La Justicia llegó para la Tragedia del Paraná: Lezcano y Alfonso culpables

Sábado 20 de diciembre de 2014
Se podrá cronicar como día histórico, como la última batalla de una gesta, como el grito de gol del minuto 90 que permita besar una copa. Las metáforas sobran pero no alcanzarán a cubrir el silencio con que los familiares de las víctimas fatales de la Tragedia del Paraná oyeron ayer lo que durante cuatro años y once meses persiguieron con pasos cortos, profundos y valientes. Justicia.
El prefecto Jorge Antonio Lezcano y el organizador del 80º cruce Pacu Cuá-Posadas, Hugo “Tyson” Alfonso, fueron condenados como coautores del delito de “homicidio culposo calificado por la cantidad de víctimas”, a cuatro y tres años y medio de prisión, respectivamente.
El Tribunal Federal de Posadas, presidido por Norma Lampugnani y secundado por Lucrecia Badaró y Mario Hachiro Doi, necesitó de 38 días hasta llegar a una sentencia. La propia Lampugnani, antes de dar a conocer el veredicto, aclaró que fue fruto de un largo proceso de debate que necesitó de la responsabilidad de todas las partes: querellantes, fiscal, defensores y la colaboración de los secretarios del órgano judicial. “Un caso muy difícil”, resumió.
La jornada se inició con puntualidad a las 9 y como estaba previsto: ceder la palabra a los acusados y luego recluirse los miembros del Tribunal a que impere la sana crítica racional y se impregne en un fallo.
Dos horas y media duró el análisis de la condena, noventa minutos más de lo anunciado por Lampugnani. La mezcla de ansiedad y tensión se respiró en la sala de Félix de Azara casi Catamarca, donde esposas, madres, hijos, hermanos de la mayoría de los ocho fallecidos, ocuparon los asientos.
Jorge Lezcano aceptó tomar la palabra para lanzar golpes, tal vez de los similares a los boxeadores que en las tarjetas saben que están por perder, y antes del tañir de la campana del duodécimo round, tiran los clásicos ganchos, los galletazos para que el destino cruce el mentón del adversario: “Soy inocente y no deseo que nadie pase por los interminables días de un juicio como este en el que hubo una investigación muy pobre y en el que los únicos que aportamos algo de claridad fuimos yo y mi abogado (Juan Carlos Maggi). Lo demás fueron sólo testimonios”.
Buscó encender la bronca de las 40 personas que tenía detrás del banquillo de los acusados: “Los familiares buscan venganza, una condena por venganza. La querella ha pedido condenas ejemplificadoras y no existen las condenas ejemplificadoras, sino condenas justas”.
“Soy una persona que cumple acabadamente con mis funciones y he tenido que escuchar testimonios tendenciosos. Me solidarizo con Alfonso, porque tenía un grupo de personas alrededor, que le decían ‘vamos para adelante’ y luego lo fueron dejando solo. Y ahora él es como el enemigo de todos”.
También se arrogó acompañamiento popular, poseedor de un garante bajo la manga: “Me reconforta saber que la sociedad posadeña no acompañó el reclamo de este grupo de familiares. Lo sé porque la comunidad me lo dice en la calle. Ahora el Tribunal tiene las herramientas para parar esta locura y mostrar la verdad y no sancionar a inocentes. Y si no logro la absolución, seguiré apelando a las instancias nacionales superiores e internacionales, porque esto fue un accidente”.
Hugo Alfonso prefirió el silencio, y en el cuarto intermedio se acercó a varios de los abogados querellantes, inclusive el fiscal, para dialogar en tono amable. Algunas voces al finalizar el juicio remarcaron al respecto: “No se animó a pedir perdón, creyó que sería tarde”, pero masculló la manera de mostrarse en la vereda y en dirección contraria a Lezcano, aunque no lo generalizó.
A las 11.55 el Tribunal volvió al recinto para el último acto. La jueza Lampugnani leyó los cuatro puntos de la sentencia y los acusados, con las reservas planteadas para no ir a prisión (llegaron en libertad al debate) se retiraron rápidamente para evitar cualquier contacto con los medios de comunicación.
El cumplimiento de la pena en prisión quedará bajo el análisis de Cámara de Casación Penal y no se descarta que nuevas apelaciones lleguen a la Corte Suprema.
Lo que no se modificará es que al debate un grupo de misioneros con las fotos de Luis Saide, Víctor Sessa, Fernando Sole Mases, Sebastián Ruzecki, Nicolás Levequi, Eugenio León Seró, Manuel Leiva y Mauro Bacigalupi pegadas al pecho, ofrendó flores durante 58 días 16 a la virgen Stella Maris, marchó al Juzgado Federal para pedirle al juez Ramón Claudio Chávez que la causa no se diluya y se acostumbró a remarcar: “Justicia, justicia perseguirás”.

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“Ojalá esto sirva hacia adelante, sea un aporte a la comunidad”