Las pruebas desvirtúan la idea del secuestro y confirman alevosía

Domingo 17 de diciembre de 2017
A las 19.39 del día 28 de enero del 2015, Victoria Aguirre (24) ingresó con su pequeña hija Selene en brazos al predio de la arenera donde su ex concubino Rolando Lovera (33) trabaja como sereno.
Las grabaciones del sistema de seguridad por cámaras muestran al sujeto llevando los bolsos. La pareja camina con total tranquilidad, van charlando y nada hace presagiar la tragedia que sobrevendría horas más tarde.
Es la última imagen que se aprecia claramente de Selene con vida. Luego, entre las 1.56 y las 2.04 de la madrugada del 29 se observa a Lovera caminando con la criatura en brazos, presumiblemente para hacerla dormir.
“El 29 me fui a mi trabajo en colectivo y Victoria llegó después. Selene tomó el yogur, la tuve en brazos porque lloraba y se durmió a eso de las 2 de la mañana, fue la última vez que la vi con vida”, declaró el imputado ante el Tribunal Penal Uno.
En ese mismo lapso horario de ocho minutos, la mujer pasó caminando por otro sector con un celular en la mano -tal como se observó en las grabaciones-, cuando en su momento aseguró que a esa hora dormía pesadamente porque Lovera “me puso algo en el jugo”, circunstancia que el sujeto habría aprovechado para asesinar a su hija, según ella.
De todas formas, Aguirre nunca supo precisar el momento exacto ni el modo en que su ex habría terminado con la vida de la pequeña. Por su parte, así como niega la autoría del hecho, Lovera tampoco sabe cómo se produjo el deceso.
El viernes, en su alegato, la fiscal Estela Salguero amplió la calificación del delito que se juzga, sumó la alevosía y solicitó la pena de prisión perpetua para ambos imputados, aunque tampoco pudo precisar el momento exacto en que mataron a la pequeña.
“Selene murió en el lugar de trabajo de Lovera, en el garage donde no había cámaras”, opinó la fiscal, y agregó: “Fue un aprovechamiento malicioso, porque actuaron sobre seguro y sin ningún tipo de riesgo”.
Recién a las 5.22 del 29, las grabaciones muestran al imputado saliendo de la arenera con Selene en brazos -“como si fuera un bulto”, graficó la fiscal-, tras lo cual se la entregó a Aguirre, que abordó un remís.

Sello de muerte
Uno de los momentos más difíciles del debate fue la exhibición de la autopsia del cuerpo de la pequeña, a cargo del médico Gabriel Flores (57), quien subrayó que la víctima padeció tres golpes bien marcados, de los cuales dos tuvieron la potencia para ser mortales.
En consecuencia, desacreditó la hipótesis de una muerte accidental, elemento con el que hasta último momento especuló la defensa de Aguirre como recurso extremo para atenuar la calificación del delito.
Según Flores, además de un importante hematoma con chichón en la frente, Selene presentaba dos gravísimas lesiones en la cabeza que produjeron una fractura y hemorragia interna, que derivó en un paro cardiorespiratorio y el posterior deceso. Para completar un cuadro de horror, el profesional confirmó que la criatura permaneció en estado comatoso por lo menos por un par de horas, es decir, que sufrió la agonía. Su cabecita “se rompió como una nuez”, graficó con crudeza.
Además, apoyado en las fotografías de la autopsia, aportó un dato poco conocido: en el cráneo se nota claramente la marca de un círculo, como si fuera un sello de muerte, producido por algún objeto contundente.
Consultado al respecto, Flores se inclinó por la posibilidad de que haya sido un caño, más que un martillo, como deslizó el abogado Eduardo Paredes, defensor de Aguirre.
Precisamente, esa marca observada por el Tribunal, las partes y la audiencia, sumó para la calificación de alevosía que introdujo la fiscal a la pena de los imputados y que derivó en la prórroga solicitada por las defensas para reformular sus respectivos alegatos.
Flores remarcó que “el cuerpo habla” y el examen determinó que “durante varios días la víctima sufrió golpes que fueron en aumento”.
Por su parte, Salguero subrayó que “Selene murió por los golpes que describió el forense, quien dijo que fueron lesiones producidas por otra persona. Incluso mencionó que uno de los golpes mortales habría sido efectuado con un caño. Es inconcebible lo que padeció Selene, que venía agonizando desde hacía varios días por los golpes que sufría”.

