MILLENNIALS

Domingo 25 de febrero de 2018
Guardaron sus títulos y salieron a descubrir América
Ella contadora y él licenciado en administración de empresas, se conocieron y enamoraron en la Capital Federal cuando apenas pasaban los 25 años. La unión fue tal que ambos coincidieron en un plan que los tuvo durante años viajando por el continente americano. Pero para emprender la aventura había que trabajar duro. Fue casi un año de intensa labor para juntar fondos y acondicionar una combi Volkswagen modelo 1982.
“Todos los días después del laburo íbamos a la casa de Fran y trabajábamos en ella hasta bien tarde”, resaltó Lourdes Acuña junto a su pareja, Francisco Martínez, cuando estaban en plena travesía. “El objetivo era salir, dejar la rutina, lo cotidiano y conocer. Siempre dijimos estamos en el mejor momento de nuestras vidas para hacerlo y no lo dudamos ni un poco. Sabíamos que no sería fácil, pero cumplir un sueño es eso, arriesgarse”, reflexionó. Salieron en 2015 desde Buenos Aires con el proyecto al que denominaron Kombiando por América y llegaron a Alaska el año pasado. Todo el periplo fue contado a través de las redes sociales y una web que armaron especialmente para el viaje, donde contaban su experiencia a modo de incentivo para que otros se animaran a emprender algo así. Accidentes, bajones de ánimo y días grises fueron parte del paisaje que jamás olvidarán en sus vidas. 
Hoy se instalaron en Posadas, ciudad natal de ella, donde junto a su compañero de vida comenzaron un emprendimiento en el centro de la ciudad (Colón 1445) donde recargan cerveza artesanal y cuentan su experiencia inolvidable a quien tenga unos minutos para charlar. 

“Soy parte de la generación que vio más cambios que todo el resto de la humanidad junta”
“Me considero milénico. Hago cosas de milénico”, sentencia Diego Martín, de profesión Diseñador Gráfico. Este joven oriundo de Leandro N. Alem también se especializó en imagen y comunicación política y gubernamental y políticas públicas, donde piensa y diseña soluciones en diferentes áreas pero sobre todo en cuestiones comunicacionales para políticos, organismos y empresas que sienten que la transición hacia lo digital puede ser mas eficiente y profunda que solamente tener presencia en Facebook.
Sobre la política y los políticos, con quienes tiene contacto a diario, reflexiona: “Me hubiera gustado mucho tener contacto con 'la política' en la escuela secundaria. Existe un claro divorcio entre la política, los políticos y la generación millennial y se debe a la falta de espacios donde el político pueda embeberse de todo lo que está pasando en el mundo y le interesa a esos sub-35. Pero lentamente avanzamos hacia una profesionalización y sobre todo hacia una especificidad política donde ya no hay lugar para los todólogos. Los votantes más jóvenes quieren sentir que el tipo de la boleta es un par. Es uno de ellos, aunque tenga edad para ser el padre/madre. Nuestro sistema representativo es arcaico, necesitamos herramientas para no tener que esperar dos años para votar y ya las hay, pero los tomadores de decisiones no las conocen o les temen”.
En su estudio de diseño también desarrolla aplicaciones para celulares y web y preside el Colegio de diseñadores gráficos de Misiones. Al ser consultado sobre su patrón de consumo, admite: “Compro mucho online, en su momento hubo un supermercado online en Posadas y era de los clientes más estables de la plataforma; hacer las compras desde la oficina y tenerlas en la puerta de casa al llegar me apasionaba. Hoy cuando voy a comprar algo lo primero que hago es buscar videos en YouTube y reviews de otros usuarios. Si la gente dice que es bueno, es bueno”.
Colmado de expectativas para lo que vendrá, destaca: “El futuro me llena de energía, creo que vamos a poder resolver problemas que nos aquejaron por siglos en la próxima década. Me entusiasma saber que soy parte de la generación que vio más cambios que todo el resto de la humanidad junta”.

“Me llevo mal con tener horarios fijos y encerrarme en una oficina”
“Nunca me sentí satisfecha en lo laboral porque me llevo mal con eso de tener horarios fijos, encerrarme en una oficina y acatar órdenes, en especial si no las entiendo o no las comparto. Además, mi mayor deseo siempre fue viajar”, la frase de la posadeña Marina Bianco sintetiza de alguna manera el perfil millennial. Ella privilegió la experiencia y el vivir el ahora antes que pasar años encerrada entre cuatro paredes. “Me mudé a Buenos Aires para estudiar abogacía. Me recibí en el 2011 y ejercí la profesión durante cinco años. También di clases de Derecho ad honorem en la UBA y durante un tiempo organicé ferias americanas de ropa y accesorios hechos con mis manos. Cada centavo ganado lo destiné a viajar por mi país, por América, por Europa y Asia”, dice.
Desde 2016 viaja por los continentes mencionados, experimentando y aprendiendo, pero sobre todo, conociéndose a sí misma. “Viajo lento y casi siempre por tierra, porque prefiero mirar el paisaje y vivir la cultura desde adentro. Camino mucho, me muevo en transporte público y almuerzo en mercados y puestos callejeros. Procuro, en la medida de mis posibilidades, vivir en cada lugar como si fuera local y no turista”, resume y sintetiza: “Algunos días extraño ser sedentaria, pero elijo mil veces esta vida”. 
Ahora, con base otra vez en Buenos Aires, sus crónicas pueden son seguidas por miles de personas en www.adiccionporlosviajes.com. 

