La decisión de salir de la UE causó un terremoto en la política británica

Lunes 27 de junio de 2016

El terremoto causado por el Brexit impactó de lleno ayer en la política británica, con demandas renovadas de independencia desde Escocia y el estallido de una revuelta contra el líder opositor laborista Jeremy Corbyn.
En el plano diplomático, el secretario de Estado estadounidense John Kerry estará hoy en Buselas y Londres para abordar las repercusiones del Brexit.
"El Reino Unido por el que Escocia votó en 2014 ya no existe", sentenció Nicola Sturgeon, jefa del gobierno regional escocés, en una entrevista con la BBC.

Hace dos años Escocia votó por quedarse en el Reino Unido, en un referéndum de independencia negociado con Londres que pareció resolver la cuestión.Pero ahora un 62% de los escoceses se pronunció por la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE), sin lograr inclinar la balanza, pues el Brexit (salida) se impuso en el referéndum nacional.
Eso hace "muy probable" una segunda consulta sobre la independencia, añadió Sturgeon, coincidiendo con la publicación de una encuesta que daba un 52% de apoyo a la secesión entre los escoceses.
Sturgeon insistió en que está dispuesta a conversar directamente con Bruselas y otros Estados miembros de la UE para "proteger el lugar de Escocia" en el bloque europeo.
En Irlanda del Norte, donde también ganaron los partidarios de la UE con un 56% de los votos, el líder unionista Ian Paisley Jr. sugirió a sus seguidores hacerse con el pasaporte irlandés.
Su padre Ian, feroz líder probritánico durante los peores años del conflicto del Ulster, se habrá retorcido en la tumba. "Mi consejo es que, si tienes derecho a un segundo pasaporte, lo consigas", dijo Paisley, diputado en Londres.
Más de 3 millones de personas han firmado una petición que reclama un segundo referéndum sobre la pertenencia en la UE, antes de que el Parlamento se reúna hoy por primera vez desde la vertiginosa secuencia de la semana pasada, que empezó con la victoria del Brexit y terminó con la renuncia del primer ministro conservador David Cameron, que se hará efectiva en octubre.
El Partido Conservador tendrá que elegir nuevo líder y primer ministro, y algunos sectores ya maniobraban para apartar de la carrera a Boris Johnson, líder de la campaña del Brexit, en una operación que la prensa bautizó como "Cualquiera, menos Boris".
"Boris tiene que demostrar que además de buen político es buen estadista", dijo el diputado conservador Malcom Rifkind, que estuvo en los gabinetes de Margaret Thatcher y John Major.
En el campo de la oposición, el Partido Laborista fue sacudido ayer por una rebelión contra su líder Jeremy Corbin, que provocó nueve dimisiones.
La crisis estalló después de que Corbyn, a quien se le reprocha un débil compromiso en la campaña contra el Brexit, cesara al portavoz de Relaciones Exteriores del partido, Hilary Benn, quien buscaba apoyos a una moción de censura presentada por dos diputadas, que se debatirá el lunes.
"Ha quedado ya muy claro que hay una preocupación muy extendida entre los diputados laboristas sobre el liderazgo de Jeremy Corbyn", dijo Benn en un comunicado.



Empresas de EE.UU. están preocupadas y piden claridad
Washington. Después del shock del Brexit, las grandes empresas estadounidenses se esfuerzan en no ceder al pánico pero reclaman claridad sobre el futuro del mercado británico, que ha sido tradicionalmente su puerta de entrada al continente europeo.
Desde cadenas de ropa hasta fabricantes de automóviles, los grandes emblemas del Corporate USA se apoyaron durante largo tiempo en el Reino Unido, atraídos por una fiscalidad ventajosa, una lengua y una cultura comunes, pero también por un acceso al mercado único europeo y a sus cientos de millones de consumidores.
"Las inversiones estadounidenses en Gran Bretaña suman más de 500.000 millones de dólares y muchas de ellas se produjeron para llegar a los consumidores británicos pero también a aquéllos del continente europeo", afirma Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Con 56.100 millones de dólares de exportaciones en 2015, el Reino Unido es el principal destino de mercancías estadounidenses en el seno de la Unión Europea. El sector de servicios, sobre todo el financiero, está igualmente presente en la City de Londres, donde Wall Street emplea a decenas de miles de personas.
Sin sorpresa, muchos grandes nombres de la industria tomaron partido por la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.
Varias grandes empresas estadounidenses evitan cualquier juicio precipitado pero expresan con firmeza su deseo de saber más sobre la nueva relación económica que el Reino Unido debe establecer de ahora en adelante con sus exsocios de la UE.
"El Reino Unido es un elemento central de nuestra cadena de producción europea y exhortamos a todas las partes a encontrar un acuerdo que despeje rápidamente la incertidumbre y permita al Reino Unido mantener un acceso pleno y entero al mercado único europeo", afirma Mark Dorsett, director en el Reino Unido del gigante de la construcción Caterpillar.
El fabricante de automóviles Ford, que emplea 14.000 personas en el Reino Unido y genera allí cerca de un quinto de su volumen de negocios, espera que siga siendo así pero no excluye un cambio estratégico en caso contrario. "Ford tomará todas las medidas necesarias para asegurarse de que sus actividades europeas continúen siendo competitivas y se mantengan en una trayectoria de rentabilidad duradera", indica su portavoz, John Gardiner.