Falso cautiverio
Al momento de su muerte, Selene tenía 2 años y 4 meses de vida y padecía una seria discapacidad, al punto que ni siquiera podía sentarse o comer sola. Su única manera de expresión era el llanto y para movilizarse por sus medios tenía que arrastrarse de espaldas. Es decir, era un ser totalmente indefenso.
A simple vista, los médicos del hospital Samic que recibieron su cuerpo sin vida corroboraron la existencia de hematomas y excoriaciones en varias partes. Presentaba marcas recientes y otras de larga data.
En primera instancia, su mamá se justificó diciendo que la nena padecía convulsiones y se golpeaba sola, pero después afirmó que se cayó del changuito. Ante tales contradicciones quedó detenida. Luego la mujer acusó a Lovera, quien entonces era su concubino.
En realidad, la pareja convivió menos de un mes: desde el 31 de diciembre del 2014 hasta el 29 de enero de 2015.
Según Aguirre, las primeras semanas todo transcurrió con normalidad, pero a partir del 21 de enero el sujeto comenzó a maltratarla a ella y su hija, las tenía recluidas, amenazadas y no tuvo oportunidad de pedir auxilio. Ya en el juicio, varios testimonios descreditaron el supuesto cautiverio, tal como expresó la fiscal en su alegato.
Compañeros de trabajo de Lovera aseguraron que veían llegar a la mujer por sus medios a la arenera, como sucedió el mismo 28 de enero a la tardecita. Los médicos que atendieron a Selene el 27 confirmaron que tuvo opción de pedir socorro y no lo hizo, al igual que vecinos de la pareja en el departamento que alquilaban.
La fiscal mencionó que la imputada declaró que padecía maltrato y que estuvo secuestrada, pero “su coartada fue totalmente desvirtuada con la exposición de los médicos y peritos”.
“Aseguró que fue víctima de violencia de género, pero vimos las grabaciones de las cámaras de seguridad de la arenera donde trabajaba Lovera y observamos cómo se movía con total libertad. Se la vio llegar por sus medios y después andaba sola con el celular en la mano, como también lo dijeron los compañeros de trabajo de Lovera”, detalló.

Patito y humo negro
En el expediente constan fotos de Aguirre, su pareja y Selene en los días previos al deceso de la pequeña. Según Lovera, la mujer tenía acceso a su celular, manejaba su Facebook, se sacaba selfies y le mandaba mensajes a su familia.
Entre las imágenes subidas a la red social, se destaca una del 26 de enero del 2015, cuando supuestamente estaba secuestrada, en la que mencionó que estaban de vacaciones en Ituzaingó, cuando en realidad se hallaban en Oberá.
A la mujer se la observa sonriente con su hija en el auto de un compañero de trabajo de Lovera. “Ella le quería demostrar a su familia que estaba bien conmigo, porque para ellos yo era el pobre”, declaró el imputado.
En la instrucción del caso, la mujer insistió con que Lovera hacía referencia a cuestiones sobrenaturales, cuestión desestimada por las tres ex parejas del sujeto que prestaron declaración a su favor en el debate.
En el expediente consta que Victoria Aguirre dijo que en un momento su ex aseguró que “un humo negro” dominaba su mente. Después mencionó que un velador con forma de patito le ordenaba qué hacer.
Incluso, la imputada indicó que no visitaron a la curandera para atender a la pequeña, sino para “hacerle un trabajo al patrón de él para que le cambie de horario en la arenera”.
Por ello, en un tramo de su alegato, Salguero subrayó que Lovera y Aguirre fueron las únicas dos personas que en la madrugada del 29 de enero estuvieron con Selene en la arenera, “salvo que haya aparecido el humo negro”, ironizó.

La excusa del auto
Una de las principales coartas de Aguirre para justificar la imposibilidad de pedir auxilio durante el supuesto cautiverio fue afirmar que era trasladada en un vehículo que no se podía abrir desde adentro.
Dicha versión fue desacreditada por los dichos de Alberto Correa (39), quien al momento del hecho era empleado de la misma arenera en la que trabajaba Lovera y propietario del auto que usaba el imputado. “Fue muy buen compañero en el tiempo que trabajamos juntos. Nunca tuvo problemas con nadie y en varias oportunidades le presté mi auto. Siempre le veía con esa chica, le pregunté si estaba de novio y me dijo que sí”, recordó.
Y agregó: “Noté cierto descuido como madre, porque ella estaba entretenida con su celular y la nena lloraba. Entonces Lovera dejó de hablar conmigo y le atendió a la nena. Me dolía porque soy padre de dos hijos y mi señora nunca hizo eso”.
Asimismo, descartó cualquier posibilidad de secuestro, ya que siempre observó que la mujer se movía con tranquilidad. “Yo por ahí estaba charlando con él y ella venía a la arenera y le traía la cena. Para mí, secuestrada es otra cosa”, opinó.
Tampoco nunca vio golpeadas a la madre ni a la hija. En cambio, afirmó que Lovera se preocupaba por la nena y compró una heladera nueva cuando se mudó con Aguirre.
Sobre las condiciones del auto que aún posee, indicó que siempre las trabas y manijas estuvieron en condiciones.

