Literatura y compromiso

Lunes 20 de febrero de 2017
 En junio de este año se cumplirá el centenario del nacimiento del gran escritor Augusto Roa Bastos, de quien se resalta “producida en su mayor parte en el exilio su obra se caracteriza por el retrato de la cruda realidad del pueblo paraguayo a través de la recuperación de la historia del país y la reivindicación de su carácter de nación bilingüe y la reflexión sobre el poder en todas sus manifestaciones, tema central que llamó su Trilogía sobre el monoteísmo del poder, o Trilogía paraguaya, compuesta por Hijo de hombre, Yo el Supremo y El fiscal”.
El Centro Virtual Cervantes (sitio de Internet creado y mantenido por el Instituto Cervantes de España en 1997 para contribuir a la difusión de la lengua española y las culturas hispánicas) presentó este año, alusivamente, el siguiente trabajo monográfico.

La literatura y la cultura
"Es uno de los narradores hispanoamericanos de mayor relieve internacional. Premio Cervantes en 1989, su obra proyecta hacia el futuro la literatura paraguaya, por el peso que adquiere en ella la cultura hispana-guaraní, expresión de lo que la crítica ha designado como neoindigenismo. Su obra narrativa (desde El trueno entre las hojas) hace visible la vigorosa literatura popular de tradición oral que ha estado presente en la cultura del Paraguay.
La maestría de Roa Bastos se aprecia en sus procedimientos y en los diversos elementos que conjuga en su discurso novelesco: testimonios y documentos históricos, que entrevera con otros de invención, de modo que los datos documentales se tornan ficticios al incorporarse a la novela. Se ha destacado de manera especial la imagen que nos ofrece Roa Bastos del célebre dictador Gaspar Rodríguez Francia, que inspira la historia de Yo, el Supremo. El autor entiende lo literario como un hecho de lengua en el contexto de una cultura, compromiso que asumió en su sentido más profundo y raigal.
Nacido en Asunción en 1917 y exilado en 1947 (en Argentina y en Francia) vivió más de cuarenta años fuera de su país, al que pudo retornar con la caída del dictador Stroessner en 1989.
Lo más importante de su obra se produjo en Buenos Aires, ciudad en la que desempeñó diversos oficios, algunos de muy modesta condición, y en la cual escribió lo esencial de su narrativa: diversas colecciones de cuentos y las novelas Hijo de hombre y Yo, el Supremo.
Esta obra, basada en la vida del dictador paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia, le dio fama internacional y promovió una cuantiosa literatura crítica sobre el conjunto de su obra. En la Universidad de Toulouse-Le Mirail enseñó lengua guaraní y literatura vernácula paraguaya.
Otras actividades didácticas en las que participó fueron la dirección de talleres de redacción literaria y de guiones para el cine y la realización de cursillos monográficos sobre teoría e historia de la literatura hispanoamericana. Recibió numerosos premios, entre los cuales destaca el Premio Cervantes, que obtuvo en 1989.
Sus trabajos en el periodismo, aún no recogidos totalmente en volúmenes monográficos, incluyen crónicas de viajes, crítica literaria, política y recuerdos personales.
Sus grandes narraciones se basan sobre los nudos más importantes de la historia paraguaya: las misiones jesuíticas del siglo XVIII, la Guerra de la Triple Alianza del siglo  XIX, la Guerra del Chaco y la dictadura en el siglo  XX. En ellas ha sabido mezclar con equilibrio lo documental y lo ficticio, hasta construir un modelo muy personal de novela histórica. En el mismo ramo cabe citar Vigilia del Almirante, El fiscal y Madama Sui. Roa Bastos, reinstalado en su país, falleció en Asunción en 2005".

Cronología esencial

Tres períodos que marcan su trayectoria vital
1917-1946
Un muchacho renovador, revolucionario y autodidacta: Nacido en una familia modesta, pero vinculada con el mundo de la cultura, Augusto Roa Bastos vive su infancia y primera juventud en el convulso Paraguay de los años treinta y cuarenta del siglo XX. Es autodidacta y será toda su vida un estudioso. Es revolucionario en lo político e innovador en lo literario.

1947-1988.
El exilio como destino y vocación: Durante cuarenta años, Roa Bastos vivió como exilado en Argentina y Francia. No fueron años de castigo sino los más productivos de su vida literaria. En ellos reconstruyó un país pequeño, ausente y arrasado: el Paraguay. Creó su propia lengua literaria, un castellano en el cual se escondía el guaraní escuchado y hablado en su infancia. Contó su historia, evocó a sus gentes, se confundió con ambas y ganó la partida a ese desafío mortífero que es el exilio.

1989- 2005.
El retorno del hijo pródigo: Los últimos años de Roa Bastos se escapan del cuadro del exilio y le permiten ser, a la vez, un personaje internacional notorio y un paraguayo afincado nuevamente en su tierra. Proyectos cumplidos y truncos lo conducen hasta el minuto final, que ocurrirá en la ciudad que lo vio nacer, Asunción, la devoradora de pájaros.