Niegan torturas y privación de la libertad en un convento

Sábado 27 de agosto de 2016
El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, afirmó ayer que los cilicios encontrados en el convento de monjas de la ciudad entrerriana de Nogoyá "no son métodos de tortura".
Además el referido prelado, tras rechazar que en el lugar había privación ilegítima de la libertad, aseveró que "de ninguna manera se ha infligido ninguna ley".
"Las Carmelitas es una de las congregaciones más antiguas de la Iglesia, que tiene una reforma muy importante en el Siglo XV con Santa Teresa de la Cruz, es una de las órdenes más exigentes. Son monjas de clausura, de oración, de entrega, de alejamiento del mundo y de una vida de sacrificio", destacó Puiggari. El jueves, la justicia entrerriana allanó las instalaciones del convento de Nogoyá por una denuncia por torturas y privación ilegítima de la libertad contra las religiosas del claustro.

Autoflagelación
El fiscal de la investigación, Federico Uriburu, dijo que se encontraron elementos de castigo y autoflagelación.
Uriburu, que encabezó el operativo, afirmó que el procedimiento "se motiva en la investigación periodística donde se detallan ciertos elementos de tortura o autoflagelación y hasta el momento se encontraron cilicios y látigos por lo cual, en un principio, hablamos de un allanamiento con resultado positivo". Si bien fue cauteloso, el funcionario señaló que "la investigación comenzó de oficio, y en caso de acreditarse el delito puede ser de privación ilegítima de la libertad agravada, o aplicación de tormentos".
De su parte, en diálogo radial el religioso Puiggari explicó que lo que se encontró fue lo que "se llama cilicios, que no son elementos de torturas".
Respecto a la acusación de privación ilegal de la libertad, el sacerdote explicó que "son todas mujeres mayores de edad en su sano juicio que deciden y elijen una vida austera".
Además agregó que "no es que se torturen entre ellas, no hay privación de la libertad. De ninguna manera se ha infligido ninguna ley, no se cómo se puede tipificar el delito".
Puiggari indicó: "Los cilicios son unos alambres, que originalmente eran una camiseta áspera que se ponía debajo de la camisa, lo que provocaba una cierta molestia, y después se usan pequeños alambres con una punta que molesta".
"Hace tomar conciencia de cierto dolor, pero de ninguna manera lastima, y no es que se use todos los días", recalcó el arzobispo de Paraná respecto a los cilicios.
Puiggari expresó que "la Iglesia Católica siempre ha fomentado las acciones de penitencia, pero hoy hay otra tendencia a buscar otra penitencia, como privarse de un buen chocolate para dárselo al pobre".
El allanamiento al convento de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmelo, de Nogoyá, a 300 kilómetros al este de la capital entrerriana, se realizó tras una denuncia periodística sobre privación ilegítima de la libertad agravada, castigos intramuros, desnutrición, autoflagelación, y el uso del látigo, cilicio y mordazas, entre otros elementos considerados de tortura por parte de las autoridades judiciales.