Los Guerreros del Asfalto son el orgullo del barrio 2 de Abril

Viernes 30 de noviembre de 2007
Hace seis año el jugador de Tokio Mario Urizar comenzó con la Escuelita de Básquetbol en el barrio 2 de Abril de esta capital y con mucho esfuerzo, quizás sin quererlo, le dio una esperanza a una generación de pibes que era acechada por el alcohol y las drogas.
Aquellos pibes se transformaron en los Guerreros del Asfalto y hace unos días escribieron su primera página de gloria al llegar a las semifinales del torneo Clausura de la Asociación Posadeña de Básquetbol.
La primera división enfrentará hoy desde las 20 a Racing en el primer partido semifinal y se espera un gran acompañamiento de la hinchada -La 240, porque casi todos pertenecen a esa chacra- que seguramente se acercarán con los trapos y la batucada.

Club social y solidario
De aquella escuelita nació el  Club 2 de Abril que lleva un año de vida y Urizar, con 24 años se transformó en jugador, presidente e instructor de los chicos “somos todos pibes del barrio que nos gusta el básquetbol y siempre quisimos darle un equipo a un barrio donde el básquet se respira”, contó el presidente.
En la cancha de cemento -que se encuentra a unas pocas cuadras de la Avenida 115- los chicos de mini e infantiles entrenan y se van formado, alejándose de los problemas que existen en el barrio. “Como en todos lados hay peligros. En el playón cuando no hay luz se ve a los pibes fumando marihuana y cuando hay luz jugamos al básquetbol. Creo que algo hicimos por el barrio. Hoy los chicos de primera están muy contentos con haber llegado a la semifinales”, explicó.
Las escenas en el playón se repiten e ilustran las ganas de progresar de los humildes chicos de los barrios 2 de abril, Guazupí y 240, pese a que falta todo. En un aro uno de los chicos ensaya una bandeja esquivando a un imaginario rival que se construye con dos ladrillos. En el otro, los chicos de mini no tienen aros para su estatura y practican con los aros normales, por lo que se deben esforzar el doble para embocar.
“Algunos chicos tienen zapatillas, pero otros vienen con alpargatas, en ojota o descalzados, pero todos tienen las mismas ganas de jugar y crecer”, confesó Urizar.
El club recuperó el playón del barrio 2 de abril donde los martes y jueves de 18 a 23 entrenan  las divisiones de mini, infantiles, y primera. Mientras que los cadetes y juveniles entrenan los lunes, miércoles y viernes desde las 21 a las 23.
“Los mayores problemas los tenemos con los juveniles, porque como no tenemos plata para que jueguen no pudieron entrar a competir y muchos se fueron. Si se aburren, vuelven a los vicios”, reconoce el presidente con cara de impotencia.
Hasta ahora recibieron ayuda de algunas empresas del barrio y una empresa de Oberá les dio la pintura para pintar la cancha y un subsidio del Concejo de Deportes ayudó a comprar pelotas e ingresar a competir en la Asociación.
“Si conseguimos apoyo queremos jugar la Liga Provincial, pero todo es plata”, reconoció Urizar, quien se divide entre el club de su corazón, 2 de Abril (juega para la Asociación) y Tokio (donde hoy juega la Liga Provincial).
Más allá de los contratiempos y la falta de ayuda, o que la cancha sea de cemento, la felicidad de los pibes se nota cada vez que pican la pelota y enfrentan al aro.
“Lo importante es contenerlos y los padres agradecen eso”, sostuvo Urizar, que sueña con que “un día el club sea reconocido por el básquetbol.