La desaparición de dos nenas apunta a una red de trata en Itaembé Miní

Sábado 2 de agosto de 2014
Peligroso. | Los vecinos aseguran que siguen captando a chicas menores a la salida de las instituciones educativas. | Foto: Facundo Correa
La desaparición de dos menores de 12 y 14 años del barrio Esperanza en Itaembé Miní ha reavivado las sospechas sobre una supuesta red de trata que capta nenas menores de edad para luego explotarlas sexualmente.
No es un tema nuevo. El Territorio lo contó en un informe publicado a mediados del año pasado y en esta oportunidad, el flagelo de la prostitución infantil volvió a instalarse en la zona, con los mismos actores en la mira de los vecinos.
La historia de B. (12) y D. (14) es muy similar al de otras nenas. El martes salieron de sus casas con destino a un mercado distante a menos de dos cuadras y desde entonces nadie más la vio.
El paradero de ambas fue un misterio hasta la mañana de ayer, cuando una vecina las encontró en la costanera posadeña, golpeadas, con muchas marcas en sus cuerpos y las ropas ajadas, clara señal de que algo pasó.
De sus propios testimonios se desprende que estuvieron retenidas por tres personas desconocidas, e incluso uno de ellos tenía un arma con el que las amenazaba. Recuerdan que durmieron en un sitio ubicado en la zona de El Brete y no comieron en los tres días que estuvieron fuera de sus casas.
El caso fue derivado a la división Trata de Personas de la Policía, cuyos integrantes revisaron a las niñas, constatando lesiones fuertes en la mayor y menores en la más chica. No se pudo confirmar si han sido víctimas de abuso sexual, pero serán sometidas a estudios más complejos.
Previo al hallazgo, familiares y amigos de las chicas recorrieron varios barrios de la ciudad en busca de algún dato que los dirija hacia donde estaban y tanto movimiento derivó en un allanamiento en el barrio Terrazas, donde no hallaron indicios de las menores.

“Las amenazaban con un arma”
Para las familias de ambas chicas está claro que estuvieron retenidas en contra de su voluntad, pero tienen dudas en cuanto a si fueron captadas en el barrio o si las interceptaron en otra circunstancia o lejos de esa zona.
La madre de la nena más chica contó que ésta le dejó una esquela contando su decisión de irse de la casa, argumentando supuestos maltratos; por eso sospechan que abandonó el barrio junto con la otra chica que había salido para comprar yerba en un mercado.
Cómo fueron a parar al lugar donde estuvieron las 72 horas, cómo fueron producidas las lesiones en sus cuerpos y si fueron drogadas o violadas, es materia de investigación. Por ahora las chicas están nuevamente en sus casas, al cuidado de sus padres.
Marta, la mamá de D., dijo que su hija no le supo explicar cómo llegaron a la costanera y más allá de eso, notó que “tiene raspones en las piernas, en la cara y chupones en el cuello y otras partes del cuerpo”.
“Cuando la encontramos no podía caminar, le dolía todo y según me contó, uno de los tres tipos que estaban con ellas las amenazó con un arma. Ella no está bien, algo le hicieron y el tema es saber qué y quién, por eso pido a la Policía que investiguen”, añadió.
Por su parte, Felipa, la mamá de B., reconoció que su hija anticipó que se iría de la casa “pero a su vez, camina mal, está distinta y sospecho que la drogaron, ella me dijo que le dieron pastillas y le apuntaban con un arma”.
“Supuestamente, fue el que le hizo chupones en el cuello a las dos y no sabemos si hubo abuso o le hizo algo más”, dijo y, al igual que la otra madre, se quejó por la “revisación por arriba” a las nenas de parte de los médicos policiales: “Nos dijeron que las bañemos y las llevemos al hospital, pero así se borran muchas marcas”, coinciden.


El antecedente de El Negrito
Posadas. La historia se repite. El Territorio contó la preocupación de un grupo de madres del barrio Esperanza por la prostitución infantil y la droga que circula por el asentamiento.
Son familias numerosas y humildes, con hijas e hijos preadolescentes o adolescentes que están en la mira de una red de trata de personas que se mueve en el barrio, con reclutadoras que tienen 15 y 16 años y son manejadas por un hombre mayor con antecedentes penales.
Las captan mediante promesas de buen pasar económico, regalos costosos y el pago de la fiesta de 15 años, sueño de toda niña. Detrás de todo está Negrito, el conocido delincuente de la zona.
Negrito M. sería quien lidera la banda y se encarga de mantener a las jóvenes reclutadoras. Tiene un local de juegos de pool en el barrio Belén -pegado a Esperanza- que fue clausurado por el municipio  por no tener habilitación y expender bebidas alcohólicas a menores; pero estaría trabajando otra vez.
Estuvo detenido tras la denuncia de El Territorio, pero a los pocos días recuperó la libertad. Se mueve en un auto de alta gama y tiene una de las casas más lindas y completas del barrio Belén. Hace un año abrió otro pool en la zona de Santa Inés, donde también se vendería droga y habría prostitución infantil.
“Seguimos estando a merced de este sujeto, que jamás dejó de reclutar a las nenas”, dijo una madre, y agregó: “Queremos que dejen de desaparecer las nenas, pedimos que las autoridades actúen”.