Surubí, perdónanos...

Lunes 26 de julio de 2004

Con justificada razón, se dice que los impactos ambientales en el río Paraná repercuten en toda la cuenca, siendo la pérdida de los recursos pesqueros uno de los más importantes porque afecta la vida de miles de pescadores. Las causas son múltiples. El cambio global modifica el régimen hidrológico. Las represas fragmentan el sistema e interrumpen las migraciones de los peces. La sobreexplotación pesquera, por la falta de aplicación de criterios y medidas de manejo, afecta una porción muy importante del Paraná Medio e Inferior. A fines de 2003, el Gobierno de Entre Ríos sostenía que se extraerían unas 30.000 toneladas de sábalo de una talla media de 30 a 32 centímetros de longitud total.
El río Paraná, con una antigüedad de 2 ó 3 millones de años -que algunos autores consideran todavía mayor-, es muy dinámico y está en permanente cambio debido principalmente a la geomorfología y a las variaciones de nivel hidrométrico y de temperatura. Los peces están finamente adaptados a las condiciones ambientales que les impone el río. Por citar un ejemplo, las larvas y juveniles de surubíes, dorados, etcétera (predadores topes) se alimentan de larvas de sábalo (presas) que tienen que estar disponibles en el momento en que los predadores desarrollan la boca. Esto, que parece tan sencillo, coincide naturalmente en tiempo y espacio, cuando presas y predadores son arrastradas por la corriente, y está asociado a condiciones ambientales, períodos y magnitudes de las migraciones ascendentes de los reproductores, etcétera, determinando las cantidades de surubíes, dorados o sábalos que van a estar disponibles para la pesca 3, 4, 5 ó 6 años después. En la mayoría de los ecosistemas, cuando una especie decae numéricamente como consecuencia de algún impacto ambiental, pesca excesiva u otra razón, eliminando o minimizando las causas, se retorna a las condiciones anteriores, pero desafortunadamente en el Paraná no siempre es así; a veces la abundancia se reestablece en niveles muy bajos. Aquí, oportunidades no faltan. Varias especies fueron introducidas en Itaipú; tilapias y carpas se crían a la orilla de los ríos, en Paraguay, Misiones y Brasil. Inclusive, las carpas están en el Paraná Medio y como tienen una estrategia distinta a las especies autóctonas pueden competir en espacio y desplazarlas. Además, las larvas y juveniles de surubíes y dorados no las reconocen y pierden una fuente de alimento. Este es otro problema que se agrega a todos los no resueltos.
El surubí pintado (Pseudoplatystoma coruscans) es una especie extraordinaria, supera el 1,60 metro de longitud total y los 50 kilos, y apenas se lo ha estudiado. En la ciudad de Paraná, entre octubre y febrero de 1976-77, representaba más del 22 por ciento de las capturas comerciales, equivalente a 13,7 kg/pescador/día, y en 2002-03 alcanzó solamente los 0,4 kilo. Periódicamente, se desplaza aguas arriba con el objeto de mantener la posición geográfica de sus poblaciones. Se reproduce en primavera-verano en el cauce de los ríos, y sus huevos y larvas son arrastrados “pasivamente” (período crítico) hasta un área de refugio aproximadamente a la misma latitud donde los reproductores habían iniciado las migraciones ascendentes.
La magnitud de los desplazamientos del surubí estaría asociada a la geomorfología del valle, duración de los períodos de aguas en creciente, velocidad de la corriente de los ríos (sería mayor en aquellos que tienen velocidades de corriente más altas) y a la talla. Los desplazamientos de las poblaciones del Paraná de los tramos Alto, Medio e Inferior están en el orden de los 900 a 1000 kilómetros, y son relativamente similares a los del dorado, mientras que los sábalos están entre 200 y 400 kilómetros. Esto también nos daría indicio de dónde se ubicaría el límite inferior del área de reproducción o la distancia mínima a la desembocadura donde las especies dejarían de reproducirse para evitar que sus huevos y larvas lleguen al mar. Por ejemplo, los sábalos no se reproducen mucho más abajo de la ciudad de Rosario y los surubíes pintados, no se sabe muy bien, pero se localizaría entre las ciudades de Reconquista (SF) y La Paz (ER).
