Llamarán a declarar a otras tres personas relacionadas a narcocarga

Viernes 18 de agosto de 2017

Ayer se llevó a cabo la segunda jornada del juicio por transporte de estupefacientes en contra del camionero Pablo Barrios (34), quien el 27 de agosto del año pasado fue descubierto transportando más de cuatro toneladas de marihuana que estaba disimulada entre un cargamento de maderas. Cuatro testigos pasaron por Tribunal Oral Federal, y sus relatos se concentraron principalmente en el momento y lugar del hallazgo de la droga, sobre ruta nacional 12, en las afueras de Candelaria.
Más allá de esto, el hecho destacado fue una serie de medidas que solicitó el Tribunal, integrado por Norma Lampugnani – presidenta -, Manuel Alberto Jesús Moreira y Mario Hachiro Doi, en relación a la declaración del acusado el miércoles. Citaron para  el jueves próximo a declarar a al dueño del camión que manejaba Barrios, el intermediario de la carga, el dueño del aserradero donde se cargo la madera y a quien figuraba en las documentaciones que presentó Barrios como el dueño del cargamento.
Se tratan, respectivamente, de Osvaldo Enrique Armoa, Martín Ríos (30), Ariel Hettinger y Telmo Luis Garmarini, quienes llamativamente no aparecen entre las personas citadas a declarar por la defensa ni el Ministerio Público y no fueron investigadas en la instrucción. Lo que los jueces y protagonistas del jurado desconocían, por lo menos hasta ayer, es que el jardinense Martín Ríos (30) fue asesinado hace casi un mes en cercanías de la localidad brasileña de Realeza junto a su amigo Tata Antúnez (24).

Cuando se enteró por los trabajadores de prensa, el acusado mostró sorpresa y aseguró no estar al tanto de lo sucedido, al igual que su abogado defensor.
Los jueces del Tribunal hicieron la salvedad de que si hay una investigación paralela sobre estas personas, algo que confirmó la fiscal Vivian Barbosa, no pueden comparecer  bajo juramento debido a que no están obligados a declarar en su contra. Alguno de ellos podría haber manejado la camioneta Hilux blanca – que coincide con las descripciones del móvil que el imputado dijo lo guió hasta el aserradero – y un Volskwagen Vento que pasaron varias veces cuando los gendarmes detuvieron a Barrios y empezaron a requisar el camión.

Ronda de testigos
El primer y más importante de los testigos que prestó declaración fue el gendarme encargado de realizar el procedimiento donde se encontró la mercadería, oficial Hugo Walter Enriquez González. “Habíamos instalado el control sobre ruta nacional 12, antes de Candelaria, antes de una rotonda que quedaba en acceso o camino al cementerio de la localidad”, precisó primeramente.
“Se para el camión del señor, le pido la documentación del camión y  pertinente a la carga y lo primero que me llama la atención es que el remito decía que cargaba en Candelaria y estábamos antes de Candelaria. Veo también el comprobante fiscal y decía que se domiciliaba en Apóstoles. Ante esto miro y le pido que si podíamos descarpar un poquito  para ver si llevaba la carga que decía”, prosiguió.
Enriquez González señaló que, junto a un colega,  que al ingresar al semirremolque notaron un fuerte olor similar a cannabis sativa y que la luz de la linterna no pasaba a través de las rendijas de madera, señal inequívoca de que había algo dentro. Destacó también, a pesar del calor, la madera no estaba descubierta, como suele suceder en estos casos. Luego de ello vino un perro que reaccionó ante la sustancia y llevaron el camión hasta el escáner, donde terminaron de comprobar que se trataba de la droga.
Consultado por la fiscal Vivian Barbosa, el oficial expresó que le llamó la atención que una Hilux blanca pasó en varias oportunidades mientras se hacía el operativo y que incluso en la última tocó bocina. “También recuerdo que había un Vento gris que pasaron reiteradas veces, pero no sé quien manejaría”, se explayó el efectivo, asegurando que no podían detenerlo debido a que su prioridad era resguardar el operativo y a sus subordinados.
“En un momento yo le pregunté a él – por Barrios – si esa camioneta era conocida, porque pasaba y pasaba; y recuerdo que me dijo ‘es mi cuñado’”, agregó el efectivo y reiteró ante la insistencia de la fiscal Barbosa. El miércoles el acusado señaló que simplemente le había notado que un vehículo similar lo pasó antes del control y que pensó que la pregunta no era sobre ese vehículo en particular, sino sobre si sabía sobre alguien que tenía una camioneta así.
González Enriquez también expresó que notó que Barrios se descompuso en medio del procedimiento y que leyó en sus gestos resignación como que “se hizo cargo de la carga y supo que lo habían descubierto”. Expresó que luego de esto el acusado mostró total colaboración con el procedimiento, que se lo vio tranquilo hasta que terminó el pesaje en el Escuadrón 50.
El Sargento Ayudante Rafael Torrás, quien manejaba el móvil de la patrulla fue coincidente en el relato de su superior, sobre todo en el avistaje de la camioneta blanca. Luego llegó el turno de los testigos del operativo, Alberto Gabriel Cáceres  y Luis Andrés Goronoski, dos albañiles que confirmaron los dichos de los efectivos y no relataron ninguna anomalía en el procedimiento. Todos coincidieron, antes las preguntas del Tribunal, que Barrios no mostró sorpresa cuando se descubrió la droga.
Por último, la fiscalía presentó documentaciones donde se expresaban conformidades del imputado ante las autoridades del Servicio Penitenciario Federal sobre su estancia en la Unidad Penal de Candelaria. Esto en pos de rebatir los dichos de Barrios, que aseguró ser amenazado y atacado por desconocidos que le dijeron que no hable en la cárcel.
El debate continuará el próximo jueves 24 con la presencia de los testigos requeridos. Además, el Tribunal autorizó remitió al Superior Tribubal de Justicia un análisis más exhaustivo sobre los teléfonos incautados a Barrios, sobre todo para llegar a personas que están detrás de la logística de la movilización de la droga.