La experiencia del ser por sobre lo efímero de lo material

Domingo 25 de febrero de 2018
Caer en la comparación por lo general puede significar una postura de que tal o cual cosa, persona, generación en este caso, es mejor o peor que la otra. Los millennials ponen por encima de cualquier posesión material (llámese casa, auto, terreno, trabajo estable) las experiencias personales, es decir, lo que les enriquezca el ser.
En algunos análisis se los llegó a denominar ‘los dueños de la nada’ justamente por la caracterización anterior. Esto bajo la mirada crítica de generaciones como la Baby Boomer o la X, actuales abuelos y padres de los millennials, que crecieron bajo tiempos de guerras y de dictaduras. Trabajo, estabilidad, matrimonio, la casa propia y el auto figuraron entre sus prioridades.
Los argumentos para sostener que las generaciones anteriores tienen rasgos más destacables que ésta seguramente serán numerosos, pero es necesario tener en cuenta los factores que influyen en esos traspasos sin caer en el prejuicio pero tampoco en la generalización.
Para ello, El Territorio consultó a Pablo Vain, doctor en Educación, docente e investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales y del Instituto de Estudios Sociales y Humanos, Unam-Conicet, para que dé su mirada sobre este grupo.
Esta generación contempla las edades de 18 a 35 años y todo traspaso de generación supone un cambio de valores ¿Cuáles son los que definirían a ésta?
Existe un peligro al querer unificar una generación, sin considerar las diferencias locales, regionales y socio-históricas, como también pretender que por pertenecer a una generación, en el sentido etario, es suficiente para que todos los sujetos se comporten igual. Por ejemplo, los estudios realizados en Estados Unidos afirman que los millennials son jóvenes que no han conocido un mundo sin internet, sin computadoras y sin teléfono celular; y que para ellos, la vida virtual es una extensión de la vida real. Y esto mismo puede pensarse para los centros urbanos de países como la Argentina. Sin embargo, en nuestra propia provincia, la falta de señal relativiza el uso de estas tecnologías y por lo tanto, la manera en la que estas impactan en los modos de ser y actuar.
La Generación X, los Baby Boomers tuvieron influencias sociales y políticas bien marcadas. ¿Cuáles son los factores que influyeron e influyen en esta generación?
Los Baby Boomers (nacidos entre 1945 y 1964) no se corresponden con la Generación X (nacidos entre 1965 y 1981). Una forma interesante para analizar algunos factores comunes de estas generaciones, es considerar los modos de producción característicos de los momentos históricos en los que se desarrollaron.
Los Baby Boomers, en los países centrales, han sido trabajadores en los niveles más desarrollados de la industrialización. Muchos de ellos, son hijos de familias de escasa instrucción, que veían en los estudios formales, un camino de ascenso social. En nuestras tierras el paradigma de ‘M’hijo el dotor’ es altamente representativo de los mandatos de esta generación, que se volvía desde empleado jerárquico a profesional liberal, gracias a los estudios. Y eso los condicionará a tener una fuerte relación con el trabajo, como fuente para la adquisición de bienes perdurables como la “casa propia.” Buscar la estabilidad laboral con contratos a largo plazo y jubilarse en las empresas era una meta que les garantizaba tranquilidad.
Durante la juventud y adultez de la Generación X, muchos de esos valores se ponen en entredicho. Los movimientos por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos, el Mayo Francés, el movimiento obrero estudiantil que termina en la matanza en la Tlatelolco en México, el Bogotazo y el nuestro país el Cordobazo, son expresiones de ese descontento de la Generación X en relación con una sociedad con escasas libertades y un conformismo dominante.
En América Latina, ese período histórico coincide con la instauración de dictaduras militares y gobiernos autoritarios, que marca la diferencia respecto a los países centrales.

Los millennials son una generación posdictadura con todo lo de escaso compromiso social y sentido colectivo que marca sus vidas.
Al ser un grupo que prioriza la experiencia por sobre poseer bienes materiales, primordiales para las generaciones pasadas... Hay quienes tienen una mirada prejuiciosa sobre ellos y los llama ‘los dueños de la nada’. ¿Qué piensa al respecto?
Los cambios en las matrices productivas, que van transformando la naturaleza del trabajo y el desarrollo exponencial de la especulación financiera generan incertidumbre y una fuerte sensación de inestabilidad. Muchos millennials han visto a sus padres, con importantes puestos de trabajo en el estado o en las empresas privadas, perder su empleo de un día para otro y con ello su status social. Y tener que desprenderse de importantes bienes materiales (casa, autos, etc.) para sobrevivir. Entonces perciben los bienes materiales como efímeros, que deben obtenerse y consumirse en la inmediatez. Y esta cuestión de lo efímero también se desplaza al trabajo, que ya no es el eje estructurante de la sociedad, como en la era industrial. 
La especulación financiera también contribuye a ese desplazamiento, hay una publicidad muy interesante al respecto. Se trata de un joven que trota a las “3 PM” y cuenta que puede hacerlo, porque invierte en un determinado banco, lo cual le permite dedicarse a una actividad placentera en lugar de trabajar.
Creo que no tiene sentido comparar generaciones, sin intentar interpretar las condiciones socio-históricas que producen ciertos valores,

Esta generación tiene más acceso a información y a elegir lo que quiere leer, consumir, aprender y hasta son especialistas en ciertos temas ¿Cómo repercute esto en la educación formal? ¿Cuál es el desafío de los docentes actualmente? 
El acceso a la información no garantiza un buen aprovechamiento de la misma. No es suficiente tener información, hay que saber interpretarla, contextualizarla, relacionarla con otra, leer entre líneas. Y una característica de la información que circula a través de la tecnología es, que es mayoritariamente reducida y superficial. Con los 280 caracteres de Twitter no se puede tratar en profundidad un problema. Y es escasa la cantidad de gente que lee un texto extenso en Facebook. Los jóvenes de hoy, tienden a consumir esas formas limitadas de información y eso reduce sus posibilidades para desarrollar un pensamiento reflexivo y crítico. No toda la educación formal apunta a este tipo de pensamiento, en las escuelas e incluso en la universidad, el pensamiento mecánico y repetitivo, en muchos casos resulta exitoso para aprobar. Pero cuando las propuestas educativas se orientan a generar pensamiento reflexivo y crítico, el “pensamiento Twitter” no sirve. 
El desafío de los docentes es imaginar formas de articular ese pensamiento inmediato, lineal, sintético y superficial con el pensamiento profundo, analítico, crítico y reflexivo. No se trata de combatir las formas de pensar de los jóvenes, sino intentar integrarlas con otras formas de pensamiento más complejo. Hay que construir puentes. 

Por María Elena Hipólito
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