El Polo Norte esconde pistas sobre el calentamiento global

Sábado 15 de julio de 2006 | 17:00hs.


La expedición fue parte de una iniciativa internacional de investigación llamada IODP (International Ocean Drilling Program), que explora la historia y estructura del planeta valiéndose de los datos obtenibles de las rocas y los sedimentos del fondo del mar.
Los investigadores, a bordo de una flota de rompehielos, recolectaron muestras perforando el fondo del Océano Ártico durante una expedición en el 2004, y el estudio de éstas ha terminado ahora.
Las muestras contienen vestigios de vida animal y vegetal, que aportan nueva e importante información acerca del Océano Ártico durante aquella época.
Los investigadores emplearon una técnica recién desarrollada, TEX-86, que permite determinar la temperatura existente cuando los organismos vivían, gracias al análisis de los lípidos en sus membranas celulares. Mediante esta técnica, los científicos han encontrado que las temperaturas en la superficie marina del Polo Norte llegaron hasta los 23 grados Celsius durante el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, PETM, hace aproximadamente 55 millones de años. Ahora la temperatura media anual en el Polo Norte es de 20 grados Celsius bajo cero.
Los investigadores también descubrieron restos de un alga perteneciente a la especie Apectodinium, que estaba restringida a regiones cálidas en el planeta. La presencia de Apectodinium durante el PETM confirma que existían condiciones subtropicales en el Ártico en aquellos tiempos.
Otro descubrimiento importante es que 5 millones de años después, hace unos 50 millones de años, el Océano Ártico estaba frecuentemente cubierto por densas capas de Azolla, un helecho de agua dulce que florece en los estanques.
Podemos imaginarnos, por tanto, al Océano Ártico de esa época como muy parecido a un lago gigante, con esta vegetación creciendo en él. Lo que implican estos hallazgos es que el Océano Ártico estuvo aislado o casi separado por completo del Atlántico mediante masas de tierra que después se movieron hasta sus posiciones actuales. Esa barrera natural impidió que el agua salada de las corrientes oceánicas superficiales llegara allí.
El comienzo del PETM estuvo marcado por una emisión masiva de gases de invernadero, posiblemente dióxido de carbono o metano, a la atmósfera. El metano, congelado en depósitos de "hidrato de metano" en el fondo oceánico, pudo haber sido perturbado por algún evento geológico, como un alud o un terremoto, provocando que se liberara. Ya en la atmósfera, pudo haber dado lugar a dióxido de carbono. El efecto invernadero subsiguiente provocó un aumento de la temperatura global de 5 grados Celsius en promedio.
Este estudio nos proporciona probablemente el mejor escenario para entender el cambio climático producto de la liberación de gases de invernadero por la actividad humana.