Otro aspecto muy interesante de considerar es que entre los Saltos del Guairá en Brasil (límite entre el Paraná Superior y el Alto Paraná) y la ciudad de Posadas (M), el Paraná discurre por un profundo cañón y la mayoría de los afluentes tienen saltos de agua a mayor o menor distancia de la desembocadura. El más importante es el río Iguazú con sus cataratas. Los saltos dificultan o impiden los desplazamientos de los peces y determinan el límite superior del área de reproducción. Circunstancialmente, algunos saltos pueden quedar inundados lo que posibilitaría que los peces se desplazaran aguas arriba, aunque el período de reproducción más importante tiene lugar entre octubre y noviembre, coincidente con niveles hidrométricos medios, lo que a su vez reduce la probabilidad de los desplazamientos hacia aguas arriba. El surubí pintado está sumamente presionado por pescadores deportivos y comerciales. La legislación no lo protege, y establece una talla de primera captura o talla mínima de 0,85 m de longitud total (6 ó 7 años de edad), que nadie respeta y además corresponde a una talla sobreexplotada. La talla óptima, que debería ser igual a la talla mínima, es de 1,06 metro de longitud total. Lamentablemente, esta especie inició un severo retroceso al igual que el surubí atigrado, pacú, manguruyú, salmón de río o pira pitá, e incluso el armado chancho, agravado esto por la construcción de represas.
El cierre de Itaipú, en Brasil (km 1.950) en 1982, y el de Yacyretá (km 1.455), en 1989, aislaron 665 kilómetros del río Paraná (prácticamente todo el Alto Paraná), que los surubíes pintados (de los tramos Medio e Inferior) utilizaban para la reproducción. Esto representa una pérdida del 44 por ciento del área de reproducción del surubí pintado más importante de la cuenca del Plata, teniendo en cuenta que originalmente se extendía unos 1.500 kilómetros, desde La Paz (km 627) hasta los Saltos del Guairá (km 2.120). Los afluentes brasileños del Paraná Superior (aguas arriba de los Saltos del Guairá), tuvieron poblaciones de surubíes (y de otras especies), que seguramente beneficiaron a las poblaciones de abajo, pero antes de 1985 habían sido completamente represados y fragmentados. Probablemente hoy los surubíes estén reducidos a su más mínima expresión.
Por supuesto que los surubíes se reproducen en los ríos Paraguay, Bermejo, Pilcomayo y en otros cauces menores, pero el Paraná es tres veces mas caudaloso que el Paraguay en la desembocadura. Además, si hubiéramos considerado a la ciudad de Reconquista (km 818) como el límite inferior del área de reproducción y los km del río afectados aguas abajo de Yacyretá, la situación descripta sería peor.
Sobreexplotar es tonto, se hace mayor esfuerzo, se trabaja más, disminuye la pesca, se capturan menos kg y en definitiva se gana menos, se contrae la economía y todos pierden: pescadores, acopiadores, operadores de turismo, etc. Para que haya más peces y podamos seguir beneficiándonos y organizando concursos de pesca, necesitamos llegar urgentemente al manejo sustentable y explotarlos con inteligencia. Hay que proteger a los surubíes.
Las decisiones políticas que fijan cupos de pesca, tallas de primera captura, vedas, artes de pesca, etc., deben ser cuidadosa y responsablemente determinadas, en principio por los técnicos, y aplicadas por las autoridades del gobierno. Es fundamental, y no resiste discusión, que las medidas de manejo deben estar comprendidas dentro del espacio de la conservación de las especies; no pueden sobrepasar ni ir mas allá, de principios de la biología o ecología. El día que terminemos de destruir los recursos pesquero, no harán falta medidas de manejo, pero tampoco habrá trabajo para la gente. A ningún agricultor se le ocurriría cosechar la soja un mes antes de que alcance la madurez óptima. Entonces, ¿por qué permitimos que cuatro avivados capturen cantidades industriales de peces antes de que se reproduzcan la primera vez, o alcancen la talla óptima? Debemos exigirles a los Secretarios de Medio Ambiente o a los Directores de Fauna de las provincias, que expliquen las medidas que adoptarán para salir de la crisis y llegar al declamado manejo sustentable.

Intec-Cerid, Santa Fe,
Argentina