo muestro mis obras en exposiciones grupales, ferias y galerías de arte. Éstas son las mejores formas de participar en el mundo del arte local, son muy confiables y dedicadas a sus artistas y clientes, entonces no es necesario abrir la galería propia. No obstante, he pensado en abrir una galería propia, o asociado con otros artistas, pero requiere una gran inversión.

¿Cuál es tu fuente de inspiración?
 La fuente de inspiración es algo complejo de explicar, puede venir de muchos lugares, estas pinturas por su estilo hiperrealista pueden partir de una fotografía artística, de una buena película y también de música. Su resultado siempre es la “sensación de belleza y armonía” que el arte puede dar, algo que se quiere transmitir y permite volver a ser fuente de inspiración para otras personas.

¿Por qué decidiste irte tan lejos de la Argentina?
La idea de venir a Nueva Zelanda se dio en el año 2002 cuando el país estaba sumido en una crisis económica y social muy fuerte. Muchos amigos y profesionales partieron a diferentes rumbos en busca de mejores condiciones. En aquel momento Nueva Zelanda tenía las puertas abiertas para los jóvenes de diversas profesiones, y solo requerían experiencia laboral y conocimiento del inglés.

¿Te costó adaptarte?
Después de vivir cinco años aquí este país se ha vuelto mi nueva casa. Al principio estuve emocionalmente inestable, pero con el tiempo he ido superando etapas de adaptación que incluyen obtener un trabajo en la profesión, hacer un nuevo círculo de amigos y pertenecer a un determinado grupo social. En mi caso, lo más costoso fue sin dudas la adaptación al idioma, lo demás es muy similar a la vida en Argentina.

¿Qué es lo que más extrañas?
La familia y los amigos. A veces quiero estar con ellos y disfrutar de grandes momentos. También la buena comida argentina es digna de añoranza al igual que el folklore, una música que  no apreciaba tanto cuando vivía allá.

¿Venís seguido a Misiones?
La única vez que visité Misiones, luego de mi partida en el 2004, fue hace tres años, aunque para las próximas vacaciones de verano espero volver otra vez. La rutina del trabajo aquí hace que uno tome vacaciones cortas y los viajes son a destinos mas cercanos.

¿Estás arrepentido de algo?
Nunca me arrepentí de haber venido a vivir tan lejos, al contrario, estoy orgulloso de haber ido más allá de las posibilidades de mi país natal. Es innegable el hecho de extrañar a mi gente, sin embargo, la experiencia de estar viviendo en otra cultura hace que la vida personal sea aún más rica; pero siempre esta abierta la posibilidad de volver al pago algún día.


El perfil
Horacio Cardozo
Nació en Posadas en 1968. Estudió Arquitectura y Diseño en la Universidad de Buenos Aires y Filosofía en la Universidad Del Salvador.
En 1987, una profunda admiración por el período del arte renacentista lo llevó a  incursionar en la pintura, y  a trabajar en la producción de obras en óleo.
Sus pinturas expresan pensamientos filosóficos, y conservan un aire surrealista. En las series de semi desnudos y desnudos se destaca un aura mística, y sus colores guardan una belleza muy sutil.