Unas 100 mil personas, según la Policía, se manifestaban ayer en Atenas (80. mil) y Salónica (20 mil) contra el nuevo plan de ajuste dictado por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que será votado por el parlamento heleno, para evitar la “quiebra” del país.
En la capital, seis personas resultaron heridas y fueron hospitalizadas durante enfrentamientos entre fuerzas antidisturbios y grupos de jóvenes en calles adyacentes a la plaza Sintagma, frente al parlamento, según fuentes del Ministerio de Salud.
Los incidentes estallaron cuando un grupo de manifestantes ejerció presión para romper el cordón policial dispuesto en torno a la Asamblea Nacional, y la Policía replicó de inmediato lanzando gases lacrimógenos.
Responsabilidad histórica
En el interior del Parlamento, custodiado desde el exterior por unos tres mil policías, el debate político se desarrollaba con incidentes frecuentes entre las filas gubernamentales y las de la oposición de izquierdas.
El portavoz del grupo socialista, Christos Protoppapas, había reclamado “la mayor cantidad de ‘sí’ posibles” para “lanzar a Europa el mensaje” de que “los griegos están en condiciones” de obrar por el rescate del país. “Antes de domingo por la noche, el Parlamento debe haber adoptado” el nuevo programa de austeridad dictado por la UE y el FMI, afirmó por su lado el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, al inicio del debate. “Si esto no ocurre, el país quebrará”, amenazó.
El Parlamento, donde el ejecutivo de coalición socialista y conservadora dispone en principio de una mayoría de 236 votos sobre 300, deberá asumir una “responsabilidad histórica” expresó el primer ministro, Lucas Papademos -en conferencia de prensa- advirtiendo la necesidad de la medida.
El nuevo ajuste prevé la reducción del 22% del salario mínimo, que se queda en 586 euros bruto sobre 14 meses, la supresión en el año de 15 mil empleos públicos y recortes en algunas jubilaciones.