Producción y consumo verde y responsable
Cuando estaban a punto de recibirse de diseñadores industriales en la Facultad de Artes de Oberá, Federica Márquez y Ariel González comenzaron a diseñar la tesis de grado que luego se convertiría en una pyme con gran reconocimiento en la zona Centro. Arrancaron a diseñar y crear marcos y estuches de lentes con madera. 
La base del proyecto era la de hacer recuperación del descarte que produce la industria forestal misionera. Es así como estos jóvenes recuperan la calidad de las maderas duras y semiduras, además la mano de obra y procesos son prácticamente artesanales. “Surge como un trabajo final de la tesis de diseño gráfico, presentamos la parte gráfica de la empresa para poder rendir la materia, luego le dimos continuidad como una empresa y lo estamos comercializando”, dice Federica Márquez, una de las impulsoras del proyecto.
Hubo mucho de prueba y error hasta dar con la calidad que pretendían, “capaz que hemos desechados como unos 200 prototipos, hasta que llegamos al que queríamos, fue mucha práctica y al trabajar con la mano uno se familiariza con la madera”, afirma la diseñadora.
El producto se fue conociendo, empezaron a llegar los pedidos y se transformó en una pequeña pyme que se denomina Veta, lentes de madera y venden sus productos a través de una página en Facebook y ya lograron presencia en varias ópticas del país y pedidos del exterior. “Estamos contentos y emocionados, fuimos convocados a diferentes lugares para que contemos un poco el proyecto de recuperar algo que se desecha y darle el valor que corresponde”, destacan estos jóvenes que se compromente con el entorno que los rodea. Reciclando lo que otros descartan y produciendo un objeto de diseño y gran calidad.
Una de sus características es también la de priorizar el coworking (trabajo cooperativo), uniéndose con otros profesionales. "Somos dos personas estables y otras tres que se suman cuando necesitamos, desde diseñadores gráficos, hasta fotógrafos", cuenta Márquez.
Así en Misiones son los jóvenes, quienes se hicieron adultos con el nuevo milenio, quienes empiezan a tomar la posta no solo en materia de cuidado del ambiente sino también generando alternativas de consumo amigables con el medioambiente. Otro ejemplo es la Cooperativa biodinámica 'La abundancia', con base en Puerto Rico, varios cooperativistas apuestan por la producción de alimentos sin agroquímicos. Al punto tal que el año pasado recibieron el premio Joven empresario argentino de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) por producir la única yerba mate biodinámica del país y del mundo bajo la marca Arapeguá. Además, fabrican productos elaborados con plantas medicinales como tinturas madre, repelentes, cosmética y jugos.
Historias de jóvenes con pensamiento verde y consumo responsable, clave de los tiempos que corren. 

La ‘influencer’ misionera que marca tendencia
Giselle Keller tiene 21 años. Estudia Turismo en la Unam y es una apasionada de las danzas árabes. Por su gracia y simpatía fue convocada para ser parte del staff de “Cruceritas”, las animadoras del público antes que salga a la cancha Crucero del Norte.
Como todo joven es amante de las redes sociales y allí encontró una veta de negocio a la que explota, tal cual lo hacen los influencers alrededor del mundo.
"Hace un año comencé a trabajar por redes", dice Keller y cuenta que las marcas la contactan por Instagram (@gissikeller), donde tiene la prodigiosa suma de 60.000 seguidores.
Esa popularidad virtual la convirtió en un negocio. Tal es así que empresas y comercios de distintos puntos de Misiones o Encarnación la convocan para que se haga presente en sus locales o eventos. El solo hecho de mencionar que está allí hace rápidamente que la publicación se llene de ‘likes’ o comentarios. Un ejemplo se dio en los últimos días, donde luego de anunciar su presencia en el stand de una telefónica en la playa San José de la vecina orilla, cosechó más de 20 mil reproducciones en el video. "Cada vez que publicó donde estoy o lo que estoy usando, la gente me pregunta sobre el lugar, quién es mi modista o maquilladora", señala y destaca que "trabajar con redes sociales me genera un buen ingreso".
Así actúa el mercado en los tiempos que corren y las grandes marcas se adaptan para ganar terreno y hacer marketing con gente común pero con gran influencia.