Incautaron teléfonos celulares entre los cuales podría estar el de Achingo

Miércoles 28 de junio de 2017

La investigación por el homicidio del sindicalista mercantil posadeño Pablo Sabino Achingo (58) sigue sumando elementos al expediente.
En un allanamiento realizado en una propiedad de la chacra 76 -el lunes a la noche- incautaron varios teléfonos celulares presuntamente robados y, entre los cuales, se sospecha que podría estar el que utilizaba la víctima.
Ese aparato de comunicación (marca Samsung, modelo J7) nunca fue encontrado pese a las diversas requisas que se hicieron posterior al crimen. Se llegó a sospechar que los asesinos lo habían quemado junto con el Renault Fluence del sindicalista pero los peritos que trabajaron en lo que quedó del auto no hallaron ni siquiera vestigios de mismo.

Por eso, para los investigadores, el celular seguía siendo un objetivo a encontrar y el panorama se aclaró bastante en las últimas horas, a instancias de un testigo que apuntó en su testimonio la casa de la abuela de los hermanos Elio (28) y Marcelo O. (30), quienes aparecen como cabecillas de una banda dedicada a cometer robos en complicidad con trabajadoras sexuales y en esta causa los sindicaron como autores materiales del homicidio.
Está situada detrás del terreno de la madre de ambos (sobre avenida Santa Cruz casi San Martín) que tres días después del crimen fue allanado y, en base a los vestigios de sangre que se detectaron con la pericia de luminol, suponen que en una de las habitaciones dejaron al sindicalista al borde de la muerte previo a desechar su cuerpo.
Con el dato de que los sospechosos utilizarían esa propiedad como aguantadero, el titular del Juzgado de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo, ordenó el allanamiento que se concretó de forma paralela por la Dirección Homicidios de la Policía de Misiones y la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic).

No estaba errado
El testigo no estaba errado. Entre los teléfonos celulares que estaban en distintos sectores, llamó la atención uno en particular, que coincidía plenamente con el modelo y las características del que tenía en su poder Achingo cuando lo mataron.
No es seguro que lo sea, pero las coincidencias son reales por lo que el aparato se unió a la media docena que les fueron incautados a los cinco detenidos por el crimen. La Saic estará a cargo del peritaje para determinar si existen relaciones concretas.
Fuentes ligadas a la pesquisa contaron que una primera tanda de informes solicitados a una empresa de telefonía celular ya fue remitida pero esperan otras de otra empresa que presta servicios en el país, que no fueron entregadas. Cuando toda la información esté en manos de los investigadores, se podría comenzar a armar el itinerario que hizo el sindicalista anterior y posterior a su asesinato, como también con qué personas estuvo en contacto.
Por otro lado, tal como informó El Territorio, la labor de los peritos se centra en el análisis de los registros de las cámaras de seguridad instaladas en la ciudad mencionadas como clave para corroborar las coartadas de cada uno de los detenidos, como así también los últimos momentos con vida de Achingo en su recorrido por la ciudad.
Varias horas de material fílmico (la mayoría de propiedades privadas) están siendo analizadas y podría contribuir a la reconstrucción del hecho.

Pericias de ADN

Los peritos que trabajaron a la par de los investigadores para resolver el homicidio del conocido sindicalista hallaron vestigios de sangre en la casa de la mamá de los principales sospechosos (los hermanos Elio y Marcelo) en el asiento trasero del Citröen C4 con el que se cree trasportaron el cuerpo moribundo para desecharlo en la chacra 130 y en un garrote (utilizado para verificar la presión de los neumáticos de los autos) con el que se cree lo golpearon hasta dejarlo al borde de la muerte.
Extrajeron muestras de todo para que los genetistas se ocupen de cotejarla con el ADN de Achingo, confirmando si pertenece a él o no. Es lo que todavía se espera para terminar de cerrar el círculo en torno a los sospechosos que por el momento siguen privados de su libertad.
Más allá de los hermanos, que son conocidos en el mundillo delincuencial posadeño, la trabajadora sexual Camila L. (20) aparece en el expediente como entregadora del gremialista, en tanto que Pedro R. (28) y Jonathan H. (25) están acusados de tener algún grado de participación en la violenta trama.
En la instancia indagatoria se despegaron del crimen, pero los resultados genéticos que llegarían en los próximos días podrían vincularlos.