Replanteo defensivo

Para la fiscal existen elementos para afirmar que los acusados actuaron con alevosía, por ello el agravamiento de las penas solicitadas con respecto al requerimiento de elevación a juicio.
Tal como lo estipula el Código de Procedimiento Penal, el viernes los defensores de los imputados se acogieron a la prórroga que estipula un máximo de diez días para reformular los argumentos que exhibirán en sus respectivos alegatos. Atento a que el viernes 22 comienza la feria judicial de verano, el Tribunal Penal Uno reprogramó la continuidad del debate para el jueves 21, fecha que se ajusta a los tiempos de la citada prórroga. En consecuencia, ese día se escucharán los fundamentos de los defensores de Aguirre y Lovera, tras lo cual el Tribunal dará su veredicto.
“Vamos a tener que estudiar y trabajar mucho en cuanto a desvirtuar la calificación de alevosía en el caso de Lovera. Considero que ni siquiera se encuentra acreditada la autoría material del homicidio simple, y hasta puedo decir del homicidio, porque no se determinó de qué forma se cometió ni con qué se cometió ni el horario”, consideró Martín Moreira.
Asimismo, opinó que “se evaluó de manera incorrecta el informe de la autopsia. Está acreditado que Selene tenía un golpe anterior, como en el primer debate declararon los médicos y también en este, pero sorpresivamente el jueves se habló de un golpe que podría ser con un elemento contundente, con un caño o un martillo, y nos introdujo una nueva situación a la imputación que veníamos afrontando”.
Por su parte, Eduardo Paredes, codefensor de Aguirre, consideró que “todo esto es un absurdo, la acusación se basó en nada. Yo estimo mucho a la fiscal y nunca hago críticas personales, pero su alegato es nulo porque está basado en testimonios que en otro lugar serían excluidos. El primer problema que tiene este caso es que aún no pudieron describir cómo la mataron”.
“Todo el que tiene un hijo discapacitado sabe el esfuerzo que conlleva darle los medicamentos cada tres horas, por lo que si Victoria hubiese querido matar a la hija, sólo tenía que suspender los dos anticonvulsivos que tomaba”, especuló. Y agregó: “No se puede pedir perpetua con un par de chismes y los dichos de una curandera”.


DD.HH. a medias Las audiencias del segundo juicio por el homicidio de la pequeña Selene contaron con la presencia de integrantes de organizaciones de género que impulsan la absolución de Victoria Aguirre. En tanto, a diferencia del primer debate oral, en esta ocasión no se generaron incidentes.
De todas formas, por las redes sociales la fiscal Salguero viene siendo tildada como “misógina y machista”, acusaciones que ya padeció en junio pasado, cuando manos anónimas realizaron una repudiable pegatina en su contra.
En tanto, funcionarias del Ministerio de Derechos Humanos de la Provincia asisten como veedores al debate. Llamativamente, en todas las audiencias se las observó muy cercanas a la familia de Aguirre, como también a la imputada.
Al respecto, Gabriela Stefani, asesora jurídica del Ministerio de Derechos Humanos, evidencia una particular cercanía con Victoria Aguirre, a quien saluda con besos y abrazos en cada audiencia.
Como contrapartida, en ningún momento se acercó a la familia Lovera ni al propio imputado, lo que marca una clara parcialidad a favor de una de las partes.
“Es llamativa la actitud de las funcionarias de DD.HH., ya que dicen que actúan como veedores, pero con sus gestos demuestran un claro favoritismo hacia la imputada. Como representantes del ejecutivo deberían ser más cuidadosas y no evidenciar actitudes que puedan considerarse como interferencias entre poderes del estado”, reflexionó una fuente judicial.


Por Daniel Villamea
fojacero@elterritorio.com.ar