Las crecidas y pérdidas ponen en riesgo su fuente laboral

Lunes 30 de noviembre de 2015
A metros de la avenida De Las Américas, sector afectado. | Foto: Daniel Villamea
En el semblante de Adriano Vargas (33) se nota la decepción y la bronca. Tampoco le interesa disimular sus emociones, ya que las últimas inundaciones dilapidaron meses de trabajo en su humilde fábrica de muebles y afronta el difícil desafío de empezar de cero.
Su carpintería está ubicada sobre calle Mar del Plata 20, a metros de la avenida De Las Américas, uno de los sectores más afectados por las precipitaciones y la crecida de los arroyos del 10 de noviembre. Para colmo, el viernes se volvió a anegar la zona.
En diálogo con El Territorio, Vargas precisó que en últimos tres años su emprendimiento quedó cuatro veces bajo el agua, generando enormes pérdidas materiales.
Aseguró que junto a varios vecinos elevaron varias notas al municipio solicitando una mejor canalización del arroyo Mbotaby, que pasa cruzando su calle, aunque nunca obtuvieron respuestas favorables.
“Después de la crecida fue a la Municipalidad a pedir que hagan algo, porque así no se puede vivir, y me contestaron que ellos ya se van, que le pida al nuevo intendente. No es que quiera hablar mal de la gestión, pero hace cuatro año vengo pidiendo y nunca hicieron nada”, subrayó.
Según estimaciones, entre madera y herramientas de trabajo, la última crecida le ocasionó pérdidas por alrededor de 30 mil pesos.
Al respecto, indicó que “lo que se perdió en material es plata de los clientes porque trabajo con seña y ahora tengo que reponer de alguna manera. En cuanto a las herramientas de trabajo no son grandes maquinarias, pero para el que no tiene un peso en el bolsillo es mucho”.
Sobre las obras necesarias para evitar anegamientos o minimizar sus efectos, Vargas opinó que se debería ampliar el cauce del arroyo y mejoras los sistemas de desagote de la zona.
En tanto, reconoció que “después de la crecida del 1 de enero tuve que pedir un préstamo que todavía no terminé de pagar y ahora otra vez perdí todo. A veces es como que se te van un poco las fuerzas, pero eso es lo que no quiero perder”.
El carpintero trabaja con un empleado y cada uno es sostén de su familia, por lo que estos días ven muy complicada su situación financiera y les cuesta llevar el pan a la mesa, lamentó.